El pasado 28 de marzo se decretó la “gripalización” del COVID-19 en Castilla-La Mancha. Así lo definió la directora gerente del SESCAM, Regina Leal, al conocerse el nuevo protocolo de las cuarentenas y también el fin del uso obligatorio de mascarillas en los interiores. Leal señalaba entonces que el Gobierno regional esperaba que se aliviase la presión que ha sufrido el sistema sanitario, en especial la atención primaria.
Lo que también cambió desde entonces fue el sistema publicación de datos, que hasta entonces era diario y pasó a ser semanal. Y también dejó de comunicarse de toda la población, y se comenzaron a comunicar sólo los casos de personas mayores de 60 años. Pasó el pasado 12 de abril. El 8 de abril, la región registró el número más bajo de personas hospitalizadas en seis meses, desde noviembre de 2021. Ahora, los contagios se comunican sólo una vez a la semana al igual que los fallecimientos; eso sí, los datos de hospitalización se comunican dos veces por semana.
Los últimos datos del Ministerio de Sanidad señalan que la incidencia acumulada de los últimos 14 días en la región ha bajado de los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes, llegando este pasado 25 de mayo a 967,58. Esto concuerda también con el cambio de tendencia que se observa en las últimas semanas en la hospitalización en Castilla-La Mancha. Sin embargo, en la región se ha registrado un total de 159 muertes desde el pasado 29 de marzo, y el número acumulado de contagios supera los 13.000 en los últimos meses. Y sólo se refiere a las personas mayores de 60 años.
La incidencia ha caído en general, pero entre las personas mayores de 80 años se mantiene por encima de los 1.200 casos por cada 100.000 habitantes y entre las personas de más de 70 años, es de 1076 casos por cada 100.000 personas. En cualquier caso, la tendencia es a la baja, de manera bastante marcada.