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Un bar de Cuenca ofreció copas gratis a cambio de besos a las mujeres

En la fiesta 'Yo sólo quiero un beso' del bar Líate, la oferta para las chicas eran copas gratis, pero siempre, si besaban a quien la organización del bar les dijese. Así lo publicitó el local en un alegre cartel y así lo denunció también el colectivo feminista Comando Violeta de Cuenca, que tachó tanto la publicidad como la fiesta organizada como algo “reprobable y discriminatorio”.

Señalaban así que era una fiesta en la que las mujeres tienen un trato “supuestamente” preferente pero que, “por el contrario”, se usa su cuerpo a cambio de ello. En conclusión, afirmaban, se trata de un “claro ejemplo de cosificación y sexualización de la mujer”, a lo que añadían que se trataba de un “reclamo” de los hombres, al no tratarse de un evento bidireccional sino que limitado a las mujeres.

El comando también ha criticado que se trata de un tipo de eventos que están “normalizados” y que se permiten “bajo la excusa del falso consentimiento de 'nadie te obliga'” pero que se “oculta” que se está considerando un género como “mercancía del otro”. Además, afirman que el evento incumple el artículo 3.a) de la Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad.

En dicha legislación, apuntan, se califica como publicidad ilícita a aquellos anuncios que presenten a “las mujeres de forma vejatoria o discriminatoria, bien utilizando particular y directamente su cuerpo o partes del mismo como mero objeto desvinculando del producto que se pretende promocionar, bien su imagen asociada a comportamientos estereotipados”. Es por eso que presentaron una queja al Observatorio de la Imagen de las Mujeres del Instituto de la Mujer.

Por otra parte, pedían a la organización del evento, que se cancelase o se modificase por uno en el que los cuerpos de mujeres y hombres “no fuesen un objeto con el cual aumentar ventas y asistencia”. También, instaban a los conquenses a no asistir al evento “ni otros en los que se use al cuerpo de la mujer como reclamo de los hombres”. La respuesta del bar, por otra parte, fue que no tenían “mucho más que decir” respecto a las acusaciones. “Nos duele en el alma que se nos tache de lo que no somos”, concluían.