Más de 140 años han pasado desde que el tren llegó por primera vez a la ciudad de Cuenca desde Aranjuez. Casi siglo y medio de historia en el que una sola línea de ferrocarril sirvió para vertebrar, dar vida y dinamizar una zona yerma entre las provincias de Toledo, Cuenca y València, cuando los grandes desplazamientos eran casi una cuestión de ciencia ficción, salvo para las clases sociales más altas.
Este 19 de julio llegará a Cuenca el último tren de este tramo ferroviario. El denominado Plan X Cuenca del Ministerio de Fomento, avalado por la Diputación provincial y el Ayuntamiento de Cuenca (todos gobernados por el PSOE), lo elimina, y sustituye su recorrido por diferentes líneas de autobuses ASTRA y por complementos en el AVE Madrid-Cuenca o Cuenca-Albacete. Esta decisión se ha tomado con el rechazo social de otras formaciones políticas, sindicatos y colectivos o asociaciones ciudadanas, que ahora se plantean llevar a esta cuestión a los tribunales. Consideran que hará que la provincia de Cuenca pierda “aún más” servicios en beneficio de otras como Albacete o Toledo.
Según la información recopilada por la Federación Castellanomanchega de Amigos del Ferrocarril, en 1883, en plena Restauración, la Compañía del Ferrocarril de Aranjuez a Cuenca se encargó de abrir esta línea. Se había constituido por escrituras en 1867 para construir y explotar la concesión otorgada para ese tramo y fue autorizada por Real Decreto. Solo un año después de abrirse la línea, la empresa cambió su denominación para iniciar posteriormente el tramo hasta Alicante.
Durante el periodo hasta 1941 el tren permitió el desarrollo de ese corredor coincidiendo con la revolución industrial y la creación de miles de puestos de trabajo. La gestión siguió siendo la misma durante los últimos coletazos del reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera, la llegada de la Primera República y la Guerra Civil. Ya con la dictadura franquista, se creó la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe) que pasó a gestionar también este trazado para explotarlos en régimen de empresa industrial. En 1942 también se amplió el tramo desde Enguídanos (Cuenca) hasta Utiel (València).
De la gestión de Adif a su cierre
El último cambio de la línea Madrid-Cuenca-Utiel se llevó a cabo en 2005, cuando pasó a formar parte del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) en virtud de la Ley del Sector Ferroviario de 2003. Este hecho supuso la ruptura de la unidad de explotación tren-infraestructura que había imperado en España desde 1941, con la separación orgánica y funcional de las actividades de administración de la infraestructura y de explotación de los servicios de transporte.
Durante su casi siglo y medio de historia, se ampliaron las paradas en los pueblos por los que transcurría la vía, llegando a vertebrar buena parte de la provincia de Toledo, pero sobre todo de Cuenca. En territorio toledano, desde Ontígola hasta Ocaña, Noblejas, Villarrubia de Santiago y Santa Cruz de la Zarza, mientras que en Cuenca, la red supuso la conexión de más de una treintena de pueblos, desde zonas más pobladas como la comarca de Tarancón hasta otras más despobladas como Cardenete y Mira. En total, 353 kilómetros de vía, de los cuales 237 transcurren por Castilla-La Mancha, con una treintena de puentes y otros tantos túneles en todo su tramo.
Con la llegada del AVE a Cuenca en 2010, las campanas del fin del tren convencional comenzaron a sonar. Pero la Alta Velocidad no contemplaba la comunicación entre las decenas de pueblos que sí incluía el trazado convencional, por lo que también comenzaron a surgir las voces en defensa del ferrocarril tradicional.
Algunas de ellas, como en otros puntos de Castilla-La Mancha, también recordaban las líneas iniciadas, muchas también en el siglo XIX, pero que nunca se ejecutaron o se paralizaron ‘sine die’, como la de Socuéllamos a Ciudad Real, la de Alcázar de San Juan a Quintanar de la Orden, la de la Talavera de la Reina a Villanueva de la Serena, o la de Puertollano a Marmolejo, entre otras.
Ahora, los tribunales
Nada más presentarse el Plan X Cuenca del Ministerio, arreciaron las protestas, un rechazo social que llega hasta hoy mismo y que “no termina”. Así lo manifiesta la Asociación Pueblos con Tren, que ha anunciado llevará a los tribunales el cierre de esta línea. En total, son diez los ayuntamientos de la provincia de Cuenca los que recurrirán ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo por la vía de lo contencioso-administrativo, según ha detallado Las Noticias de Cuenca. Con este recurso, Huete, Arguisuelas, Castillejo del Romeral, Vellisca, Carboneras de Guadazaón, Camporrobles, Víllora, Yémeda, Cañada del Hoyo y Santa Cruz de la Zarza pretenden denunciar “incumplimientos en el proceso de cierre”.
Por el momento, están trabajando en las acciones administrativas previas a la presentación de estas acciones judiciales que “en breve” serán una realidad ante el Tribunal Supremo. Además, los diez consistorios implicados han presentado una solicitud al Ministerio de Cultura y Deportes para declarar la línea como un Bien de Interés Cultural por su “gran patrimonio cultural y paisajístico”.
La lucha continúa también en la calle. Este mismo martes, día 19, se ha convocado en la estación conquense una manifestación a las 19.00 horas coincidiendo con la llegada del último tren a la estación. “El Gobierno central no ha tenido en cuenta a los municipios, y están decidiendo negativamente sobre el futuro de la provincia de Cuenca”, afirma Pueblos con Tren. Del mismo modo, ha subrayado que 11 de los municipios afectados presentaron alegaciones al cierre de la línea “que no han sido contestadas” y también han mostrado su disgusto “por no haberse incoado el expediente que también se presentó para declarar BIC la línea”.
Por último, han puesto de manifiesto que su defensa de la línea de tren convencional la han llevado a diversos organismos, como las Cortes Generales o el Parlamento Europeo, “y han contado con el apoyo de todos los partidos políticos a excepción del PSOE, que se ha quedado solo”.