Aquella mañana del 17 de abril de 1996, los arqueólogos miraron hacia la zona excavada por los operarios y vieron algo parecido a “un rostro”; bajaron los dos metros de desnivel y ante ellos surgió un excepcional Hércules en bronce: han pasado 27 años desde que la escultura apareció para corroborar la importancia que tuvo Caesarobriga (Talavera) en la Hispania romana.
César Pacheco era uno de los dos arqueólogos (junto a Alberto Moraleda) que trabajaban en un sondeo de la calle San Clemente de Talavera de la Reina aquel día. “Me sentí muy satisfecho, sobre todo porque veía que podía aportar a Talavera un nombre, situar a Talavera en el mapa de la Hispania romana. Era una evidencia de la vitalidad social, religiosa y política que habría tenido la ciudad romana Caesarobriga”, rememora a la Agencia EFE en una entrevista.
Después de años fuera de Talavera, el Hércules regresó en diciembre como figura central de la exposición 'Hércules en Talavera', abierta hasta junio en el Museo de Cerámica Ruiz de Luna y comisariada por Gema Alonso.
Aquella escultura de Hércules, del siglo II, es excepcional porque apenas hay tres ejemplos más en España de esa tipología: de bronce, mide 54 centímetros, pesa nueve kilos y medios, y reproduce el modelo clásico griego de Lisipo.
Hércules es el héroe más popular de la mitología clásica y su culto en la Península Ibérica se remonta a los primeros contactos con el mundo Mediterráneo, como continuidad del culto al dios fenicio Melqart.
Pero más allá de su descripción, la escultura y la pierna de tamaño natural hallada a su lado (también de bronce) constataron, arqueológicamente, la importancia en Hispania de Caesarobriga, como ya se había intuido ante el elevado número de epigrafía localizada: es la segunda ciudad de Castilla-La Mancha con más epigrafía romana.
Hay varias explicaciones para situar el culto a Hércules en Caesarobriga: podía ser una deidad para los viajeros, como se hacía en otros sitios del Imperio, y estar enfocado a los militares, ya que está atestiguado que en la ciudad había soldados en activo y veteranos retirados; pero también podía estar ligado a las termas romanas que estaban muy cerca del terreno donde se localizó.
Lo que está claro es que una escultura de estas dimensiones alude a un culto público (no es una pequeña pieza para un oratorio doméstico) en un momento del Imperio anterior a la implantación del Cristianismo (en el siglo IV con el emperador Constantino).
Al localizarlo en un revuelto de tierra las sospechas se inclinan a que tanto el Hércules como la pierna se habían depositado ahí para una posterior fundición y reutilización, como ha sido habitual a lo largo de la historia: fundir objetos de bronce para hacer nuevas piezas.
Pacheco ha explicado que ha sido “de relevancia máxima” encontrar a Hércules en aquellos años noventa porque hasta ese momento muchos especialistas que estudiaban la España romana no la tenían “en el mapa de Hispania”.
Ahora sabemos que en Caesarobriga vivían unas 6.000 personas, había casas (domus) decoradas con estucos y pinturas y dotadas con infraestructuras hidráulicas, y contaba con un complejo termal con un área calefactada, recintos destinados al culto religioso y una muralla tardorromana.
Además, tenía la ventaja de su ubicación estratégica en el valle del Tajo, en el límite oriental de las provincias de Lusitania y Carthaginensis, y estaba bien comunicada con Toletum y Emérita Augusta. Caesarobriga tuvo la categoría de municipium, con lo que sus habitantes podían considerarse ciudadanos romanos, y acuñó moneda propia.
Aquel momento del miércoles 17 de abril de 1996
César Pacheco y Alberto Moraleda estaban en un momento “aburrido” de la mañana. Los operarios estaban excavando y se encontraban, aproximadamente, al nivel arqueológico del siglo IV, en una estancia delimitada por muros y relleno de tierra.
“En un momento dado miramos hacia abajo y vimos algo que parecía un rostro, una cara. Bajamos al sondeo, que estaba a unos dos metros de la superficie, limpiamos y nos dimos cuenta de que, efectivamente, era una escultura, y cuando la vimos completa vimos que era un Hércules”, ha rememorado Pacheco.
Fueron a buscar una cámara de vídeo para grabar el hallazgo (las imágenes también se reproducen en la exposición ‘Hércules en Talavera’), limpiaron la zona y muy cerca, a menos de 20 centímetros, encontraron un fragmento de pierna izquierda con pie (de rodilla hacia abajo) calzada con sandalia, también de bronce.
Esta pierna, de tamaño natural y posiblemente de una escultura femenina, está en proceso de restauración y limpieza en el Museo Ruiz de Luna de Talavera.
“Primero fue expectación pero también perplejidad, porque no te esperas encontrar una escultura de este calibre. Sabíamos que había un potencial romano importante pero no esperábamos encontrar una escultura y menos de bronce. Fue una alegría. Yo estuve bromeando un montón”, ha señalado con una amplia sonrisa.
El arqueólogo, escritor y director de cine César Pacheco (Talavera, 1964) es una persona conocida por su compromiso cultural con su ciudad. Este próximo miércoles impartirá una conferencia en el Museo sobre la historia de la investigación arqueológica romana en Talavera, dentro del ciclo organizado con la exposición ‘Hércules en Talavera. El retorno de un héroe'.