Valdepeñas celebra este fin de semana la III Semana de la Arqueología con la que se pretende abrir una ventana desde la que observar la vida diaria de arqueólogos, así como conocer los resultados de actuaciones recientes y aumentar la conciencia colectiva sobre la relevancia de esta ciencia en el mundo moderno.
La iniciativa que impulsa el Gobierno regional, que se celebra del 23 al 31 de julio en todos los yacimientos visitables de Castilla-La Mancha, ha llegado también al Cerro de las Cabezas de Valdepeñas, con una serie de visitas guiadas programadas.
Coincidiendo con el Día Internacional de la Arqueología, la teniente de alcalde de Cultura, Vanessa Irla, ha señalado que “el objetivo es dar visibilidad al trabajo que diariamente realizan las personas que llevan a cabo excavaciones, investigaciones y labores de conservación y difusión en el yacimiento del Cerro de las Cabezas, para conocer así los últimos resultados de las actuaciones recientes y aumentar así la conciencia colectiva de la importancia que tiene la arqueología en nuestra sociedad”.
El yacimiento íbero Cerro de las Cabezas ofrecerá visitas guiadas en su yacimiento y centro de interpretación los días 29, 30 y 31 de julio en horario de 10.30 a 12.00 horas. Las inscripciones se pueden realizar en la web de Cultura de Castilla-la Mancha.
Irla ha recordado que en este Día de la Arqueología que el yacimiento íbero Cerro de las Cabezas será declarado, por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, como séptimo parque arqueológico de la región, “por lo que contará con toda la difusión junto con el resto de parques, y toda esa difusión supondrá, sin lugar a dudas, un revulsivo económico para la localidad”.
Con la próxima incorporación del Cerro de las Cabezas, la Red de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha contará con siete parques, formando parte de la misma Recópolis, Alarcos, Carranque, El Tolmo de Minateda, Segóbriga y Libisosa.
Íbero puro
El Cerro de las Cabezas de Valdepeñas presenta una secuencia cronológica que abarca desde el siglo VII a. de C. (Bronce final) hasta el siglo III a. de C. y es un punto de referencia en la cultura ibérica, por la monumentalidad de sus sistemas defensivos, la excelente conservación de sus restos y por ser una de las pocas ciudades ibéricas conservadas en su integridad en la Península.
El yacimiento fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Zona Arqueológica el 21 de abril de 1998. Es un referente dentro de la arqueología del mundo ibérico peninsular, y es, en la actualidad, el espacio que está aportando todos los datos sobre urbanismo y sistemas defensivos de los siglos V-III a.C.
Como restos más destacados, se encuentran dos santuarios, uno de entrada, de clara influencia del mundo fenicio y púnico, y otro de connotaciones indoeuropeas; varios almacenes comunitarios, hornos de pan y alfareros; y un sistema defensivo con una extensión de 1.600 metros lineales, torres y bastiones cada 35 metros.
Sus estructuras arquitectónicas y sus abundantes materiales arqueológicos, entre los que destacan las cerámicas, metales, marfil, o terracotas, van permitiendo conocer la vida diaria, las costumbres e incluso las creencias religiosas y gustos estéticos de una sociedad gentilicia perfectamente organizada, donde la agricultura, junto con la ganadería, la producción cerámica y el comercio, permitieron el desarrollo de esta importante ciudad ibérica durante varios siglos.