Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia
¿Por qué cada vez más jóvenes pierden audición? No son los cascos, es la intensidad del ruido
La imagen de los y las jóvenes con los auriculares es muy habitual en nuestro mundo contemporáneo. Además son muchos los nuevos modelos que se comercializan cada poco tiempo para dar un servicio más cómodo y una mejor experiencia en la escucha. El uso de estos dispositivos no supone ningún problema para la salud de los oídos pero sí la intensidad del ruido. Y al igual sucede con los sonidos que diariamente escuchamos sobre todo en grandes ciudades, es decir, la contaminación acústica.
Hablamos de los problemas actuales de audición con Teresa Rivera-Rodríguez, Jefa del Servicio de Otorrinolaringología en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid) y profesora en el Grado de Otorrinolaringología de la Universidad de Alcalá (UAH). Actualmente desarrolla también una amplia labor investigadora en el campo de la sordera.
“Uno de los problemas más importantes hoy día en relación a la audición es la exposición al ruido, no solo en la calle o por tráfico y obras, sino también por la frecuentación en locales con mala acústica o por oír música a alta intensidad”, detalla, recordando que un ruido por encima de 85 decibelios es nocivo para nuestro oído.
De esta forma, la hipoacusia (falta de audición) por ruido afecta cada vez a más jóvenes, independientemente del género, y la clave para evitarla es la prevención, ya que el tipo de hipoacusia que se produce es de tipo neurosensorial, “y hoy por hoy no es reversible con ningún tratamiento”.
Lo dañino es el volumen del ruido
No se trata de un problema asociado al uso de auriculares, de teléfono móvil o de videojuegos. “Por sí mismos, no son nocivos. Lo que es dañino para nuestro oído es la intensidad a la que escuchamos el sonido, ya sea música o de otro tipo, bien por auriculares o en sonido ambiente. Por tanto, podemos usar auriculares, cascos u otros dispositivos, pero siempre a una intensidad moderada para no dañar nuestra audición”, precisa.
La profesora también destaca que otro ámbito en el que puede producirse una hipoacusia inducida es el profesional, porque los trabajadores en fábricas o empresas estén expuestos a un ruido de elevada intensidad. En este sentido, remarca que es obligatorio para los trabajadores protegerse adecuadamente mediante cascos homologados.
Con carácter general, la profesora nos cuenta que debido al aumento de la edad de la población, uno de los problemas más importantes en la actualidad es la presbiacusia. Se trata de una hipoacusia (falta de audición) neurosensorial por envejecimiento que afecta al oído interno. Comienza a producirse a partir de los 50 años y se va acentuando a medida que aumenta la edad.
Esta patología afecta fundamentalmente a la inteligibilidad de la palabra, y las personas que la padecen tienen dificultades para la comunicación. De hecho, apunta que otra causa muy frecuente en nuestra época actual es la mencionado hipoacusia inducida por ruido, que tampoco tiene un tratamiento curativo, sino dispositivos como audífonos o implantes cocleares “para conseguir que los pacientes puedan tener una audición útil”.
¿Dónde debemos entonces centrar la atención para cuidar nuestra audición? Teresa Rivera-Rodríguez recomienda ante todo evitar la exposición al ruido elevado, en lo que afecta fundamentalmente al oído interno, y mejorar la higiene en lo referente al oído externo. “Hay que insistir en limpiar bien los oídos, no con objetos punzantes, y tampoco es adecuado limpiar excesivamente ya que la capa de cera que hay en el conducto auditivo externo es beneficiosa para mantener la piel del conducto de forma adecuada”.
Avances en la investigación
También avanza que en los últimos años ha habido grandes avances tecnológicos en relación a la mejora de audífonos e implantes cocleares. Esto ha hecho que los pacientes con sordera, independientemente del tipo que sea, puedan beneficiarse de algún tipo de estos dispositivos. Por ejemplo, los implantes cocleares están indicados en sorderas severas y profundas en los que los audífonos no son útiles.
Por tanto, la gran mayoría de pacientes pueden beneficiarse de algún dispositivo que les permita tener una audición útil y poder desarrollar una vida social satisfactoria. “Las líneas de investigación en relación al tratamiento de la hipoacusia neurosensorial van encaminadas a revertir la hipoacusia, con la finalidad de no depender de un dispositivo, y en este sentido se está trabajando con terapia génica y de células madre”, concluye.
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