Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia
La oportunidad de observar una colmena sin riesgos en el aula apícola del Real Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá
Asomarse a una colmena, observar de cerca el trabajo de las abejas, probar la miel directamente de las celdillas, eso es lo que experimentan los visitantes de la renovada aula apícola que la Universidad de Alcalá (UAH) tiene en marcha en el Real Jardín Botánico de la Institución académica.
Esta aula no es una idea nueva. El Jardín Botánico ya tenía un aula centrada en la apicultura y dirigida a todos los niveles educativos, pero era algo pequeña y el año pasado se decidió trasladarla a un nuevo emplazamiento, ampliarla y construir un jardín alrededor para poder desarrollar actividades dirigidas a grupos más numerosos y facilitar la asistencia a distintos colectivos.
Para ello una antigua casa de labor se ha transformado en la nueva aula apícola. Esta incluye en el interior una colmena de exhibición, transparente, que permite observar el trabajo de las abejas, incluyendo la alimentación de la abeja reina. En el exterior hay una colección de colmenas que permite reconstruir la evolución histórica del oficio de apicultor. El aula está, además, rodeada de un jardín de aromáticas y de un pequeño estanque para alimento y baño de las abejas.
Según Blanca Olivé, educadora del Jardín Botánico, como complemento esta instalación didáctica cuenta con un colmenar, con unas cuarenta colmenas, que está instalado en la finca del Carmen, a unos 15 minutos andando del Jardín Botánico, “porque las colmenas no se pueden tener en un núcleo de población ni tampoco en un jardín botánico, que está abierto al público, sino que deben estar alejadas para evitar picaduras a los visitantes”.
Pero esto no impide que los que acuden a esta instalación didáctica lleguen a observar de cerca cómo es una colmena. “En el aula también queríamos hacer una pequeña representación de una colmena real pero que no tuviera peligro y que nos sirviera para poder realizar estas actividades de divulgación y eso es lo que hemos hecho”. A través de un cristal, los visitantes pueden ver una colmena que está viva, en activo, dentro del aula y que, a través de una piquera permite la salida y entrada de las abejas para que puedan realizar su labor, pero sin tener ningún contacto con los visitantes. “Las abejas salen al exterior a través de la piquera de la colmena que está situada en un orificio en la pared de una pequeña casita, y llegan a un jardín que está especialmente diseñado para tener abundancia de plantas melíferas, las preferidas por las abejas”, señala Blanca Olivé.
“Esto nos permite tener una pequeña porción de la vida de las abejas en vivo, son abejas que están trabajando, abejas que están en una mini colmena. Todos los visitantes pueden observar los distintos tipos de abejas, distinguir a la reina, a las obreras, los zánganos, y ver la vida y la labor que están desarrollando dentro de la colmena”, asegura.
A lo largo de este año se han celebrado numerosas visitas, “más de las que esperábamos, porque desde hace poco, en el programa escolar infantil se han incluido nociones básicas sobre apicultura y polinizadores y ahora nos visita alumnado que anteriormente no solía acudir al aula apícola. Por eso ahora ya no solo recibimos alumnos de Primaria, Secundaria y adultos al aula apícola, sino que también a los más pequeños”, señala.
Lo que más sorprende
Blanca Olivé apunta que lo que más sorprende a los pequeños visitantes es “ver cómo es la miel, dónde está y poder con un dedito romper una de las celdillas y probarla, saber que la miel de verdad estaba ahí guardada”.
También “les sorprende la vitalidad que hay en una colmena, ver cómo las obreras protegen a la reina y comprobar, si ponen la mano en el cristal de la colmena, la diferencia de temperatura entre la que existe en la casita y la que se nota al contacto con el cristal de la colmena; es increíble cómo las abejas en verano van a tener refrigerada la colmena y en invierno al revés, van a intentar dar calorcito a la reina”, asegura.
A las visitas no sólo se les explica la anatomía de una abeja, el proceso de la polinización o la domesticación de las abejas por parte del hombre, sino también cuál es la importancia de los polinizadores y su relación con la formación de frutos y semillas y con el mantenimiento de la biodiversidad. Esto se hace con la ayuda de paneles informativos que están colocados en la parte exterior del Aula Apícola.
La miel que se produce en el colmenar que complementa el aula apícola se extrae dos veces al año. Esta miel se envasa y se vende en la tienda del Real Jardín Botánico de la Universidad. “Se extrae miel tanto en primavera como en otoño, entre 80 y 90 kilos en cada saca. No dura en la tienda más de quince días y su éxito se debe a la garantía de que es una miel que no está adulterada ni mezclada con nada”, añade.
Proyectos de futuro
Entre los proyectos está hacer algún curso o alguna actividad para adultos “porque estamos viendo que es un tema que interesa y en este nuevo emplazamiento tiene muchas posibilidades para ampliar las actividades divulgativas”, adelanta.
Pero también ampliar y mejorar el jardín: “el jardín aún no está terminado, sino que queremos incluir nuevas especies de plantas y el desarrollo de las plantas requiere su tiempo. Además, queremos cultivar plantas acuáticas en el estanque”.
También alrededor del Aula Apícola se piensa mejorar y ampliar la cartelería o añadir nuevos elementos “para aumentar el número de visitantes, hacer talleres, hacer cursos, etc. Este proyecto puede tener mucho desarrollo”, concluye Blanca Olivé.
Asomarse a una colmena, observar de cerca el trabajo de las abejas, probar la miel directamente de las celdillas, eso es lo que experimentan los visitantes de la renovada aula apícola que la Universidad de Alcalá (UAH) tiene en marcha en el Real Jardín Botánico de la Institución académica.
Esta aula no es una idea nueva. El Jardín Botánico ya tenía un aula centrada en la apicultura y dirigida a todos los niveles educativos, pero era algo pequeña y el año pasado se decidió trasladarla a un nuevo emplazamiento, ampliarla y construir un jardín alrededor para poder desarrollar actividades dirigidas a grupos más numerosos y facilitar la asistencia a distintos colectivos.