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¿Refugios para proteger a la población de los grandes incendios forestales?

9 de abril de 2022 19:29 h

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Portugal empieza a apostar por los refugios para proteger a la población de los incendios forestales. En 2017, un incendio provocó la muerte de más de 60 personas además de dejar otros tantos heridos. Una tormenta seca con fuerte aparato eléctrico provocó la tragedia en una zona boscosa, con viviendas dispersas, y una carretera secundaria convertida en ratonera dentro de un incendio del que muchas personas no pudieron escapar.

“Es una propuesta relativamente original que hay que repensar: a veces es más conveniente estar en el sótano de casa que intentar escapar del fuego”. Así lo explica el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alcalá (UAH), Emilio Chuvieco, tras participar en Coimbra (Portugal) en un encuentro anual de los integrantes del proyecto ‘FirEUrisk’.

Es una iniciativa investigadora que financia la Unión Europea (H2020) y que se desarrollará hasta marzo de 2025. Los científicos que participan en ‘FirEUrisk’ analizan el riesgo para prevenir incendios forestales extremos y quieren ofrecer una respuesta europea unificada a un peligro que se considera “creciente”.

Los investigadores valoran tres elementos a la hora de hablar de riesgos: la probabilidad, la exposición de la población y vulnerabilidad, así como la capacidad de resiliencia al evento. “No solo calculamos el peligro o estimamos la capacidad de propagación del fuego, sino la exposición y la vulnerabilidad de la población para ver cómo podemos reducirla”, explica Chuvieco.

Y es un trabajo en el que “hay que entender mejor cómo funcionan las sociedades rurales y si están o no preparadas, porque no solo depende de dónde vivan, hay otros factores como la edad o la capacidad de movilizarse”.

El catedrático resalta el “carácter socioeconómico del proyecto”. A los habituales especialistas en incendios forestales se han sumado los sociólogos o geógrafos “porque el factor humano es clave tanto para actuar sobre los fuegos como para reducir sus impactos negativos”.

¿Estamos ante un nuevo paradigma o una nueva era de los incendios forestales?, le preguntamos. “Sí y hay que cambiar el paradigma. Hoy el énfasis hay que ponerlo en la prevención y menos en la extinción. Habrá más control si hay prevención y eso se hace a través de la gestión del combustible, de las economías rurales o de la formación de quienes viven en zonas propensas a sufrir incendios”.

Chuvieco cree que hay que “aprender a convivir” con los incendios forestales. “Es lo que hacen los japoneses con los terremotos a los que están acostumbrados y ajustan su sociedad a ese riesgo. Nosotros tenemos que hacer lo mismo para estar preparados”.

En su opinión, “hay que gestionar la relación con el medio rural porque uno de los mayores riesgos es lo que conocemos como interfase urbano-forestal. Es decir, esa proximidad de las viviendas a las zonas forestales o incluso dentro de ellas. A casi todo el mundo le gusta tener vegetación cerca, pero hay que tener en cuenta los riesgos”. Eso implica pensar incluso en cambiar los materiales de construcción.

Hay que aprender a convivir con los incendios forestales. Igual que los japoneses han adaptado su sociedad a los terremotos, nosotros tendremos que hacer lo mismo

La Universidad de Alcalá, a la que Emilio Chuvieco se incorporó en 1985, acaba de otorgarle el Premio de Investigación y Transferencia 2021, en la categoría de excelencia investigadora. “Cualquier premio es muy positivo, pero cuando viene de la propia universidad y de los compañeros con los que llevo tantos años trabajando, me hace especial ilusión”.

El catedrático de Geografía hace balance de su trayectoria en la universidad alcalaína y habla de “diálogo fluido con las autoridades académicas y buen ambiente de trabajo” en un departamento, el de Geología, Geografía y Medio Ambiente, que ha ido creciendo en las últimas tres décadas y consolidándose para seguir abierto a la comunidad internacional “con gran impacto”.

De hecho, hoy coordina el Grupo de Teledetección Ambiental (GITA) de la Universidad de Alcalá, especializado en análisis del riesgo de incendios forestales. Emilio Chuvieco fue pionero en España en el uso de imágenes de satélite en la investigación ambiental. “Desde los primeros años, en los que el tratamiento de datos era muy costoso, se ha pasado a un sistema mucho más versátil, con ordenadores potentes que tienen una enorme capacidad de proceso y almacenamiento de datos, hay más satélites, el acceso a datos es casi siempre gratuito…”

Han abierto camino en España y el mundo sobre el abordaje de los incendios forestales que hoy son más virulentos, más grandes y con una rápida propagación en los que las tareas de extinción se complican. Los expertos hablan de “incendios de sexta generación”, marcados por el avance del cambio climático, y que se producen tras periodos de sequía fuertes, con olas de calor y vientos muy potentes que hacen muy difícil su extinción.

Explica que “algunos de los que hemos visto en Europa, en América del Norte o en Austria tienen características bastante excepcionales que tienen que ver con la presencia de anomalías del clima”. Se refiere por ejemplo al verano austral, tanto en 2019 como en 2020. “Entonces se quemó siete veces más superficie que en la media de los últimos siete años”, asegura, para citar también los 40 grados de Vancouver, en el norte de Canadá el año pasado. “Es muy extraño y llamativo. Son fenómenos que afectan al fuego”.

El abandono de las zonas rurales está provocando que el combustible (la vegetación) crezca. Es un paisaje homogéneo en el que es muy complicado parar el fuego

A las anomalías climáticas se suma también otro fenómeno que, dice, “es muy claro en Europa” y que pasa por el abandono del medio rural. “Se produce una homogeneización de la vegetación. El combustible crece en zonas donde antes se pastaba o había aprovechamiento maderero o de leña. Ahora con la población envejecida en las zonas rurales y dependientes de las subvenciones, el paisaje es tan homogéneo que es muy complicado parar el fuego”. Eso, recuerda, es lo que ocurrió el verano pasado en Turquía, Grecia, Argelia o Portugal y aquí en España cita el ocurrido en Sierra Bermeja (Málaga), aunque lejos de la virulencia de otros puntos del planeta.

Los investigadores de la Universidad de Alcalá también trabajan en un mapeo de material combustible en Europa que sirva de base para la evaluación del riesgo de propagación de incendios y el potencial de regeneración. “Ya tenemos una primera versión que publicaremos en breve. Hay datos disponibles a escala de 1 km2 cubriendo toda Europa. La idea después es trabajar con cinco áreas piloto para ofrecer detalles en una escala por debajo de la hectárea. Ahora es una versión más global y con el objetivo de planificación estratégica”.

Forma parte del proyecto FirEUrisk que intenta desarrollar una Estrategia Europea Integrada de Gestión de Fuegos. “Pretende responder al interés de la Unión Europea de disponer de una estrategia que tenga en cuenta, de forma holística, los factores que influyen en la ocurrencia del fuego y que tenga en cuenta las variaciones a lo largo de Europa que son bastante grandes”. Hay que tener en cuenta que en el proyecto trabajan personas de 17 países, en 38 grupos de investigación. “Eso requiere un gran esfuerzo de coordinación”, explica Emilio Chuvieco, que ejerce como coordinador científico en este proyecto.

Este profesor de la universidad alcalaína participa como líder científico en otro proyecto de la Agencia Espacial Europea (Fire CCI) para crear una cartografía global de áreas quemadas en todo el planeta usando datos de los satélites europeos. Comenzó en 2010, en tres fases diferentes que se han prolongado hasta 2021 y ahora aspiran a iniciar una cuarta hasta 2024. “Se centra en variables climáticas que desarrollan varios grupos europeos. Nosotros somos el único grupo español que se centra en las áreas quemadas”.

Chuvieco comenta que “lo que más se quema en el mundo son las áreas tropicales con una estación seca” y en concreto África concentra el 70% de las quemas del mundo. “No sale en las noticias porque lo hacen de forma sistemática, en la estación seca para incorporar los restos al suelo, aunque es cierto que en muchas ocasiones se quema para deforestar, sobre todo en América del Sur. Donde más nos preocupa es en aquellos lugares donde se quema para cambiar el uso del suelo. Deforestar implica una pérdida del carbono almacenado en la vegetación, además de ser una pérdida para la biodiversidad”.

La Universidad de Alcalá también estudia la concentración de gases contaminantes producidos por los incendios forestales y cómo influyen en la salud humana. Y están también involucrados en analizar los factores humanos de riesgo de incendio, dentro un proyecto (Anthropofire) que concluirá tras el verano.  

Además estudian la resiliencia de los bosques a la sequía y qué aplicación tendría a la estrategia española de adaptación al cambio climático. Se trata de identificar mecanismos clave (desde el individuo al ecosistema) de esa resiliencia de los bosques, además de cuantificar la vulnerabilidad y riesgo para diferentes tipos de bosque.

Una Cátedra de Ética Ambiental y una empresa de base tecnológica

Emilio Chuvieco sostiene que la investigación debe tener “utilidad social y ambiental”. Hoy dirige la Cátedra de Ética Ambiental de la Universidad de Alcalá que promueve la investigación y educación sobre las raíces éticas y morales de la conservación ambiental.

Entre otras cosas ha servido para desarrollar el Observatorio Online CO2 Web sobre la Huella de Carbono para que el consumidor sea más consciente del impacto que sus hábitos cotidianos (compras, energía, alimentación, transporte...) tienen sobre el cambio climático y pueda tomar decisiones que ayuden a reducirlo. Ahora la cátedra busca financiación para abordar nuevos objetivos.

Además, junto a José Francisco Sancho Comins, hoy catedrático y profesor emérito del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá, Emilio Chuvieco y otros tres exdoctorandos del departamento, creó en 2012 la empresa de base tecnológica COMPLUTIG, basada en Tecnologías de la Información Geográfica. Hoy sigue activa y ha desarrollado proyectos relacionados con la Agricultura de precisión para mejorar el rendimiento de los pastos u optimizar riegos. Además, trabajan en cartografía temática diseñando varios atlas para el Instituto Geográfico Nacional y en la actualidad se apuesta por proyectos relacionados con la reducción de la huella de carbono. 

Portugal empieza a apostar por los refugios para proteger a la población de los incendios forestales. En 2017, un incendio provocó la muerte de más de 60 personas además de dejar otros tantos heridos. Una tormenta seca con fuerte aparato eléctrico provocó la tragedia en una zona boscosa, con viviendas dispersas, y una carretera secundaria convertida en ratonera dentro de un incendio del que muchas personas no pudieron escapar.

“Es una propuesta relativamente original que hay que repensar: a veces es más conveniente estar en el sótano de casa que intentar escapar del fuego”. Así lo explica el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alcalá (UAH), Emilio Chuvieco, tras participar en Coimbra (Portugal) en un encuentro anual de los integrantes del proyecto ‘FirEUrisk’.