Las últimas reformas legales en materia de bienestar animal, tanto a nivel estatal como autonómico, han generado una “gran confusión” en el conjunto de profesionales que trabajan con animales, y también en Fuerzas de Seguridad, veterinarios, ganaderos o cazadores. Con el objetivo de clarificar y orientar a estas personas, Santiago Ballesteros, abogado ciudadrealeño especialista en temas ambientales y de caza, ha publicado la guía ‘Delitos de maltrato animal en España: una visión práctica', editado con la colaboración de la aseguradora Mutuasport y las principales federaciones regionales de caza.
Aunque está concebido para profesionales, la publicación es también una recopilación práctica que puede servir para conocer a fondo cómo está regulada en España esta cuestión, sobre todo con la aplicación del Convenio Europeo de Protección de Animales de Compañía en el ordenamiento jurídico español.
Destaca en este sentido la creciente importancia del bienestar animal como “bien jurídico propio”, que ha supuesto una “avalancha normativa” con ejemplos como el de la Iniciativa Legislativa Popular de Protección de los Animales en La Rioja, o la proposición de modificación del Código Penal que el Grupo Parlamentario Podemos remitió al Parlamento y que proponía aumentar los supuestos considerados delito y las penas.
Además, actualmente se encuentra en trámite de aprobación la propuesta (por unanimidad) de modificación del estatus jurídico de los animales domésticos, que pasarán de ser “cosas” a tener la condición de “seres sintientes”, con la modificación correspondiente de normas tan importantes como el Código Civil, la Ley de Enjuiciamiento Civil o la Ley Hipotecaria.
Por todo ello, el manual, nos explica el abogado, relata “de una forma sencilla qué es y qué no es delito”, a la vez que recopila sentencias de audiencias provinciales y juzgados que se han producido en España en los últimos años, algunas con penas de prisión de casi cuatro años“.
Con carácter general, Ballesteros opina que hace 15 años la legislación administrativa o penal era muy incipiente en este sentido, pero desde entonces ha habido un crecimiento de la protección penal de los animales. De hecho, considera que hoy en día esta protección es “suficiente” y se declara “a contracorriente” de los movimientos animalistas: “Mirar mal perro no se puede considerar delito”, ironiza. Preguntado por si no sería necesario, por tanto, aumentar esa protección ante la publicación continua de casos de maltrato, subraya que cualquier modificación debe hacerse “con mucho tiento, delicadeza” y bajo la premisa del “principio de proporcionalidad”.
“El Código Penal es la herramienta más fuerte del Estado. Ya hay una revolución importante de todo lo que tiene que ver con el bienestar animal, y no podemos dejar vacío el derecho administrativo y sus correspondientes sanciones para dar contenido al derecho penal”, argumenta.
“Descoordinación” y “desarrollo hiberbólico”
Y sobre la problemática existente ante la existencia de diferentes leyes de carácter autonómico, el abogado destaca que se trata de un problema que también existe en materia de caza y medio ambiente. “Hay una descoordinación y un desarrollo hiperbólico de las normas autonómicas. Tanto en bienestar animal como en medio ambiente y caza, debería haber una ley-marco, porque esto es un cachondeo y lo que está prohibido en una región está permitido en la comunidad de al lado, algo que no pasa con la ley penal”.
Por otra parte, Santiago Ballesteros se ha mostrado crítico con el proyecto de Ley de Protección y Bienestar de los Animales de Castilla-La Mancha, pendiente de tramitación en esta comunidad autónoma. “Las leyes no se pueden hacer irreflexivamente, a golpe de titular y por la presión de determinados grupos de poder. Cualquier ley requiere reflexión y debe medir las consecuencias y tener en cuenta todos los intereses en juego”. Según apunta, el primer borrador ya fue “poco reflexivo” y tenía “mucho que ver” con la presencia de Podemos. “Hacen falta muchas horas de sentarse con los interesados y aportar seguridad jurídica y estabilidad”.
Por último, ha recalcado que el derecho de los animales tiene mucho que ver con la despoblación y con el hecho de que exista una sociedad “cada vez más urbana”, con una “enorme desconexión del mundo rural”. “Hay un nuevo escenario social que ha llevado a que una cosa que antes no estaba regulada ahora se haya regulado profusamente”, concluye.