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El conflicto de Ucrania y los nuevos retos para la Unión Europea

Marta Fernández Sebastián - Doctora en Ciencias Políticas, especializada en Relaciones Internacionales y Seguridad

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Cuando en febrero de 2022 las tropas rusas invadieron Ucrania ni los líderes internacionales ni la sociedad en general podíamos imaginar las repercusiones económicas, políticas, sociales y energéticas que el conflicto traería consigo. La globalización y la interconexión existente entre todas las zonas del planeta han propiciado que las repercusiones de la guerra de Ucrania estén siendo notables en todo el mundo

Especialmente afectada se ha visto la Unión Europea, que ha encontrado a sus puertas un conflicto de gran envergadura con una súper potencia que no acepta el discurso europeo de integración, colaboración, diálogo y buena vecindad. Además, el conflicto ha dejado al descubierto grandes debilidades del proyecto común europeo que ha hecho que desde el corazón de Europa hayan empezado a replantearse la dirección de la Unión Europea en temas como la economía, la dependencia energética o la seguridad.

En las primeras semanas de invasión rusa en Ucrania, la Unión Europea agotó todas las vías diplomáticas posibles. Tras varios intentos frustrados de diálogo, vinieron las sanciones a Rusia, la congelación de cuentas de importantes oligarcas, y ayudas con armamento a Ucrania para que sus ciudadanos pudieran defenderse. Rusia, por su parte, respondió dando donde más dolía, cerrando el grifo del gas que abastece a la gran mayoría de países de Europa y bloqueando importantes puertos ucranianos causando una crisis energética, desabastecimiento de productos, alza en los precios de los bienes de consumo e inflación.

Todas estas consecuencias han hecho que importantes países como Francia o Alemania se muestren cada vez más partidarios a la firma de una paz inmediata que a día de hoy se ve todavía lejana. Por su parte, la Unión Europea en su conjunto, ha comenzado a cuestionarse su modelo energético, un modelo dependiente de potencias externas que, ante un escenario político internacional tan cambiante como en el que vivimos, da como resultado una Europa vulnerable y dependiente de los vaivenes geopolíticos. Por tanto, quizá sería un buen momento para que se empiecen a explotar alternativas energéticas de las que puedan abastecer los propios países de la Unión tales como la energía eólica, solar o hidráulica con lo que se conseguiría independencia en materia de energía a la vez que se contribuye a la disminución de los efectos del cambio climático.

Subida de precios y seguridad

Por otro lado, el desabastecimiento de muchos productos por causa de la guerra ha generado una subida del precio de los bienes de consumo que ha desembocado en inflación con su correspondiente crisis. Nos encontramos aquí ante otro gran reto para la Unión Europea, el replanteamiento de su modelo económico y comercial, un modelo que pueda garantizar el bienestar de sus integrantes, que permita menos dependencia de externos sin caer en la autarquía y el aislamiento comercial. 

El conflicto de Ucrania también ha dejado al descubierto las carencias europeas en materia de Seguridad. Ante la inexistencia de un ejército europeo, la Unión depende de la OTAN y de las fuerzas de seguridad de los Estados Miembros, que en algunas ocasiones no tienen la misma posición ante un conflicto, evitando que pueda darse una respuesta en bloque. La guerra entre Rusia y Ucrania ha vuelto a enfrentar a Estados Unidos y Rusia quedando en medio una Unión Europea cuya única defensa es el diálogo con quien no quiere dialogar. La idea de un ejército europeo no se contempla por el momento, pero otro de los grandes retos a los que se enfrenta la Unión es el de mostrar que es un actor fuerte que puede hacer frente a los retos en materia de seguridad y que pueda dar respuesta a amenazas futuras.

En los últimos años la Unión Europea ha crecido y ha conseguido hacerse un hueco como bloque en el panorama político internacional. Lo que empezó siendo un tratado comercial ha derivado en un gran proyecto europeo con importantes principios y valores sociales, económicos y políticos que garantizan el bienestar de todos los ciudadanos. Pero un mundo con cambios constantes requiere también una Unión Europea cambiante y es ahí donde se presentan los retos futuros, en poder mantenerse unida, fuerte y fiel a los principios y valores europeos que sigan garantizando el bienestar de todos sus ciudadanos.

Cuando en febrero de 2022 las tropas rusas invadieron Ucrania ni los líderes internacionales ni la sociedad en general podíamos imaginar las repercusiones económicas, políticas, sociales y energéticas que el conflicto traería consigo. La globalización y la interconexión existente entre todas las zonas del planeta han propiciado que las repercusiones de la guerra de Ucrania estén siendo notables en todo el mundo

Especialmente afectada se ha visto la Unión Europea, que ha encontrado a sus puertas un conflicto de gran envergadura con una súper potencia que no acepta el discurso europeo de integración, colaboración, diálogo y buena vecindad. Además, el conflicto ha dejado al descubierto grandes debilidades del proyecto común europeo que ha hecho que desde el corazón de Europa hayan empezado a replantearse la dirección de la Unión Europea en temas como la economía, la dependencia energética o la seguridad.