Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.
El elitismo de la participación
Y ¿qué es la participación? Comienzo lanzando esta pregunta que lleva a segundos de silencio, movimientos de ojos y se provoca el salto de imágenes, recuerdos, conceptos e ideas en nuestra mente. A continuación, se escucha un “buff…” con claro sabor a resignación y enfado. Una vez más, las imágenes y conceptos más negativos han ganado la carrera de salida al exterior. Pero paremos un momento, rescatemos ese recuerdo de acción y construcción que nos lleva a una sonrisa, eso es tu propia definición de participación.
No existe una forma única de participación, sino que por el contrario caben múltiples formas de participación según tu relación y acción con la comunidad y el entorno. Hay tantas formas de participar como ciudadanos, como puede ser una gran implicación en la vida política, formar parte de alguna asociación o redes de solidaridad.
La línea divisoria entre participación social y realización de una acción concreta sin mucho más trasfondo es difuminada, no hay una clara separación. Lo que marca la diferencia es la existencia de estos tres elementos en la participación: proceso, comunicación y toma de conciencia. El simple hecho de asistir a un acto no lleva a la participación real, esa acción es más cercana a una participación simbólica que debe dar el salto a convertirse en un proceso. No es necesario marcar el inicio y fin, pero sí la continuidad de ese proceso de participación facilitado por la comunicación, un proceso de retroalimentación. Una comunicación necesaria para “formar y tomar parte” de ese conocimiento y acción, de crear una respuesta y actuar ante determinado asunto público y social. Esta relación de comunicación nos lleva a “ser parte”, a tomar conciencia de ese asunto particular por el que participar y de nuestra responsabilidad y derecho departicipar. Porque la participación es un derecho ciudadano, promueve el desarrollo personal, enriquece a la comunidad y es calidad para la administración pública.
Un ejemplo: la recogida de alimentos
Analicemos una acción en la que posiblemente hayamos participado la gran mayoría de los ciudadanos, como es la recogida de alimentos. La acción de la propia recogida, la parte más visible, está incluida en un proceso de participación de ayuda y solidaridad para el bienestar de la comunidad. Diferentes grupos y entidades se unen para organizar una recogida de alimentos para los vecinos de un barrio o municipio con esa necesidad. Son numerosas las personas que participan en la organización de esa acción, como puede ser en la gestión delespacio de recogida, el almacenaje, la distribución, publicidad… Muchas personas no podrán formar parte de este grupo de voluntarios por falta de tiempo, por cuidado de menores o familiares. Sin embargo, apoyan en la difusión de la actividad o con la propia donación de alimentos. Cada uno de estos vecinos participa, a su manera y dependiendo de sus circunstancias más personales.
Las diferentes expresiones de la participación están condicionadas por las características personales, dependiente de la relación con los diferentes agentes, recursos y acceso a la información y a las opciones de comunicación. Si en la red social de una persona se cuenta con una mayor capacidad de acceso a recursos y otros agentes, la participación se ve facilitada. Sin embargo, la participación se encuentra limitada en los casos de dificultad de acceso a la información o recursos limitados. En estos casos no sólose está limitando el desarrollo personal, sino que también se empobrece a la propia comunidad y a la gobernanza pública.
Participación y comunidad son las dos caras de una misma moneda, sin embargo nos encontramos en una situación que cada vez se encuentra más alejada una gran parte de la comunidad de la participación. Una participación que se intenta limitar a determinados modelos, como es el reconocimiento de unas prácticas de participación válidas frente a otras acciones de participación noconsideradas útiles. La creación de categorías o niveles de participación deriva a la propia exclusión, un proceso incoherente con la propia participación que en sus raíces lleva a la inclusión y su fomento.
Diferentes reconocimientos
Estas categorías de participación y aprobación de unas prácticas de participación y otras no, están basadas en la definición a partir del acceso a los recursos, información y comunicación. Es decir, en estas diferentes categorías de participación que se crean, se considera válida una participación llevada a cabo por una administración pública; y una participación desarrollada en una pequeña sede desde una asociación local no llega a tener ese reconocimiento de participación. Diferenciemos esos conceptos, la primera acción posiblemente tenga un mayor acceso a recursos, ello no implica una mayor subida en la escalera de la participación. Realmente, la calidad a ese proceso participativo se consigue con la autogestión, responsabilidad y autonomía en el desarrollo de respuestas a las demandas surgidas en un grupo o comunidad.
Pensemos ahora en una situación de crisis sanitaria a nivel mundial, con graves consecuencias sociales y económicas. Grupos informales y pequeñas asociaciones comienzan a dar respuesta con recursos muy limitados a las grandes necesidades en esos momentos: mascarillas, alimentos o simplemente acompañamientos. Se iniciaron múltiples iniciativas participativas de autogestión, dando respuestas a las demandas de esa comunidad. Gracias a ellas se redujeron las consecuencias sanitarias, sociales y económicas del contexto actual, las administraciones tardaron en dar respuesta y estos grupos a través de numerosas acciones evitaron el colapso. Estas “pequeñas participaciones” han sido aplaudidas, pero no reconocidas. Son consideradas como respuestas informales alejadas de las estructuras administrativas y más clásicas, una participación con recursos económicos y sociales muy limitados pero con un gran impacto de cambio.
Tu participación, la participación social de cualquier ciudadano de a pie, ha dinamizado tu grupo y tu comunidad. En eso se basa la participación, en el movimiento, en la acción y en la toma de conciencia. La categorización de la participación que sea solo útil para análisis de ese proceso, pero no para diferenciar y marcar un elitismo en la participación asociada a una participación simbólica y estática.
Y ¿qué es la participación? Comienzo lanzando esta pregunta que lleva a segundos de silencio, movimientos de ojos y se provoca el salto de imágenes, recuerdos, conceptos e ideas en nuestra mente. A continuación, se escucha un “buff…” con claro sabor a resignación y enfado. Una vez más, las imágenes y conceptos más negativos han ganado la carrera de salida al exterior. Pero paremos un momento, rescatemos ese recuerdo de acción y construcción que nos lleva a una sonrisa, eso es tu propia definición de participación.
No existe una forma única de participación, sino que por el contrario caben múltiples formas de participación según tu relación y acción con la comunidad y el entorno. Hay tantas formas de participar como ciudadanos, como puede ser una gran implicación en la vida política, formar parte de alguna asociación o redes de solidaridad.