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Paciencia

Miguel Ventayol Sarrión - Politólogo, responsable de Comunicación de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha.

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Con la presión de conocer el talento y talante de muchas de las personas que van a compartir sus pensamientos e investigaciones en este espacio, me puse a sondear las opciones que podrían perfilar un artículo de opinión en eldiario.es de Castilla-La Mancha para no dejar mal al resto de compañeros del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha. Mes de junio.

Sin presión de tiempo, sin presión de temas, sin presión alguna deduje que la verdadera presión la quita el siglo XXI al respecto de algo que escribas, digas o transmitas. Es decir, caí en la cuenta de que podría lanzar un mensaje apocalíptico, sin sentido, que incluso rozase la ilegalidad, ¡podría pasar inadvertido! Esta opción no es nueva, por supuesto, pero se ha potenciado hasta el extremo en la época en que nos encontramos. ¡Sí! Sin darme cuenta encontré un tema con cierto interés en el ámbito de la comunicación política, el márketing político y las nuevas formas de comunicación que nos absorben día sí, día sí, queramos o no: los mensajes en el tiempo y el consumo que hacemos de ellos.

Lanzar un mensaje es sencillo, disponemos de una cantidad de herramientas tremendas, crecen día a día y ofrecen una variedad de opciones increíbles, como señalan muchos autores del márketing y la comunicación política. Las aplicaciones relacionadas con la comunicación no paran de surgir. Quizás solo varíen las herramientas, pero también son responsables de una modificación tremenda del consumo y los hábitos de una mayoría de personas. Con lo que ello implica tanto de uso cotidiano como de posterior análisis.

Lanzar un mensaje y obtener repercusión social y política no es complicado; incluso sin disponer de muchos seguidores ni ser un perfil reconocido. Existen muchos casos de personas cuyos mensajes trascienden por diversas razones, dignas de estudio; a veces siguen una pauta (campañas políticas, bots, los sótanos informáticos en diversos países que han especializado este servicio…) Muchas otras veces es simple cuestión de oportunidad o casualidad. De hecho, ya se está analizando, pues a nivel sociológico es importante comprobar, entre otros muchos casos, cómo los movimientos sociales pueden tener cobertura mediática en directo; o cómo los grupos y personas más minoritarias disponen de un altavoz similar a otros grupos más poderosos y mayoritarios. Mientras escribo, en cualquier red social puedo ver cómo la población afgana transmite su situación en directo. Es agosto.

Entre otras muchas surge una pega: la inmediatez ha degenerado en una pérdida de atención tremenda, en el corto y medio plazo. Una pérdida de atención unida al maquillaje que ponemos a nuestros mensajes “urgentes”, de “última hora”; fundamentales pero con una fecha de caducidad cada vez más corta en el tiempo. Hasta las situaciones más complicadas, serias y profundas quedan en un segundo plano a poco que otro tema venga a suplirlas. Podríamos mencionar catástrofes naturales, muertes, sería una obviedad recurrir al ejemplo fácil. Podríamos hacer una enumeración de casos urgentes y fundamentales, nos faltaría espacio en este artículo. Bien es cierto que no es nada nuevo ocultar una situación complicada o problemática con otra camuflada de ruido mediático. El ejemplo de Estados Unidos y cómo de manera histórica se han disimulado sus fallas en política interna con conflictos bélicos y una poderosa política exterior es un cliché; ejemplos hay tantos como consideremos. Se seguirán utilizando porque los manuales así lo establecen.

Aunque no deja de resultar curioso que, en este mundo de nuevas tecnologías, de velocidad vertiginosa, en el cual disponemos de una de las herramientas más potentes de comunicación conocida, traten de convencernos de que es fundamental tener presencia, disponer de mensaje, interactuar y lanzar nuestro propio contenido; mientras, al mismo tiempo, estos mensajes caducan de manera casi instantánea.

Otra pequeña trampa

A nivel político (comercial, social, empresarial) tenemos otra pequeña trampa: los historiales y rastreadores de redes que pueden provocar a la “maldita hemeroteca”, pues hasta el más pintado puede cambiar de opinión, y cuando se confunden las opiniones, transformadas en decenas de comentarios al día (registrados y rastreables), es más sencillo trastabillar con uno mismo, perder la coherencia, camuflar la ética y profesionalidad por un teatral gesto de presencia.

No es nuevo: el mundo cambia. No es nuevo: el mundo evoluciona. No es nuevo: las nuevas herramientas tecnológicas necesitan un periodo de adaptación. Esto provoca que el análisis deba ser mucho más pausado y paciente; con esa misma pausa y paciencia de la que no solemos disponer quienes miramos el teléfono móvil más de cuatro horas de media al día.

Concluiré con un ejemplo musical de fanático, citando la publicación del último y póstumo álbum de Prince; un disco que aúna lo mejor de él mismo y nos hace sentirnos menos huérfanos a sus fans. Publicado en el mes de julio de 2021, Prince lo había dejado en un cajón en 2010.

Es actual a nivel musical, es actual a nivel político social; es actual en sus letras. Un ejemplo sencillo que me obliga a concluir parafraseando al artista malagueño Miguel Ángel Martín, alias @tunomandas: “Más tranquilos”.

Con la presión de conocer el talento y talante de muchas de las personas que van a compartir sus pensamientos e investigaciones en este espacio, me puse a sondear las opciones que podrían perfilar un artículo de opinión en eldiario.es de Castilla-La Mancha para no dejar mal al resto de compañeros del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha. Mes de junio.

Sin presión de tiempo, sin presión de temas, sin presión alguna deduje que la verdadera presión la quita el siglo XXI al respecto de algo que escribas, digas o transmitas. Es decir, caí en la cuenta de que podría lanzar un mensaje apocalíptico, sin sentido, que incluso rozase la ilegalidad, ¡podría pasar inadvertido! Esta opción no es nueva, por supuesto, pero se ha potenciado hasta el extremo en la época en que nos encontramos. ¡Sí! Sin darme cuenta encontré un tema con cierto interés en el ámbito de la comunicación política, el márketing político y las nuevas formas de comunicación que nos absorben día sí, día sí, queramos o no: los mensajes en el tiempo y el consumo que hacemos de ellos.