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Diez razones para que Libera de Ecoembes no entre en las aulas

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Respondiendo a la estrategia corporativa de Ecoembalajes España S.A., el programa educativo del proyecto LIBERA, Aulas Libera de Ecoembes, se ha colado desde 2018 en 1.275 aulas de toda España, registrando durante el curso 2019/2020 más de 530 ‘Aulas LIBERA’ y 11.292 alumnos, procedentes de 43 provincias del territorio nacional.

Está claro que en un contexto de crisis se necesitan más y mejores recursos para la educación ambiental, pero ¿realmente podemos dejar entrar en la clase de nuestros hijos a corporaciones cuyo propósito es perpetuar modelos insostenibles de producción y consumo?

A continuación desgrano diez razones por las que Libera de Ecoembes no debería entrar en las aulas escolares:

  1. La propaganda no es educación: el proyecto Libera es una iniciativa de la corporación Ecoembalajes España, S.A. que representa los intereses de la industria del envase de usar y tirar. Y eso es lo que lleva a las Aulas Libera: propaganda para fomentar el uso de envases de usar y tirar. Quizá algunos dejarían que Coca Cola enseñase a sus hijos a decidir sobre qué beber en el menú escolar, pero creo que no es una buena idea. Igual que no lo es dejar que Ecoembes disfrace su propaganda de educación ambiental.
  2. El reciclaje va después de la prevención y la reutilización. El modelo de negocio de Ecoembes se basa en fomentar el consumo de envases reciclables. El objetivo de sus campañas es vender más envases de usar y tirar. La educación ambiental debe primar la prevención y la reutilización frente al reciclaje, tal y como figura en la jerarquía establecida en la normativa sobre gestión de residuos. Llenar el tiempo educativo con reciclaje sin prestar atención adecuada al orden de prioridad de las 3Rs es un error que estamos pagando en forma de una creciente contaminación por plástico.
  3. Precariedad laboral de los educadores ambientales. Si dejamos en manos de corporaciones que subcontratan temporalmente y en condiciones precarias a monitores para ocupar el espacio de la educación ambiental estamos perpetuando la precariedad laboral en el sector. Necesitamos una apuesta firme. Si la educación ambiental es una prioridad en el inicio de curso necesitamos que se contraten profesionales que puedan desarrollar una carrera profesional digna. Los contratos por horas para campañas corporativas dinamitan lo que debería ser un servicio público.
  4. Currículo oficial. Los contenidos sobre medio ambiente ya están incluidos en el los programas de formación. Quizá hay que revisarlos, ampliarlos y potenciarlos, pero no se pueden dejar a capricho de corporaciones con intereses perversos. ¿Sustituimos los claustros de profesores por departamentos de comunicación y marketing?
  5. Competencias y responsabilidad. Si el objetivo de las escuelas es formar ciudadanos dotarles de competencias para su vida en la sociedad, formándoles para ser adultos responsables, la educación ambiental tendrá que aportar elementos concretos para ejercer esa ciudadanía responsable, más allá de las consignas buenistas de una campaña corporativa de propaganda.
  6. Perpetúa un modelo obsoleto de recogida de residuos. El contenedor amarillo, tras más de 20 años de funcionamiento, apenas da respuesta al 25% de los envases de plástico. Desde Europa se exige a España que avance en la aplicación de la responsabilidad ampliada del productor y que mejore la recogida y gestión de residuos. Dejando a la población escolar en manos de Ecoembes perpetuamos el modelo que hipoteca el futuro de la gestión de residuos. En los centros de formación se tendrían que mostrar modelos alternativos de recogida, con sus ventajas e inconvenientes, en vez de alabar el modelo que nos ha traído a la crisis que vivimos.
  7. No incide en el modelo de consumo. Las grandes corporaciones que forman Ecoembalajes España, S.A. hacen valer un modelo insostenible de producción y consumo, el que imponen esas mismas corporaciones al conjunto de la sociedad. Si queremos salir de la crisis que vivimos debemos apoyar modelos locales de producción con un consumo de proximidad, cosa que va en contra de los intereses de las empresas que, con envases de usar y tirar, trazan cadenas lineales de producción en lugares de origen donde esquilman recursos y empobrecen a la población, hasta destinos en los que se precariza el empleo en grandes superficies y se cierran los pequeños comercios.
  8. Ecoembes se olvida del problema sanitario de los envases y sus plásticos. Si bien la variable ambiental es importante, no podemos olvidar que los envasados son uno de los factores clave en la incorporación a nuestro cuerpo de disruptores endocrinos que alteran el funcionamiento de nuestro organismo. Sustancias presentes tanto en las botellas de plástico como en los recubrimientos interiores de las latas de bebidas y conservas que afectan a nuestra salud causando diabetes y otros trastornos metabólicos. ¿Se habla de eso en las Aulas Libera? Las escuelas deberían enseñar a evitar los contaminantes que afectan a la salud, informando sobre opciones como la compra a granel y la utilización de recipientes reutilizables de acero o vidrio.
  9. Falta de credibilidad. Hace años que sabemos que Ecoembes financia estudios donde se falsean los datos para crear opinión favorable a su modelo de negocio, que pone en marcha campañas de desinformación con las que crea falsas noticias sobre lo que cabe esperar del reciclaje… ¿podemos dejar la educación en manos de una organización así?
  10. Falsas expectativas. Con todo, y siendo necesario concienciar sobre la importancia de participar en los sistemas de recogida selectiva, ¿Cuántas toneladas de envases recuperados del contenedor amarillo se pierden en incendios en plantas de recuperación homologadas por Ecoembes? ¿Cuántos residuos de envases acaban en Malasia? ¿De verdad tenemos que seguir creando falsas expectativas en niños que el día de mañana serán adultos desencantados?

Vivimos momentos complejos. Empezamos un curso en unas circunstancias difíciles, tanto para el sistema educativo formal como para la educación ambiental. La educación es clave porque las decisiones que tomen las personas que se están formando condicionarán el futuro de las generaciones siguientes. Y hay muchas cosas que cambiar en la forma en que tomamos decisiones si no queremos repetir la experiencia vivida, por ejemplo, en temas de cambio climático.

Pero tenemos la oportunidad de establecer un Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PAEAS) que blinde a la educación ambiental de los intereses perversos de corporaciones como Ecoembalajes España, S.A. Y podemos conseguirlo con una legislación sobre residuos que está en tramitación y puede establecer cómo gestionar los recursos que, obligatoriamente, quienes ponen en el mercado productos que con su uso se convierten en residuos deben destinar a concienciar sobre el impacto de esos residuos.

Saquemos a Ecoembes de las aulas y fiscalicemos los recursos que legalmente tiene que destinar a educación ambiental. Al menos para que profesionales independientes puedan hacer su labor y desarrollar una carrera profesional a medio y largo plazo. No tendremos más opciones de corregir los errores que nos vienen trayendo a donde estamos. El momento es ahora.

Respondiendo a la estrategia corporativa de Ecoembalajes España S.A., el programa educativo del proyecto LIBERA, Aulas Libera de Ecoembes, se ha colado desde 2018 en 1.275 aulas de toda España, registrando durante el curso 2019/2020 más de 530 ‘Aulas LIBERA’ y 11.292 alumnos, procedentes de 43 provincias del territorio nacional.

Está claro que en un contexto de crisis se necesitan más y mejores recursos para la educación ambiental, pero ¿realmente podemos dejar entrar en la clase de nuestros hijos a corporaciones cuyo propósito es perpetuar modelos insostenibles de producción y consumo?