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Huertos de biodiversidad o cómo educar en el buen uso de los recursos naturales

Crear una cadena de biodiversidad es la mejor forma de contribuir a su arraigo en una zona, comenzando con la educación y transfiriendo después ese conocimiento. Es uno de los objetivos con el que la Fundación Global Nature lleva a cabo desde 2018 su proyecto de ‘Huertos de Biodiversidad’ en la isla de El Hierro y en colaboración con Ecoembes. Básicamente, se han conseguido generar una serie de espacios, bajo el concepto de la economía circular, donde se han recolectado y conservado más de 50 variedades agrícolas tradicionales de las zonas rurales tanto de la isla, como de las provincias de Toledo y Cuenca. Hasta 3.000 escolares han participado mediante talleres y actividades en los 14 huertos que se han realizado en nueve municipios.

¿Por qué con variedades tradicionales? Desde la Fundación explican que son uno de los componentes principales de la biodiversidad agrícola. Su utilización puede ser promovida mediante este tipo de proyectos, dedicados al fomento de hábitos de vida sostenibles, ya que se trabaja con conceptos relativos a un uso eficiente de los recursos naturales. Y es que “recuperar saberes tradicionales sirve de base para desarrollar sistemas modernos más sostenibles”.

Es una forma también de “recuperar conocimientos” en torno a estas labores agrícolas, motivos por los que en su segunda fase, el proyecto se embarca ahora en integrar el conocimiento de agricultores, consumidores y otros agentes fundamentales como chefs y restauradores, que ponga en valor el trabajo realizado y aprendido por los escolares en los huertos.

Se trata además de una iniciativa transversal: otro objetivo es fomentar el reciclaje y la economía circular a través de huertos y educar a los escolares y a la población local en conceptos relativos a una alimentación saludable y sostenible, asociando ideas como la alimentación, el cultivo, los residuos y la materia. Es decir, “materializando el concepto de economía circular y de los ciclos de materia y energía con aplicaciones prácticas como la reutilización y reciclaje de residuos”. Por ejemplo, reutilizando envases en el huerto o realizando el compostaje de materia orgánica.

Herramientas y contenedores

A todos los centros se les ha provisto de herramientas (rastrillos, tijeras de podar, palas, azadas, regaderas, sacos de turba, espuertas, goma de goteo, temporizador, bomba de agua en alguno de los huertos, palas de mano). Asimismo, se han instalado contenedores amarillos y azules para favorecer el reciclado de los residuos generados en las aulas y, según cada caso, ha sido necesario un acondicionamiento del terreno, construcción de alguna infraestructura y creación de invernaderos.

Para la creación de los huertos se han aprovechado espacios disponibles de los centros, alguno con su propio huerto y material reciclado. Allí se han creado semilleros con cartones de huevos, bricks de todo tipo y vasos ya desechados; y también se han fabricado herramientas de mano, como palas, con envases de detergentes, jabones y aquellos que disponen de asa lateral.

Una de las líneas de trabajo más significativas ha sido la separación de materia orgánica en origen, basada en mejorar la separación de las basuras domésticas del municipio, mejorando la calidad y pureza de la fracción orgánica y, por tanto, del resto de fracciones como envases y otros residuos. De hecho, se han construido también compostadoras con materiales reciclados en su mayoría. Para su construcción se utilizaron cajas-baúles de frutas, malla de plástico y bridas y palets. Además, se ha explicado la función del nuevo contenedor marrón que se estaba instalando ya en algunas ciudades y que pronto podrán ver en sus municipios.

Cultivo ecológico y producción sostenible

Este proyecto ha buscado que los escolares aprendan las diferentes técnicas decultivo ecológico, que se sensibilicen con sistemas de producción sostenibles y que asocien la idea de cultivo respetuoso con el reciclaje de residuos; en definitiva, con la economía circular. 

Durante el proyecto se han generado materiales de apoyo y comunicación para profesores y alumnos de los huertos beneficiarios y de otros colegios que han solicitado este material. El manual permite obtener información básica de creación y mantenimiento de un huerto y forma parte ahora de esa base de educación con la que estos jóvenes ya disponen de conocimientos de cara al futuro cuidado del medio ambiente. 

Crear una cadena de biodiversidad es la mejor forma de contribuir a su arraigo en una zona, comenzando con la educación y transfiriendo después ese conocimiento. Es uno de los objetivos con el que la Fundación Global Nature lleva a cabo desde 2018 su proyecto de ‘Huertos de Biodiversidad’ en la isla de El Hierro y en colaboración con Ecoembes. Básicamente, se han conseguido generar una serie de espacios, bajo el concepto de la economía circular, donde se han recolectado y conservado más de 50 variedades agrícolas tradicionales de las zonas rurales tanto de la isla, como de las provincias de Toledo y Cuenca. Hasta 3.000 escolares han participado mediante talleres y actividades en los 14 huertos que se han realizado en nueve municipios.

¿Por qué con variedades tradicionales? Desde la Fundación explican que son uno de los componentes principales de la biodiversidad agrícola. Su utilización puede ser promovida mediante este tipo de proyectos, dedicados al fomento de hábitos de vida sostenibles, ya que se trabaja con conceptos relativos a un uso eficiente de los recursos naturales. Y es que “recuperar saberes tradicionales sirve de base para desarrollar sistemas modernos más sostenibles”.