La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.
Nuevas tecnologías, nuevo peligro ambiental (I)
Hace poco realicé un comentario en mis redes sociales denunciando nuestro consumismo desaforado como uno más de los factores que han provocado, y siguen agravando, la crisis ambiental en la que hemos metido a nuestro planeta. Un amable seguidor, cuyo punto de vista era diferente del mío, me contestó diciendo aproximadamente que “no puede ser para tanto, puesto que los bosques de los países desarrollados están en mejor estado que los bosques de los países en desarrollo”.
Esta afirmación revela dos cosas. La primera, que es falsa. Y la segunda, que no somos ni remotamente conscientes de cómo nuestro consumismo fuera de control provoca directa e indirectamente la extinción de especies animales y vegetales, así como un grave daño al hábitat de muchas otras. Para poder hacerlo entender a mis amables lectores, he concebido una pequeña serie de dos artículos focalizándome en las llamadas “nuevas tecnologías”, porque estos aparatos, dispositivos y sistemas de comunicación electrónicos se han convertido en uno de los principales “objetos de deseo” para los consumidores inermes ante el brutal bombardeo del marketing.
Cuando usamos nuestro teléfono móvil, nuestra tableta o nuestro ordenador (entre otras cosas), no somos conscientes de que uno de los principales componentes que hacen funcionar estas tecnologías es el oro. Sí, el mismo oro del que está hecha nuestra joya favorita o los lingotes almacenados en el Banco de España. Se calcula que, cada año, se usan unas 320 toneladas de oro en todo el mundo para la fabricación de estos dispositivos.
Las propiedades del oro
¿Por qué? El oro es un metal prodigioso, cuyas propiedades físicas de resistencia a la corrosión, durabilidad, fiabilidad, conductividad electrotérmica y su extraordinaria maleabilidad, lo hacen ideal para la fabricación de conectores (sobre todo en baterías), también en la fabricación de semiconductores mediante hilos conductores de millonésimas de milímetro de grosor, en el conexionado entre un circuito integrado y su encapsulado… o en la electrónica del automóvil en el control de ignición o la inyección electrónica de combustible, entre otras muchísimas más aplicaciones.
El “boom” de las nuevas tecnologías (entre otros factores) ha hecho que, entre 2005 y 2011 el precio del oro se cuadruplicase, al aumentar su demanda. Y el oro que se demanda hay que extraerlo de minas. Aquí empiezan los problemas.
En la Amazonia, la minería ilegal del oro es ya el principal problema que provoca la deforestación del bosque tropical junto con el avance de la agricultura. Se han reportado 2.312 sitios con actividad minera ilegal identificados vía satélite. La minería ilegal del oro devasta literalmente las tierras amazónicas, con su “tecnología” romana del ruina montium a base de potentes chorros de agua que desmoronan la tierra, que luego ha de ser lavada y mezclada con mercurio para separar el oro, dejando las zonas mineras convertidas en pantanos deforestados inundados de agua contaminada por mercurio. Además de sus secuelas de criminalidad y explotación sexual de mayores y menores.
Venezuela es, actualmente y de lejos, el país más afectado por esta enfermedad que devasta la Amazonia, seguida por Brasil, Ecuador y Perú. Ver las fotografías de estas áreas devastadas por la insaciable demanda de oro por parte de nuestra sociedad de consumo parte el corazón, destroza el alma y horroriza hasta lo indecible.
Y no sólo es la minería ilegal. También la minería legal del oro presenta gravísimos problemas de contaminación por los procesos químicos que se emplean para la separación del oro de su roca madre. En las minas legales de Canadá (situadas mayormente en los Territorios del Noroeste), explotadas por compañías reconocidas, se da la misma deforestación y devastación de la Madre Tierra que en la Amazonia. Cuando se agotan las minas, quedan convertidas en las llamadas minas zombies que rezuman por sus paredes una sustancia gelatinosa a base de trióxido de arsénico, que se usa en el procesado del oro y que luego se deja enterrada en el terreno. Esta sustancia tóxica ha causado enfermedades y el fallecimiento de personas en los lugares afectados.
En la segunda parte de este artículo hablaré sobre las famosas “Tierras raras” y sacaremos las conclusiones finales.
Hace poco realicé un comentario en mis redes sociales denunciando nuestro consumismo desaforado como uno más de los factores que han provocado, y siguen agravando, la crisis ambiental en la que hemos metido a nuestro planeta. Un amable seguidor, cuyo punto de vista era diferente del mío, me contestó diciendo aproximadamente que “no puede ser para tanto, puesto que los bosques de los países desarrollados están en mejor estado que los bosques de los países en desarrollo”.
Esta afirmación revela dos cosas. La primera, que es falsa. Y la segunda, que no somos ni remotamente conscientes de cómo nuestro consumismo fuera de control provoca directa e indirectamente la extinción de especies animales y vegetales, así como un grave daño al hábitat de muchas otras. Para poder hacerlo entender a mis amables lectores, he concebido una pequeña serie de dos artículos focalizándome en las llamadas “nuevas tecnologías”, porque estos aparatos, dispositivos y sistemas de comunicación electrónicos se han convertido en uno de los principales “objetos de deseo” para los consumidores inermes ante el brutal bombardeo del marketing.