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Thoreau y la ecología

Los problemas éticos asociados a nuestra relación con el medio ambiente han alcanzado tal envergadura que no pueden ser ignorados sino exacerbados, como defiende en su trabajo Vanessa Felipe. Una prueba más de ello es la repentina urgencia y preocupación por el medio ambiente que ha surgido ligada a las últimas catástrofes naturales que hemos sufrido y a las evidentes señales que muestran un aumento preocupante del cambio climático, pero cuyo trasfondo y exigencias ecologistas no son nada nuevo.

Henry D. Thoreau (Concord, 1817-1862) ya postuló en su filosofía la necesidad de convivir con el entorno y la naturaleza sin dañarla, dejando la mínima huella; y algunos escritores como Phillip Cafaro lo han vinculado con importantes autores precursores del movimiento ecologista actual, como son Aldo Leopold y Rachel Carson.

En el presente artículo resumimos algunas ideas de Thoreau que consideramos relevantes en la actualidad, y hemos extraído del ensayo 'Vida y wilderness: actualidad de la ética medioambiental thoreauviana' de Diego Clares.

En palabras de Diego: “Para considerar la ética medioambiental de Thoreau en relación con las propuestas contemporáneas, hemos de tener presente este carácter biocéntrico. De tal modo, entre las teorías éticas que podemos considerar al respecto, se encuentra una fundamental: la ecología profunda”.

Los principios de la “ecología profunda”

También destaca que cabe considerar una posible concordancia con algunas concepciones de la ecología profunda, expuesta por Arne Naess en siete principios. Entre estos, hay ciertas diferencias que pueden justificarse con la diferencia temporal y contextual, especialmente política. En cuanto al resto, podemos señalar los siguientes aspectos:

- Rechazo y sustitución de la imagen del hombre-en-el-entorno en favor de la imagen del campo-total o relacional. Thoureau propone al individuo humano como una parte integrante más de la naturaleza.

- Igualitarismo biosférico. Se trata de un ‘criterio general’ o amplio que no carece de excepciones. El ser humano es una especie más dentro de la naturaleza.

- Lucha contra la contaminación y el agotamiento de los recursos. Tanto el problema de la contaminación como el de la escasez de recursos son principales para la conservación de la 'wilderness' o naturaleza salvaje, y están presentes tangencialmente en la sencillez y la sobriedad thoreauvianas. Es interesante que propusiera esto hace más de 150 años.

- Complejidad, no complicación. Naess señala que los sistemas naturales son complejos y vastos, son intrincados. El segundo elemento de este principio, que se opone a la complicación, incide sobre que debemos adoptar una actitud adecuada hacia tal complejidad, aceptándola en vez de intentar simplificarla. También conviene tener en cuenta que la simplificación que rechaza Naess no es la sencillez que expone Thoreau, que se refiere a las decisiones que tomamos y no a nuestras concepciones de la naturaleza.

La intervención humana

Si aceptamos la importancia contemporánea de las reflexiones de Thoreau respecto al trato con el entorno natural, estas concordancias han de ser nuestro primer punto de apoyo. El hecho de que aceptemos estas y no otras implica un compromiso específico que va más allá de la intención de conservar el medio ambiente: acepta y critica ciertos métodos, que implican cambios en el grado de intervención humana sobre el entorno natural. 

El filósofo americano Henry Thoreau escribió muchas de sus ideas ecologistas en un diario que mantuvo durante más de 20 años,y es también en su obra, 'Walden', en la que expresa conclusiones sobre su vida en contacto con la naturaleza, obra que escribió durante dos años en una humilde cabaña en el lago del mismo nombre.

Además de su defensa del medio ambiente, Thoreau destacó por sus ideas contrarias a la esclavitud y sentó cátedra sobre la desobediencia civil en Estados Unidos. Puedes leer más sobre él en www.thoreauencastellano.com.

Los problemas éticos asociados a nuestra relación con el medio ambiente han alcanzado tal envergadura que no pueden ser ignorados sino exacerbados, como defiende en su trabajo Vanessa Felipe. Una prueba más de ello es la repentina urgencia y preocupación por el medio ambiente que ha surgido ligada a las últimas catástrofes naturales que hemos sufrido y a las evidentes señales que muestran un aumento preocupante del cambio climático, pero cuyo trasfondo y exigencias ecologistas no son nada nuevo.

Henry D. Thoreau (Concord, 1817-1862) ya postuló en su filosofía la necesidad de convivir con el entorno y la naturaleza sin dañarla, dejando la mínima huella; y algunos escritores como Phillip Cafaro lo han vinculado con importantes autores precursores del movimiento ecologista actual, como son Aldo Leopold y Rachel Carson.