Embalses, presas y azudes, la mayoría ya obsoletos y con los derechos de uso a punto de expirar, forman parte del millón de barreras que cortan el paso a los ríos en toda Europa, convirtiéndose en los más “fragmentados del mundo”. Para a analizar esta situación, WWF ha elaborado un nuevo informe en el que evalúa los efectos positivos que tendría derribar una muestra de 30.000 obstáculos en los ríos continentales. Entre estos últimos destaca la presa de la Hoz Seca en el río del mismo nombre y que forma parte del área del Parque Natural del Alto Tajo, en la provincia de Guadalajara, como ejemplo paradigmático en España.
En total, los resultados concluyen que podrían “liberarse” más de 50.000 kilómetros de ríos en Europa y más de 17.000 kilómetros en España. Así, muestra el potencial que tendría “reconectar” estos ríos: demoliendo solo el 3% del millón de barreras existentes se conseguiría el doble del objetivo europeo fijado en la Estrategia de Biodiversidad para 2030.
Según el estudio, España es una de los países europeos con más barreras. Identifica más de 5.400 obstáculos prioritarios para la demolición por su alto potencial para reconectar los ríos, cuya desaparición permitiría liberar más de 17.000 kilómetros de ríos en España. Entre ellos, se encuentra la presa de la Hoz Seca, en el Alto Tajo, como ejemplo emblemático. Su demolición permitiría recuperar la conectividad de más de 30 kilómetros del río y el gran valor medioambiental de esta zona.
Concretamente, el informe detalla que esta presa es un ejemplo de “fragmentación ecológica” por una “barrera transversal infranqueable”, resultado de la explotación de una central hidroeléctrica. El embalse está “muy atascado” con sedimentos y el derecho de agua está actualmente por expirar. El problema, detalla, ha ido aumentando en los últimos años debido a la reducción y los cambios en los patrones de lluvia y temperaturas provocados por el cambio climático. Además, las actividades humanas en la zona, especialmente dos minas de caolín que contribuyen a la afluencia de sedimentos de cursos tributarios cercanos, también han agravado la situación.
Hacia el caudal natural del río
“La restauración de esta sección del río requiere la demolición de la presa y la implementación de soluciones basadas en la naturaleza para la conservación y protección del río”. De hecho, la recuperación de la conectividad ecológica (más de 30 kilómetros de caudal río arriba y río abajo) y el valor ambiental del área a través de la demolición de la presa beneficiarán el caudal natural del río“, precisa el informe.
Rafael Seiz, técnico de políticas del Programa de Agua de WWF recuerda que los ecosistemas acuáticos son los más degradados del mundo y los que pierden a mayor ritmo su biodiversidad, y que una de las presiones que arrastran es su modificación permanente mediante embalses. Esto no solo modifica la cantidad de agua que circula por los ríos sino también todo el movimiento de sedimentos y nutrientes, así como la comunidad biológica.
“Esta degradación hace, no solo que los organismos cambien sino que las especies no encuentren su hábitat ideal, siendo sustituidos por otras especies exóticas que proceden de otros lugares, lo que genera un cóctel perfecto para destruir el capital natural de especies”, afirma este experto. Y en este contexto, las presas son “ejemplo perfecto” porque, a pesar sus beneficios para la explotación hidroeléctrica, “debemos ser conscientes de su efecto permanente de destrucción”. Se refiere además a todas aquellas construcciones que se han quedado obsoletas, que ya no se utilizan o están a punto de expirar pero se mantienen en el sitio provocando el mismo impacto negativo en la naturaleza. “Son presas pequeñas, pero con un efecto demoledor”.
La sustitución de presas por renovables
WWF también parte del hecho de que muchas de estas pequeñas presas pueden ser ya sustituidas, tras expirar sus 40 o 50 años de vida útil, por tecnologías menos impactantes como la energía solar o la eólica. “Así, conseguiríamos que el río encontrara un equilibrio nuevo y con poco esfuerzo se revertiría el daño realizado en cuatro décadas. Eliminar las presas es curar los ríos, darles todas las características de ríos libres”.
El informe demuestra que la eliminación de presas es la medida “más rápida, fácil y barata” para restaurar un río. Su eficacia se ha demostrado en presas de todo el mundo ya que el tiempo que transcurre entre la eliminación y la recuperación del río es muy corto. En pocos meses, el río recupera su territorio, la calidad del agua mejora, los bosques vuelven a cobrar vida, el número de especies -acuáticas y terrestres- se dispara y vuelven a funcionar los servicios ecosistémicos que un río en buen estado ecológico proporciona.
A finales de junio, la Comisión Europea dará a conocer su propuesta de objetivos jurídicamente vinculantes para la restauración de la naturaleza. Para WWF, restaurar los ríos mediante la eliminación de obstáculos es “crucial para frenar el declive de biodiversidad acuática y cumplir con lo establecido por la Directiva Marco del Agua”. “La eliminación de obstáculos de los ríos es una herramienta clave para recuperar la funcionalidad de los ríos”, afirma por su parte Teresa Gil, responsable del programa de Agua de WWF. Y añade: “Si queremos alcanzar los objetivos del Pacto Verde, y un paisaje resiliente que permita a la naturaleza y a las personas adaptarse al cambio climático, tenemos que mirar a nuestros ríos y empezar a liberarlos de todos los obstáculos que se han acumulado en ellos durante el último siglo”.