Marta Masa es una joven alcarreña de 20 años que desde pequeña sintió una atracción irrefrenable por conocer las entrañas de los coches y las motos. Esta afición forjó poco a poco en su mente una meta profesional: ser mecánica del automóvil, un oficio ‘masculino’ que la sociedad ha reservado tradicionalmente a los hombres como la enfermería a las mujeres. Pero para Marta este estereotipo social no fue un impedimento. Estudió dos años de Formación Profesional de Electromecánica en un instituto de Guadalajara, la primera mujer, -que daba ese paso- en ese centro educativo.
“Siempre he sentido curiosidad por saber cómo funcionan los coches por dentro y decidí dedicarme a la mecánica”, explica Massa a eldiarioclm.es. Un destino que no le ha librado de soportar actitudes sexistas y molestas por parte de muchos hombres: “Fue duro recibir comentarios machistas de mis compañeros y algún profesor que creían que una mujer mecánica desencajaba en el oficio y pensé en dejarlo, pero me convencí de que era lo que quería hacer con mi vida y le eché valor”.
Esa determinación llevó a Marta a graduarse y hoy trabaja ilusionada en un taller de la capital alcarreña donde con su esfuerzo ha conseguido que la imagen de una joven con mono azul y llave inglesa no sea tan extraña. “Todavía hay clientes hombres que dicen cuando me ven: ¡Joder una chica mecánica! Y te vigilan a ver qué haces con su coche, pero poco a poco te ganas su confianza cuando ven que trabajas bien, porque esto es un trabajo, no un trabajo solo de hombres, que es una mentalidad muy desfasada”.
La historia de Marta por hacerse hueco en un mundo masculino y urbano contrasta con la trayectoria de Beatriz Hernández en Algar de Mesa, un pequeño pueblo de la comarca de Molina, situado a 130 kilómetros de Guadalajara. En este entorno rural, el tiempo y la rutina los marca la naturaleza. Nacida hace 24 años en Calatayud (Guadalajara), la vida de Beatriz ha permanecido siempre vinculada a la población molinesa; al silencio de sus campos y a sus tradiciones. En este enclave estudió los primeros años hasta que se trasladó a Molina de Aragón a cursar el bachillerato. Sin embatgo, su vocación la tenía definida desde hacía tiempo y no tenía nada que ver con la de la mayoría de jóvenes de su edad que marchan del medio rural para vivir en la ciudad. Deseaba ser ganadera en su pueblo y continuar con el legado ganadero de la familia. “Desde pequeña he vivido con el ganado, me gusta ayudar y cuidar a los animales y tengo un arraigo fuerte por las costumbres y los paisajes del Valle del Mesa”, asegura Hernández.
La jornada de esta joven arranca a primera hora de la mañana cuando acude a la nave para dar de comer a su rebaño de cabras, atiende a las hembras que paren y pastorea con el ganado por los prados aledaños. Una rutina de cerca de 10 horas diarias a la que no ha pensado renunciar, porque le llena y es lo que aprendió desde niña viendo a otras mujeres dedicadas a la ganadería y la agricultura: “Vivir en el medio rural no están negro como lo pintan. Aquí hay más calidad de vida, menos contaminación, estrés y más relación con los vecinos”, afirma la joven molinesa.
Un ideario feminista
La vida de Marta y Beatriz junto a la de otras mujeres enraizadas en Guadalajara, que destacan por su valentía al haber saltado barreras sociales y desempeñar oficios masculinizados, protagonizan ‘Ellas’, la última muestra fotográfica diseñada por el fotoperiodista de origen chileno y afincado en Guadalajara Ignacio Izquierdo. Se trata de un proyecto, coordinado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha dentro de las iniciativas para celebrar el Día Internacional de la Mujer con el que se propone poner en valor la experiencia de estas mujeres más o menos anónimas que defienden la igualdad entre hombre y mujeres; un ideario feminista que demuestran cada día con su actividad laboral.
“'Ellas' pretende visibilizar a mujeres de Guadalajara de distintos oficios masculinizados con el objetivo de generar lazos y redes en torno al feminismo alcarreño. Existe todavía hoy un techo de cristal y hay que superar muchas barreras sociales para conseguir que las mujeres vivan en una sociedad más libre y justa”, sostiene Ignacio Izquierdo.
La muestra, que se exhibe en el Museo Provincial de Guadalajara es un recorrido, a través de la trayectoria de 20 mujeres, que sobresalen por haberse ‘emponderado’ u ocupar puestos profesionales vinculados al sexo masculino y todavía con una representación femenina minoritaria como la investigación, la medicina, el deporte, las telecomunicaciones o la dirección musical. Estas mujeres, que ocupan puestos en el mundo de la ciencia, las artes o la tecnología, entre otros, comparten espacio con otras féminas que desde el activismo social y el desempeño de oficios tradicionales también han contribuido a la conquista de los derechos de la mujer en las últimas décadas.
“Quería aglutinar a una amalgama de mujeres de diferentes perfiles, edades, caracteres y responsabilidades; emponderadas o que son relevantes en la sociedad guadalajareña, porque han conseguido salvar estereotipos sociales y se han hecho un hueco en actividades tradicionalmente masculinizadas como es el caso de una conductora de autobús o del equipo de fútbol femenino del Dínamo de Guadalajara”, asevera el fotoperiodista.
El repertorio fotográfico arranca con la imagen de Ana Lozano, icono del atletismo alcarreño y concluye con Nuria Matamala, directora de la Banda de Música de la Diputación de Guadalajara. Entre medias se intercala un universo femenino coral en el que despuntan mujeres entrañables de la sociedad alcarreña como María Tello, activista del bienestar animal y directora del albergue de la Camada; Blanca Calvo, alma del Maratón de los Cuentos de Guadalajara y única alcaldesa de la ciudad, a principios de los años 90; Estrella Ortiz, cuentista y directora del Coro Poético y Peripatético de Guadalajara; Laura Domínguez, publicista y dinamizadora cultural, Ana Ongil, una de las fundadores del espacio ecofeminista ‘El Rincón Lento’ o el grupo adolescente de rock ‘Las Veroñas’. Además, otras de las profesiones en femenino representadas en la muestra son la biología, la apicultura, el transporte de viajeros, el diseño, la construcción o la restauración del patrimonio.
La composición de este collage femenino es el resultado de un año de trabajo, de viajes por la provincia alcarreña y de multitud de sesiones fotográficas para captar la mejor instantánea de estas mujeres cargadas de “fuerza y valor”, tal como las define el autor de la muestra. El rostro de todas ellas rezuma la sonrisa y la felicidad de unas mujeres que han decidido en libertad sobre sus vidas sin dejarse condicionar por las ataduras sociales.
“Cualquier trabajo que nos apasione”
“Soy feminista y esta exposición es una idea increíble, porque ayuda a concienciar a la sociedad en igualdad y demuestra que las mujeres podemos desempeñar cualquier trabajo que nos apasione y que debemos tener las mismas oportunidades, salario y derechos que ellos”, subraya Marta Masa.
Para Beatriz Hernández este proyecto también es positivo, porque “las mujeres siempre aportamos otros puntos de vista y así se dan a conocer algunos oficios tradicionales de los pueblos como la ganadería que desaparecerán dentro de unos años y la gente puede acercarse a la realidad del mundo rural”.
El proyecto, que ha recibido una buena acogida de público se exhibe hasta el 17 de marzo en la Sala Azul del Palacio del Infantado y nace con vocación de continuidad: “Me gustaría hacer una trilogía de ellas para convertir esta exposición en nosotras y vosotras en los próximos años y que la muestra sea itinerante y recorra otras poblaciones de la región”, concluye Izquierdo.