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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las FARC utilizaban un laboratorio en un pueblo de Toledo para fabricar cocaína

Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Policía y el Ejército de Colombia, han desmantelado dos laboratorios clandestinos de cocaína con capacidad para elaborar dos toneladas de droga al mes.

Se trata de la primera macrooperación policial internacional realizada de forma conjunta con el ejército colombiano, que ha permitido localizar ambos laboratorios en Casasbuenas (Toledo) y en la selva colombiana de Tolima. En el laboratorio ubicado en territorio español fueron detenidos cuatro 'cocineros' traídos expresamente desde Colombia para transformar la droga, además de una persona que se encargaba de vigilarles cuando trabajaban.

Allí fueron intervenidos 150 kilogramos de coca base, siete kilogramos de cocaína lista para su distribución, siete toneladas de productos químicos utilizados como precursores, un revolver y más de 100.000 euros en metálico.

Además, y gracias a un operativo internacional desarrollado por primera vez, ha sido desmantelado simultáneamente un laboratorio clandestino en la selva colombiana para el procesamiento de pasta base y clorhidrato de cocaína, en el que han sido intervenidos 260 litros de base de coca en proceso, 400 kilogramos de hoja de coca, útiles para procesamiento y miles de precursores.

Como resultado de la operación han sido detenidas nueve personas en España, entre las que se encuentran el líder de la organización y su lugarteniente, los cuales controlaban otro centro de adulteración y corte de cocaína en la provincia de Guadalajara. Uno de los detenidos contaba con un entramado de empresas a disposición de la organización, una de las cuales importaba carbón hulla desde Sudamérica, el cual venía impregnado con la sustancia estupefaciente y posteriormente, mediante un complejo proceso químico, era recuperada en el laboratorio desmantelado.

Carbón hulla impregnado en cocaína

En los primeros meses del presente año se inició una investigación internacional conjunta con la Policía Nacional y el Ejército Nacional de Colombia, tutelada por el Juzgado de Instrucción número 4 de Toledo y el apoyo del 6 y de la Fiscalía Antidroga.

En esa fecha los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización liderada por un sujeto de nacionalidad colombiana, miembro disidente de las FARC, que pretendía crear en España una compleja infraestructura para recibir cocaína desde Colombia oculta en diferente mercancía legal y, posteriormente, a través de un gran laboratorio clandestino, extraer la pasta base y elaborar cocaína lista para su consumo.

Durante la investigación, los agentes averiguaron que un ciudadano español residente en la localidad toledana de Navahermosa contaba con un entramado de empresas que, presuntamente, ponía a disposición de la organización para sus actividades ilícitas. Así, a través de una de estas empresas importaba carbón de hulla desde Sudamérica, el cual venía impregnado con la sustancia estupefaciente. Ya en nuestro país, mediante un complejo proceso químico, la cocaína era recuperada en el laboratorio clandestino.

Laboratorio en pleno proceso de producción

Tras varias pesquisas los agentes constataron que la red contaba con un laboratorio clandestino ubicado en la localidad toledana de Casasbuenas. Tras analizar toda la información, los investigadores realizaron la correspondiente entrada y registro en la que participaron agentes del GEO.

En el momento del asalto, el laboratorio se encontraba en pleno proceso de producción y fueron detenidos cuatro 'cocineros' de la droga, ciudadanos colombianos venidos desde Colombia expresamente para llevar a cabo el proceso de extracción de la coca base y su posterior transformación en cocaína lista para el consumo. En la misma finca del laboratorio fue detenido también el miembro de la organización encargado de dar seguridad y protección al laboratorio, el cual iba armado en todo momento.

Allí fueron intervenidos 150 kilogramos de cocaína base así como estupefaciente en diferentes estados del proceso, entre ellos dos kilos en formato ladrillo de clorhidrato de cocaína lista para su distribución. Además, se incautaron de más de siete toneladas de precursores químicos y sustancias sólidas destinadas a la extracción de la pasta base de cocaína y posterior transformación en clorhidrato de cocaína. Según los investigadores tenía capacidad para producir 500 kilos mensuales.

El jefe de la organización vivía en Azuqueca (Guadalajara)

Además, en la localidad de Azuqueca de Henares (Guadalajara) se llevaron a cabo tres registros domiciliarios entre los que cabe destacar el del jefe de la organización y su lugarteniente. Allí se desmanteló un centro de adulteración y corte de cocaína que tenían en uno de los domicilios de seguridad, y en el que se intervinieron cinco kilogramos de cocaína listos para su distribución así como 110.000 euros en metálico.

Puesto que uno de los líderes de la organización en España formaba parte de la disidencia de las FARC, a través de los Oficiales de Enlace del Cuerpo Nacional de Policía en Colombia, se inició la coordinación con la Policía Nacional y el Ejército de Colombia. En ese país, la investigación se centró sobre el Frente 21 de las disidencias de las FARC que controlaba la zona de Tolima ya que esta organización criminal enviaba cocaína en barcos y contenedores hacia Centro América, EEUU y Europa.

Tras varias gestiones, los agentes localizaron un laboratorio clandestino en la selva colombiana –Tolima- para el procesamiento de pasta base y clorhidrato de cocaína. Cuando las Fuerzas Armadas Colombianas se aproximaron al lugar se produjo un enfrentamiento armado con los puntos de vigilancia de las FARC, tras el cual los responsables huyeron para no ser detenidos y se ocultaron en la zona selvática.

Fueron intervenidos 260 litros de base de coca en proceso, 400 kilogramos de hoja de coca, útiles para el procesamiento, miles de litros de diferentes precursores como ácido sulfúrico, gasolina, cloro, amoniaco, sosa caustica, entre otros. El laboratorio, con una capacidad para elaborar 1.500 kilos de cocaína al mes, fue destruido para evitar que siguiese con su ilícita actividad.