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Felipa, la librera alcarreña que cautivó a los estudiantes de Madrid

Felipa, en su librería

Raquel Gamo

El retrato humano que familiares y amigos esbozan de Felipa, la librera de la Alcarria que con su sencillez y humanidad encandiló al Madrid universitario de los años 60 y 70 desde su librería, converge en su carácter vital, inteligente y brioso. Detestaba que la llamaran “La Felipa” porque lo consideraba peyorativo y este genio le acompañó durante toda su trayectoria vital. Abandonó su pueblo, el municipio alcarreño de Yélamos de Arriba, y sin apenas estudios fundó en 1944 la Librería Felipa en la calle de los Libreros de Madrid, en el corazón de la capital, a dos pasos de la Gran Vía. Ahí comenzó una andadura cuyo legado homenajeará el lunes 23 de abril el Ayuntamiento de Madrid.

Ochenta años consagrada a su oficio y lo que ella valoraba más,  sus estudiantes, a los  que destinaba sus sabios consejos para sacar lo mejor de ellos.  “Mi tía fue una institución para el mundo universitario, una mujer audaz y altruista que prestaba los libros a los jóvenes que no podían costeárselos”, recuerda a eldiarioclm.es su sobrino Juan José Asenjo, heredero del legado cultural de su tía abuela. Esa actitud cercana y entrañable la convirtió en ‘la tía de los estudiantes’, el apodo con el cariñosamente la conocían los universitarios de la época. 

La vida de Felipa Polo Asenjo estuvo marcada por las dificultades desde su infancia. Nacida en el municipio alcarreño de Loranca de Tajuña el 6 de junio de 1911, su madre provenía de Yélamos de Arriba, donde transcurrieron sus primeros años. Se enfrentó a la orfandad a los tres meses por la temprana muerte de sus padres, Juan y Matea. Las circunstancias condujeron a su hermana mayor, Juliana, a asumir su educación hasta que con siete años ingresó en el convento de monjas de Fuencarral, en Madrid.

Su paso por este internado supuso un antes y un después en su vida. “Las monjas descubrieron a una niña alegre, despierta, capaz de hacer muchas cosas y la encomendaron a Doña Pepita, una célebre librera del centro de Madrid”, explica su sobrino. Entonces, Felipa contaba nueve años y junto a su instructora se zambulló con pasión en su mundo: el arte del libro.

Desde 1920 trabajó al cargo de una librería que pertenecía a su maestra Doña Pepita y aprendió con denuedo los entresijos del oficio. Hasta que en 1944, en plena posguerra, dio el paso de fundar su propio negocio de restauración y compra-venta de libros en la emblemática calle Libreros. Nacía así la Librería Felipa, uno de los establecimientos del libro con más renombre de Madrid. El establecimiento se ubicó en el sótano de un edificio de tres plantas, propiedad de la familia Polo, en el que Felipa vivía en el primer piso. Un templo laberíntico de madera, dedicado al culto del intelecto y de la amistad, que contó entre su nómina de clientes habituales con figuras como el escritor Pío Baroja. Un refugio de las letras que almacenó más de 100.000 volúmenes de economía, política o literatura y que fue testigo de las anécdotas y situaciones más desternillantes.

Los que la trataron definen a Felipa como una mujer enérgica y directa en la relación con el público. Cuando se formaban colas de clientes que daban la vuelta a la calle, Felipa solía decir: “quítate que tengo más gente”. Otro de sus refranes más sonados era “si no tienes que hacer nada, no vengas aquí”. O si algún cliente regateaba con ella el precio de un libro le decía: “Si te haces de miel, te comerán las moscas”.

Y fue esa espontaneidad e inteligencia en la interacción con el público, la que le granjeó fama  y numerosa clientela en todo el país, incluidos los chicos de la Tuna Universitaria de la Escuela Social, que la rondaban de tanto en cuanto en la librería. “Mi tía fue una mujer avanzada para su tiempo y como orgullosa alcarreña se convirtió en una abeja que polinizó en muchos recuerdos y emociones y llegó al alma de los clientes”, cuenta Asenjo.

La librería prosiguió su camino con un local más amplio para responder al volumen de negocio  y con la incorporación de los sobrinos de Felipa hasta que en el año 2001, la delicada salud de Felipa se impuso a su infatigable voluntad de trabajo. Ese año, la casa de libros Felipa echó el cierre, casi seis décadas después de su nacimiento. Su protagonista desaparecía el 25 de abril de 2002 dejando una huella imborrable de 80 años dedicada al oficio librero. Una intensa vida de soltera y sin descendencia, durante la que siempre tuvo presente sus raíces alcarreñas en Yélamos de Arriba, municipio donde está enterrada. Como muestra de la vinculación que Felipa mantuvo con su pueblo, el Consistorio de Yélamos de Arriba proyecta construir una biblioteca en su nombre.

Hoy, 16 años después de su fallecimiento, la memoria de Doña Felipa pervive intacta en la mente de muchas personas que trabaron amistad con la icónica librera. Es el caso de un matrimonio de químicos cuya historia de amor se gestó esperando la cola de la librería hace décadas. Según relata Asenjo, “un día se acercó una pareja a la caseta en la que vendíamos en la Feria de Libro, me miró fijamente y me dijo –tu tía tiene la culpa de que llevemos casados 60 años-”. Desde aquel día esta pareja no se separó y todavía evocaban con cariño a aquella librera que unió sus destinos.  

El caso de un argentino de escasos recursos que llegó a Madrid para estudiar ingeniería rezuma también gratitud. Años después de haber finalizado la carrera, visitó la librería y le espetó a mi tía: “gracias a usted pude aprobar la carrera y ser ingeniero”, relata su sobrino.

Y, aunque el tiempo de Felipa se agotó, su espíritu se siente en cada rincón de la librería que, antaño sirvió de almacén de la sede original, y, que en la actualidad regenta su sobrino Juan José en el popular barrio de La Guindalera con el mismo nombre, en homenaje a su tía. “Mamé la energía y la vitalidad de Felipa desde que empecé a ir a la librería con 3 años y eso me condujo a preservar nuestra memoria familiar, asegura con emotividad. Un proyecto de librería moderna que arrancó hace más de una década y que ”me ha permitido continuar en este mundo para dignificar el oficio de librero“, concluye.

Homenaje de Carmena

La entrañable historia de Felipa no se limitó al mítico local de la calle de los libreros. También inspiró la obra ‘Historia de la Librería Felipa y de la calle de los Libros de Madrid’, editado en 2014 y que ya ha sumado 12 ediciones. Se trata de un ensayo que relata la evolución de la librería durante su más de medio siglo de existencia, aliñada con el anecdotario que acompañó a la protagonista y una memoria gráfica con fotografías en blanco y negro que retratan la esencia de la actividad cotidiana del establecimiento.  

El origen de este proyecto se sitúa en un artículo sobre la vida de Felipa que Luis Regino Mateo del Peral, profesor de Historia de la UNED y antiguo cliente de la librera en sus años de estudiante de Ciencias Políticas, publicó en la ‘Revista Madrid Histórico’ (nº48), en diciembre de 2013, después de encontrarse casualmente con el sobrino-nieto de Felipa en la actual librería.

El éxito cosechado por este reportaje desembocó en varios coloquios en bibliotecas de Madrid y la publicación de otros tantos artículos en la prensa nacional, en torno a la figura de la icónica librera. Finalmente, Juan José propuso a Regino que escribiera la historia de su tía en forma de libro. Y así surgió este ensayo, cuyo prólogo corrió a cargo del exalcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano. “Trabajar en este libro fue una experiencia maravillosa y hace justicia a una persona buena y humilde, siempre dispuesta a ayudar a los demás, que llegó a ser un referente en el mundo del libro”, explica Mateo del Peral a este digital.

A raíz de la buena acogida del libro, la familia de Felipa decidió solicitar con la colaboración de Regino una placa conmemorativa al Ayuntamiento de Madrid en recuerdo de su tía, a finales de 2014. La iniciativa fue impulsada por Pedro Corral, concejal en el Consistorio madrileño en la pasada legislatura, y contó después con la implicación del actual equipo de Gobierno. “Carmena hizo mucho porque esta idea cuajara”, puntualiza Asenjo.

Cuatro años después, el Ayuntamiento de Madrid colocará el 23 de abril una placa en la fachada de la librería genuina del número 16 de la calle de los Libreros. El texto rezará: “Aquí vivió y trabajó Felipa Polo Asenjo ”La Felipa“ (1911-2002), amiga de los estudiantes y amantes del libro”. Al acto, que tendrá lugar a las 18 horas, asistirán miembros del Ayuntamiento, aunque no está confirmada la asistencia de la propia alcaldesa. En todo caso, será una tarde, coincidiendo con el Día del Libro, dedicada a reivindicar la entrega a los libros que profesó Felipa. Un legado perenne.

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