Los placodontos vivieron en un momento en el que se gestaba la aparición de los grandes dinosaurios del Jurásico
Hace 235 millones de años el centro de la Península Ibérica era la orilla del antiguo Mar de Tetis, que dio origen al Mediterráneo, y que se abría en una especie de surco en mitad del supercontinente que conocemos como Pangea. Numerosos grupos de reptiles acuáticos ya habitaban sus costas en lo que hoy ocupa el pantano de El Atance, muy cerca de Sigüenza, en Guadalajara, en un clima subtropical, con alternancia de estaciones húmedas y secas.
Un grupo de investigadores del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED acaba de descubrir una nueva especie de reptil acuático en la zona. Se trata de un placodonto del Triásico Superior de Guadalajara, (Parahenodus atancensis), un reptil marino con caparazón y con unas características tan peculiares que lo hacen único en el mundo.
El hallazgo fue una casualidad y casi un “efecto colateral” de los trabajos que ya venían realizando los paleontólogos en yacimientos más “modernos” que datan del Jurásico o del Cretácico. Fue un alumno, hoy doctor en Ciencias, Carlos de Miguel, quien inició la investigación. El descubrimiento es el resultado de su tesis. El trabajo ya se ha publicado en la revista científica ‘Papers in Palaeontology’, con Adán Pérez y Francisco Javier Ortega como coautores.
Carlos de Miguel explica que el placodonto encontrado en Guadalajara pertenece a un “linaje” de reptiles marinos que apareció tras la gran extinción del periodo Pérmico (hace unos 300 millones de años). Se diversificó y se extendió en periodos posteriores como el Jurásico o el Cretácico para extinguirse como lo hicieron los dinosaurios.
¿Qué es un placodonto?
Hoy en día no hay ningún animal en la Tierra que sea producto evolutivo de los placodontos. “Se puede parecer a una tortuga pero no lo es y no tiene relación con ningún linaje de los reptiles actuales”, explica De Miguel.
Vivía en un mar poco profundo y cálido, repleto de peces (algunos con la estructura que hoy conocemos) y de una gran diversidad de reptiles. “Algunos de ellos acorazados, otros cuellilargos…”, detalla Francisco Javier Ortega, director del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED.
Se estaba gestando entonces la aparición de los primeros dinosaurios. “Había animales de gran tamaño pero no llegan a lo que fueron los del Jurásico en las zonas continentales. También eran muy abundantes los antepasados del linaje de los cocodrilos”, explica, aunque en su aspecto poco tuvieran que ver con los de hoy en día. “Eran más bien otro tipo de dinosaurios de los que no tenemos huesos pero que nos dejaron muchas huellas en la provincia de Guadalajara”. Muy cerca de El Atance se puede ver su rastro, en el paraje Los Arroturos, que es visitable y está señalizado, en el municipio de Paredes de Sigüenza.
“El descubrimiento de la nueva especie ha supuesto poner una pieza más en una zona del puzle que estaba muy vacía” que tiene que ver con los ecosistemas del Triásico Superior, sobre el que todavía “hay muy pocas cosas claras”.
Hace años abrieron una línea de investigación sobre el periodo Triásico en Guadalajara cuando encontraron un yacimiento en el vaso del embalse de El Atance. La retirada de las aguas de este embalse puso lo puso al descubierto y desde el principio, explica Ortega, “pintaba bien”.
Su trabajo inicial se centraba en otro grupo de animales, los notosaurios, de los que se han encontrado esqueletos completos. Ahora están en estudio pero uno de ellos se puede ver en el Museo de la Paleontología de Cuenca. “En el museo hay una zona dedicada al Triásico de la región”. Allí hay maquetas a tamaño real.
“Se sabe que hay reptiles marinos en la Península Ibérica similares al encontrado en El Atance desde hace más de un siglo” pero hasta ahora los restos hallados eran “muy malos”, frente a los hallazgos en otros puntos de Europa, como Alemania, y habían dado pocos argumentos a los investigadores para conocer mejor a estos reptiles, los placodontos.
“En Guadalajara no solo nos encontramos con un ejemplar completo sino con varios que pertenecen a distintos grupos de reptiles marinos de la época”, señala Francisco Javier Ortega, quien sostiene que el yacimiento de El Atance “va a dar que hablar” en el mundo de la investigación vinculado a la Paleontología.
Y es que, si los placodontos ya son “raros”, dice, el ejemplar encontrado en Guadalajara lo es aún más. Es considerado por los paleontólogos como una especie de “primo” del sur de Europa que les va a permitir ir completando la historia evolutiva de este grupo de reptiles.
Han encontrado un cráneo que, aunque incompleto, “ya es un elemento único”. Apareció adosado al esqueleto de otro animal mucho más grande, que superaba los tres metros. Pero, ¿qué se sabe de él? El placodonto de El Atance tenía un cráneo pequeño, de unos diez centímetros pero su envergadura podría llegar al metro, quizá más, explica Carlos de Miguel.
Sus dientes eran muy parecidos a un canto cuyo diseño plano le permitía alimentarse de organismos con una cubierta dura. Eran durófagos. Comían crustáceos, animales bivalvos… “Sus dientes les permitían romper caparazones y estaban especializados en machacar”, explica Francisco Javier Ortega.
El de Guadalajara ofrece una gran diferencia con los ejemplares encontrados en Alemania. “Allí habían perdido sus dientes y ramoneaban en los fondos marinos para filtrar los alimentos”, dice De Miguel. Su hábitat eran las zonas marinas costeras y aunque todavía no se ha encontrado ningún caparazón en la zona –eso les animará a continuar con las excavaciones- sí que se descubrieron en otros lugares de la provincia de Guadalajara, como Molina de Aragón.
En un futuro próximo, los restos encontrados podrían engrosar los fondos del Museo de la Paleontología de Castilla-La Mancha, MUPA, con sede en Cuenca, cuyo proyecto museográfico, por cierto, ha desarrollado este grupo de investigadores.