Identifican genéticamente al primer represaliado de la fosa 4 de Manzanares gracias al ADN de su hija de 91 años

Las pruebas de ADN han dado positivo en el proceso de identificación de Francisco Martín-Carnerero Alcarazo, que es la primera persona que ha sido identificada por vía genética tras la exhumación de dos fosas comunes de la localidad de Manzanares, en Ciudad Real, por parte de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Martín-Carnerero ha podido ser identificado gracias al ADN de su hija María, de 91 años. Se le hará entierro este sábado en la localidad, en la sepultura de propiedad familiar.

Desde la ARMH ya han explicado las dificultades que ha supuesto la exhumación de sendas fosas en la localidad, ya que algunas ya habían sido intervenidas con anterioridad. Es por eso, que han empezado por la fosa número 4, en la que estaba enterrado Francisco, ya que la disposición de los cuerpos lo permitió. También, se intenta dar prioridad a los casos en los que hay familiares de edad avanzada, explican desde la Asociación. De la fosa se han recuperado once cuerpos, de los cuales 9 son de represaliados con juicio sumarísimo.

De las nueve víctimas, había ADN donado de tres familias que ha podido dar identificación genética con resultados concluyentes, como es el caso de Martín-Carnerero. También se está estudiando actualmente el ADN de la familia de Francisco Menor Fernández y de Gabriel Núñez Alarcón. “Con eso damos por cerrado el capítulo de identificaciones de la fosa 4”, explican desde la asociación. En el caso de la fosa 1, ha dado “muchos más problemas”, pero se han podido rescatar 22 cuerpos, de los cuales 21 corresponden a represaliados. En este caso, la fosa sí fue exhumada, entre 1978 y 1981 y hasta más de dos metros de profundidad.

“Esto ha complicado sobremanera los trabajos de investigación antropológica de Sergio León, que al final ha construido casi un puzzle. Pero los cuerpos se deslomaban según avanzábamos y la tipología del enterramiento no ayudaba”, explica Marco González. Ya se ha terminado el estudio, que comenzó en Ponferrada y ha seguido en Madrid, y se baraja que “en breve” se cuente con los resultados de las muestras de donantes. En la fosa 1, por ejemplo, se le dará prioridad a familias como la de Manuel Menchen, cuyo hijo tiene 96 años. Desde la asociación recuerdan que no sólo se está llevando a cabo el estudio de esta exhumación, sino también de otras, como la de Guadalajara donde la semana pasada se identificaron dos cuerpos.

Francisco Martín-Carnerero Alcarazo era vecino de Manzanares. Ingresó en la Policía Municipal en febrero de 1936 y permaneció en ella hasta que fue movilizado con el Ejército de la República en mayo de 1938.

Afiliado a la UGT, fue detenido tras el final de la guerra, el 6 de abril de 1939, y condenado a pena de muerte por adhesión a la rebelión en el juicio sumarísimo 2828 que se celebró el 18 de junio de ese mismo año. En cumplimiento de la condena por parte de un tribunal militar fue asesinado el 25 de octubre de 1940 cuando tenía 36 años y enterrado en una fosa común en el cementerio municipal de Manzanares

Su cuerpo junto al de otros 20 hombres fue exhumado el pasado mes de mayo por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y esta es la primera de las identificaciones que se llevan a cabo para devolver la identidad a estas personas y permitir que sus familias después de 40 años de dictadura y 40 de democracia puedan entrar los donde consideren oportuno.

Tanto los costes de la exhumación como los de las pruebas de ADN han sido sufragados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que para ello no pide subvenciones por estar en contra de un modelo en el que crímenes tan graves no se tratan como derechos humanos y por tanto universales. Sus recursos salen de sus socios y socias donantes y del trabajo voluntario que llevaron a cabo en el cementerio de Manzanares un grupo de arqueólogos forenses y personas que han dedicado su tiempo y su esfuerzo a permitir esta reparación para las familias. 

En diciembre del año 1981 su viuda, Josefa Peñuelas, solicitó por escrito al ayuntamiento de Manzanares que se dignificara con un tumbón (una placa de mármol) y se pusiera el hombre de todos los nombres que se conocían entonces de los asesinados en la Fosa 4.