Incertidumbre entre las parejas y golpe para el sector de las bodas: “Empieza de nuevo la cuenta atrás”
Dicen que el día de tu boda es uno de los más felices de tu vida y organizarla forma parte de ello. Sin embargo, miles de parejas se han visto en la obligación de posponer sus enlaces a raíz del estado de alarma, algunos para el 2021 aunque otras parejas continuan a la espera de que la situación mejore. Es el caso, por ejemplo de María y Juan. Tienen previsto casarse en septiembre, y por ahora mantienen la fecha a la espera de cómo avance la situación en las próximas semanas.
“Esta aventura comenzó en febrero del año pasado. Hasta ese momento, todo era ilusión aunque aún quedaba mucho. Realmente sentí que empezaba a coger forma todo cuando tuve que elegir el vestido. Después llegó el turno de los regalos, invitaciones y otros detalles. Contacté con una empresa para que me hiciera el tocado. El coronavirus ya estaba azotando China, pero aquí apenas había casos. Me llamaron para decirme que ya tenían mi tocado, justo a tiempo para la primera prueba del vestido. Fue justo ahí donde todo se paralizó. Empezó el confinamiento, y lo que al principio sonaba en mi cabeza con un ‘no será para tanto’ fue cogiendo fuerza y arrasando España”.
Además, María ha vivido muy de cerca la crisis sanitaria por su trabajo, por lo que el tema de la boda quedó totalmente paralizado. “Siempre he tenido la esperanza de que todo esto pasase y de que al ser la boda en septiembre no tendría que anular nada, pero hay momentos en que la situación te puede y te pones en lo peor. Ahora, tras escuchar las fases propuestas para la desescalada, hemos recuperado la ilusión de poder celebrar la boda en septiembre y ahora con más ganas que nunca”.
Alba y Antonio tienen previsto que su boda se celebre en octubre. Por el momento han acordado mantener la fecha, ya que no saben cómo va a evolucionar todo. La peculiaridad de esta pareja es que tenían previsto hacer una boda con más de 300 invitados, por lo que ahora se plantean mantener la fecha a sabiendas de que tendrán que modificar aquellos aspectos que sean necesarios para la boda que se imaginaban en aras de celebrarlo con mayor seguridad.
Los que sí han tenido que posponer su boda han sido Luis y Virginia. Su enlace estaba previsto que se celebrara el 21 de marzo en Mocejón, en la provincia de Toledo. Sin embargo y viendo cómo evolucionaba el coronavirus decidieron que no era el mejor momento. “Lo primero que hicimos fue ponernos en contacto con el restaurante para comentarle nuestra decisión. Su respuesta fue muy amable, entendiendo perfectamente la situación. A continuación nos pusimos a llamar a la Iglesia y al resto de proveedores y lo cierto es que todo el mundo nos entendió muy bien”.
Al haber pospuesto la boda, las reservas que tenían dadas a distintos proveedores han servido igualmente de señal para el año que viene. Sólo están a expensas de la devolución del importe del viaje ya que ese sí que lo han tenido que cancelar. “Pensaremos si hacer invitaciones virtuales para la nueva fecha debido que las anteriores ya no sirven”. Si todo va bien, la boda se celebrará finalmente el 13 de marzo de 2021.
Daniel López es el fotógrafo que contrataron Virginia y Luis para su boda. Lleva más de diez años dedicándose a la fotografía y al diseño gráfico. Por el momento le han pospuesto cuatro bodas que se iban a celebrar durante el estado de alarma. “En esta ocasión tan especial lo que hemos hecho ha sido moverlas al año que viene o en meses posteriores. No he tenido ningún problema en mover fechas, ya que en estos momentos lo más importante es ayudarnos entre todos”.
Además de la fotografía, su principal fuente de ingresos le llega a través de una agencia de comunicación “por lo que por ahora puedo seguir manteniendo esos ingresos, aunque también se ha visto afectada por el confinamiento”.
En Albacete se encuentra la Floristería El Jardín, otro sector afectado por la obligación de las parejas de posponer sus enlaces. “A falta de hablar con algunos novios se han pospuesto 15 bodas que se iban a celebrar entre marzo y agosto y todas las comuniones de abril y mayo. Estamos en contacto con parejas que tienen previsto celebrar sus bodas a finales de temporada y que aún mantienen las fechas a la espera de lo que puede pasar”, explica Nuria.
Es consciente de que van a ser meses difíciles, pero confía en que cuando pase el coronavirus puedan hacer los últimos eventos de la temporada. “La previsión no es nada buena, pero la mayoría de las bodas se han pospuesto y nosotros no tenemos ninguna cancelación”.
“Desde que abrimos nuestras puertas, es el peor momento que hemos vivido”
Los Lavaderos de Rojas es una finca del siglo XVI con una localización privilegiada: está situada en la ribera del Tajo, a tan solo diez minutos del Casco Histórico de Toledo y a menos de una hora de Madrid. Su actividad se centra principalmente en bodas aunque también se celebran comuniones, cenas benéficas e incluso sus famosas cenas tematizadas, donde el comensal disfruta de un viaje al pasado, cenando en salones del siglo XIX. Esta finca también es conocida, por ser escenario de series y películas de gran éxito.
“Para ofrecer algo de tranquilidad a nuestras parejas se esta ofreciendo una posible fecha B para 2021. En el caso de que la fecha de su boda se vea afectada por este estado de fuerza mayor, realizamos la modificación de la fecha del contrato actual por la nueva fecha y mantendremos las mismas condiciones y cláusulas acordadas. En ningún momento hemos considerado el aumento de precios por este cambio”, explica su director, Juan Manuel Tante.
“La condicionalidad que proponen al sector hostelero, en muchos casos, hará que sea inviable el poder mantenerse abierto. En nuestro caso, será posible mantenernos en esta situación, esperando retomar pronto la actividad de una manera segura y normalizada. Creemos necesario que prorroguen las condiciones de los ERTE, más allá del estado de alarma, permitiendo la incorporación escalonada del personal, acorde a las limitaciones impuestas”.
“No hemos parado de formarnos en todo este tiempo, con lo cual saldremos reforzados”
Miriam Martín Morales es propietaria de un salón de peluquería y estética llamado ‘Miriam Estilista’ de Toledo. Durante el estado de alarma tenía previsto trabajar para seis bodas. “A nivel general han sido unas perdidas económicas importantes, en mi caso en el momento que se declaró el estado de alarma tenía cinco empleados, con lo cual me resultó bastante difícil tomar una decisión y me vi obligada a presentar un ERTE”.
Es consciente de que en cuanto se vuelvan a abrir las peluquerías, sus servicios se van a demandar “casi de urgencia”, con lo que cual se alegra enormemente. “Tengo la suerte de tener un salón bastante amplio, aunque tengo que redistribuir a los trabajadores por turnos, ya que tenemos que respetar el aforo por la seguridad de todos, con lo que he tomado la decisión de ampliar el horario para poder hacer frente a todas las demandas de la clientela lo antes posible”.
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