Pablo Nieva es psicólogo en Azuqueca de Henares (Guadalajara) y coordina a las 14 profesiones distribuidas por la región que integran el programa que atiende a menores víctimas de violencia de género. Un trabajo que realiza en virtud del convenio entre el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha y el Colegio de la Psicología en la región.
Su objetivo es que en la sociedad ‘calen’ modelos de género no machistas. Una tarea complicada porque, sostiene, convivimos con una “normalización de la violencia”. El instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha ha iniciado una campaña bajo el lema 'Sin un sí, ¡Es no!'. Es la primera que se realiza en España contra la llamada 'violación en cita', aquella que ocurre en encuentros con amigos o con la pareja e incluso con alguien que se acaba de conocer.
Pablo Nieva cree que el Instituto de la Mujer “ha dado en el clavo” al permitir visibilizar la problemática en ámbitos donde habitualmente se producen estas agresiones: las fiestas locales. Ocurrió recientemente durante los ‘sanfermines’ en Pamplona pero el hecho de que el cuerpo de la mujer sea un instrumento más del hombre no es nada nuevo. La relajación del ambiente festivo y el consumo de alcohol propician situaciones de violencia no deseadas.
Pero en ocasiones no es fácil que las chicas sean conscientes de lo que ocurre (sea cual sea el tipo de abuso) por lo que Nieva considera un obstáculo para erradicar el problema la “tendencia” que existe a “legitimar y banalizar” la violencia e incluso a asumir la culpa por parte de las jóvenes. “Hay chicas que normalizan la violencia hasta el punto de no saber distinguir entre una relación de maltrato y una saludable”. Eso provoca que continúen adelante con la relación o simplemente que no le den importancia en el caso de tratarse de algún conocido.
Nieva y todo su equipo trabajan en el desarrollo de modelos de género no machista. Y es que muchas de las chicas repiten en su vida cotidiana los patrones familiares y terminan en relaciones de pareja en las que también se produce maltrato.
“Se trata sobre todo de prevenir” y en este sentido cree que el trabajo de la intervención psicológica no debe centrarse “solo” en la recuperación frente a episodios traumáticos a los que la joven ha estado expuesta sino que hay que evitar que ocurra. “A los chicos les enseñamos, a través de la perspectiva de género, modelos de masculinidad no violentos y feministas. Y a las chicas se les enseña a desarrollar competencias como la asertividad o la capacidad de comunicación para tener relaciones en igualdad y no de sometimiento”.
La sociedad “patriarcal” y la “presión social” hacia la mujer
Tampoco ayuda el hecho de vivir en lo que Nieva califica de “sociedad patriarcal” en la que el chico se siente con derecho a “acaparar” el cuerpo de la mujer “con o sin su consentimiento”. El psicólogo cree que “es tal la presión social que si una chica piensa que no es normal lo que le ocurre y quiere frenarlo va a entrar en colisión con lo que la sociedad considera como permitido”. Y es que sostiene que “es injustificable que la sociedad normalice el hecho de que en un ambiente festivo se pueda tocar el culo a una chica o a una mujer”.
En su consulta intenta cambiar estereotipos pero lo más complicado es que “suele generar una confusión brutal porque socialmente no es lo que está normalizado”, explica el psicólogo quien comenta que recibe casos en su consulta en los que las adolescentes se muestran incapaces de enfrentarse a una situación de acoso. “Es que vino Pepito, me levantó la falda y le dije que me dejase. Entonces vino con Menganito y los dos me dijeron que era una aburrida, que estábamos de fiesta”, resume este profesional en un relato de una joven a la que “le pedían jugar, cuando el juego e es la agresión a la niña o a la adolescente.
El falso concepto del ‘macho alfa’
Apuesta por mostrar a las jóvenes diferentes argumentos para luchar contra la normalización. “Hay que emponderar a la mujer”, asevera, pero lamenta que “lo más grave de todo esto es que muchas de las corrientes psicológicas y argumentarios médicos defienden la existencia de un impulso nato de las mujeres al nacer para ser maltratadas” y critica que se haya intentado justificar desde una explicación “pseudocientífica porque de ciencia no tiene nada” introduciendo conceptos como el del macho alfa.
“Trabajamos para poder romper con todas las creencias que la propia ciencia ha sostenido y sostiene a día de hoy” pero reconoce que el machismo no va a cambiar porque las mujeres se empoderen sino “porque los hombres cambiemos, porque cambie el modelo de masculinidad. Los violentos somos nosotros no las mujeres”.
La idea que traslada Pablo Nieva es la de “romper con todo el modelo de género creado”, incluso con la dicotomía hombre-mujer. “Hay que hacerlo al igual que rompemos con otras dicotomías como las razas blanco-negro o heterosexual-homosexual . Si no, no deja de ser una forma de ejercer el poder el uno sobre el otro”.