La insólita historia de Rod De'ath
Rod De’Ath siempre fue un batería prodigioso y con tan solo 21 años pasó a formar parte de la banda del que, para el propio Jimi Hendrix, era «el mejor guitarrista del mundo», Rory Gallagher.
Nacido en un pequeño pueblo del oeste de Gales, Rod De’Ath empieza a tocar junto a Gallagher en junio de 1972, que unido a Gerry McAvoy al bajo y Lou Martin a los teclados, forman una de las bandas más sólidas del momento. Una maquinaria perfecta moviéndose al son que marcaba el jefe con su Fender Stratocaster.
Rory Gallagher, 1973, Old Grey Whistle Test
Tras varios discos y una memorable gira por Irlanda, que fue grabada por el director Tony Palmer en el año 1974, Gallagher deshace la banda en 1976. Aunque no le faltaron ofertas, De’Ath, dejó la música de manera profesional y poca gente volvió a saber de él. No fue hasta 1995, tras el fallecimiento del extraordinario guitarrista de Donegal, que los medios empiezan a hacerse eco de la muerte, varios años atrás, de aquel batería que una vez fue comparado con el mismísimo John Bonham. Problemas relacionados con las drogas habían acabado con su vida, decían los obituarios, pero para sorpresa de todos, el propio Rod De’Ath, apareció en persona durante el funeral de Rory Gallagher y una vez allí contó su asombrosa historia.
Un día, corriendo para no perder el tren, se cayó por las escaleras y entró en coma del que no salió en varios meses. Cuando despertó, no podía recordar nada, se sentía perdido, sin familia que le reclamara y con una profunda amnesia. Pasó los siguientes años en un centro psiquiátrico tratando de recuperar la memoria perdida, algo que fue consiguiendo poco a poco. En el accidente se dejó un ojo, sufrió daños cerebrales y lo más increíble, los médicos le dieron un máximo de cuatro años de vida. Sin embargo, allí se presentó, en las exequias de su antiguo amigo, con un parche en el ojo y aunque incapaz de producir música, en un perfecto estado de salud.
Han pasado casi treinta años del accidente y cual bucanero en tierra, el viejo Rod De’Ath, se pasea lamentando el no poder sentarse otra vez delante de una batería.
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Rod De’Ath siempre fue un batería prodigioso y con tan solo 21 años pasó a formar parte de la banda del que, para el propio Jimi Hendrix, era «el mejor guitarrista del mundo», Rory Gallagher.
Nacido en un pequeño pueblo del oeste de Gales, Rod De’Ath empieza a tocar junto a Gallagher en junio de 1972, que unido a Gerry McAvoy al bajo y Lou Martin a los teclados, forman una de las bandas más sólidas del momento. Una maquinaria perfecta moviéndose al son que marcaba el jefe con su Fender Stratocaster.
Rory Gallagher, 1973, Old Grey Whistle Test
http://www.youtube.com/watch?v=k5wilQljm1M
Tras varios discos y una memorable gira por Irlanda, que fue grabada por el director Tony Palmer en el año 1974, Gallagher deshace la banda en 1976. Aunque no le faltaron ofertas, De’Ath, dejó la música de manera profesional y poca gente volvió a saber de él. No fue hasta 1995, tras el fallecimiento del extraordinario guitarrista de Donegal, que los medios empiezan a hacerse eco de la muerte, varios años atrás, de aquel batería que una vez fue comparado con el mismísimo John Bonham. Problemas relacionados con las drogas habían acabado con su vida, decían los obituarios, pero para sorpresa de todos, el propio Rod De’Ath, apareció en persona durante el funeral de Rory Gallagher y una vez allí contó su asombrosa historia.
Un día, corriendo para no perder el tren, se cayó por las escaleras y entró en coma del que no salió en varios meses. Cuando despertó, no podía recordar nada, se sentía perdido, sin familia que le reclamara y con una profunda amnesia. Pasó los siguientes años en un centro psiquiátrico tratando de recuperar la memoria perdida, algo que fue consiguiendo poco a poco. En el accidente se dejó un ojo, sufrió daños cerebrales y lo más increíble, los médicos le dieron un máximo de cuatro años de vida. Sin embargo, allí se presentó, en las exequias de su antiguo amigo, con un parche en el ojo y aunque incapaz de producir música, en un perfecto estado de salud.
Han pasado casi treinta años del accidente y cual bucanero en tierra, el viejo Rod De’Ath, se pasea lamentando el no poder sentarse otra vez delante de una batería.
Rod De’Ath siempre fue un batería prodigioso y con tan solo 21 años pasó a formar parte de la banda del que, para el propio Jimi Hendrix, era «el mejor guitarrista del mundo», Rory Gallagher.
Nacido en un pequeño pueblo del oeste de Gales, Rod De’Ath empieza a tocar junto a Gallagher en junio de 1972, que unido a Gerry McAvoy al bajo y Lou Martin a los teclados, forman una de las bandas más sólidas del momento. Una maquinaria perfecta moviéndose al son que marcaba el jefe con su Fender Stratocaster.
Rory Gallagher, 1973, Old Grey Whistle Test
http://www.youtube.com/watch?v=k5wilQljm1M
Tras varios discos y una memorable gira por Irlanda, que fue grabada por el director Tony Palmer en el año 1974, Gallagher deshace la banda en 1976. Aunque no le faltaron ofertas, De’Ath, dejó la música de manera profesional y poca gente volvió a saber de él. No fue hasta 1995, tras el fallecimiento del extraordinario guitarrista de Donegal, que los medios empiezan a hacerse eco de la muerte, varios años atrás, de aquel batería que una vez fue comparado con el mismísimo John Bonham. Problemas relacionados con las drogas habían acabado con su vida, decían los obituarios, pero para sorpresa de todos, el propio Rod De’Ath, apareció en persona durante el funeral de Rory Gallagher y una vez allí contó su asombrosa historia.
Un día, corriendo para no perder el tren, se cayó por las escaleras y entró en coma del que no salió en varios meses. Cuando despertó, no podía recordar nada, se sentía perdido, sin familia que le reclamara y con una profunda amnesia. Pasó los siguientes años en un centro psiquiátrico tratando de recuperar la memoria perdida, algo que fue consiguiendo poco a poco. En el accidente se dejó un ojo, sufrió daños cerebrales y lo más increíble, los médicos le dieron un máximo de cuatro años de vida. Sin embargo, allí se presentó, en las exequias de su antiguo amigo, con un parche en el ojo y aunque incapaz de producir música, en un perfecto estado de salud.
Han pasado casi treinta años del accidente y cual bucanero en tierra, el viejo Rod De’Ath, se pasea lamentando el no poder sentarse otra vez delante de una batería.
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