José Luis Pinós, periodista: “Si tus compañeros te valoran y premian, el agradecimiento es mucho mayor”
Recuerda perfectamente la primera fotografía que publicó en un medio de comunicación. Fue el 4 de abril de 1973 en el Diario de Cuenca (antiguo Ofensiva) y en ella recogía la actuación de Les Petits Chanteurs de Vienne en la iglesia del antiguo colegio de los Salesianos de la capital conquense.
Y es que el fotógrafo y periodista deportivo, José Luis Pinós Ramírez (Hontanaya, Cuenca, 1953), lleva dedicado toda una vida a esta profesión, de la que asegura estar “enganchado”. Y, de hecho, no la concibe de otra manera, porque “en esta profesión, si no tienes pasión y te ilusiona lo que haces, es imposible, porque lo que conlleva no se paga con dinero”.
Casi medio siglo –49 años, para ser más exactos– de dedicación al mundo de la fotografía y el periodismo deportivo que le han deparado muchos momentos de alegría y otros de no tanta, pero que, según remarca, han merecido la pena, sobre todo, al contar con el respaldo y la complicidad de Encarna, su esposa, con la que lleva compartidos 37 años y con la que ha tenido dos hijos, Mario y Cristina.
Y es que, según subraya, ha tenido la suerte de que ella asumiera desde un principio que no podría contar con él los sábados y los domingos, como cualquier otra pareja, ya que tenía que viajar por toda España a cubrir los partidos de fútbol de la Balompédica o los del balonmano cuando ascendieron a la Liga Asobal.
Ahora, la profesión le regala uno de esos momentos de alegría: la Asociación de la Prensa de Cuenca (APC) le acaba de otorgar, dentro de sus galardones de este año, el Premio de Honor a la Trayectoria Periodística. Un reconocimiento que, tal y como afirma, no se esperaba, pero que, sin duda, le hace “muy feliz”, confiesa. Y no es para menos, a su juicio, porque “no hay nadie mejor que tus propios compañeros de profesión para valorar tu trabajo. Si ellos te valoran y premian, el agradecimiento es mucho mayor y la felicidad, tremenda”.
Sus primeros pasos en la profesión los dio en el Diario de Cuenca, pero su larga y extensa trayectoria le ha llevado a trabajar en todo tipo de medios de comunicación. Desde prensa escrita, como El Día de Cuenca, la revista El Banzo o el semanario La Gaceta Conquense, hasta televisión, como las ya desaparecidas TeleCuenca y CNC, pasando por diarios online, como Las Noticias de Cuenca y El Deporte Conquense, o radios, como Radio Cadena Española y Radio Nacional de España; sin olvidar, por supuesto, agencia de noticias, como EFE.
De todos ellos, sin embargo, tiene especial preferencia por la radio. “Se trata de un medio muy fácil de llevar. Con que seas un mínimo comunicador, simplemente hablando de lo que conoces, no tienes ningún problema: eliges a los protagonistas, los entrevistas y ya está. Nada que ver con la prensa escrita, que es más dura, porque después de entrevistar al protagonista de turno o retransmitir un encuentro, tienes que plasmarlo en papel”
Esta prolífica trayectoria profesional, como es de esperar, ha estado salpicada de todo tipo de vivencias y anécdotas, de las que, en muchos casos, nunca se olvidan. De hecho, siempre recordará, tal y como subraya, múltiples situaciones en las que ha tenido que retransmitir partidos, a veces en condiciones difíciles de creer. Tal es el caso, según recuerda, “una vez que tuve que hacerlo desde el tejado de una casa anexa al estadio de fútbol o desde una grúa al estar el campo en obras y ser el único punto elevado para ver el partido”.
Pero, más allá de anécdotas de este tipo, reconoce que en su recorrido profesional ha habido momentos que han quedado, para bien o para mal, grabados en su memoria. Uno de ellos es, sin duda, el partido de ascenso a Segunda División B contra el CD Linares en 1998, donde incluso apedrearon varios autobuses de aficionados conquenses, o el encuentro contra el Real Madrid Castilla en el Santiago Bernabéu, sin olvidar la retransmisión de dos partidos de la Selección Española de Fútbol en el Mundial de España, en 1982.
En fin, cientos de recuerdos a lo largo de 49 años que han hecho de esta profesión “toda una experiencia vital”, y eso que su mayor ilusión de joven era ser médico.
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