Ha sido todo un “hito” para la conservación de una especie amenazada. El lince ibérico se abre paso en los Montes de Toledo gracias al nacimiento de cuatro cachorros dentro del proyecto Life+Iberlince. Es una “feliz historia”, dicen sus promotores, que comienza con el nacimiento de la Keres, una hembra lince, en la primavera de 2013 el centro de cría de Granadilla, en Cáceres.
Tras su crianza y entrenamiento en este centro fue seleccionada para ser liberada en el área de reintroducción de los Montes de Toledo y marcada con un collar GPS. Primero se realizaba una 'presuelta', en una zona cercada de la finca El Castañar, en enero de 2015, donde permaneció hasta abril de ese mismo año, cuando fue liberada definitivamente.
Fue entonces cuando este ejemplar realizó una serie de movimientos exploratorios por todo el área de reintroducción, e incluso protagonizó un desplazamiento al sur, por el corredor del río Milagro hasta el límite de la provincia de Ciudad Real, lo que hizo pensar al equipo de seguimiento si seguiría los pasos viajeros de otros linces liberados como Kahn y Kentaro.
El 'territorio Keres', fundamental para propiciar la cría
El 'territorio Keres', fundamental para propiciar la cría“Sorpresivamente”, explican desde Iberlince, Keres cambió de rumbo, regresó sobre sus pasos y a los pocos días se asentó en un área aledaña a la zona de suelta, en la que establecería definitivamente su territorio a mediados de julio de 2015 y en donde ha permanecido hasta la fecha.
El “territorio” de Keres, algo mayor de cinco kilómetros cuadrados, se sitúa vecino al territorio de otra hembra territorial Kuna, y solapa con Kendo, macho procedente del centro de cría de SIlves (Portugal) y liberado a finales de 2014 y a la postre padre de los cuatro cachorros. Y es que, aseguran, “con el inicio del celo de la especie la posibilidad la reproducción de este ejemplar era valorada como muy posible”.
Así se localizó a 'la mamá' y sus crías
Así se localizó a 'la mamá' y sus críasLas posiciones GPS del collar indicaban que a partir de primeros de marzo, Keres parecía estar encamada en un espeso zarzal de un arroyo, en donde permanecía mucho tiempo y desde donde partía y regresaba diariamente en sus expediciones de caza. Al mismo tiempo la revisión de las cámaras de fototrampeo mostraron a Keres con evidentes síntomas de gravidez, mientras que solo unos días después, hacia el 5 de marzo, aparecía ya mucho más delgada.
Todo encajaba, Keres podría haber parido en el zarzal por esas fechas, sin embargo, dadas las cautelas con que se realiza el seguimiento de los linces, no se hizo en ningún momento intento de ver el cubil porque, dicen los expertos, “lo recomendable era esperar a que los cachorros hicieran sus primeras salidas para confirmar la noticia”.
Sobre la primera quincena abril, un hecho alertó al equipo de seguimiento, las posiciones GPS de Keres mostraban que había abandonado su refugio del zarzal y ya no regresaba, lo que llevó a preguntarse si podría habría perdido las crías.
Por fortuna, pronto se constató que ahora las posiciones GPS se habían concentrado en unos berrocales próximos, posiblemente porque coincidiendo con las intensas lluvias de abril, había decidido mover los cachorros a una posición más segura.
La nueva disposición de la gatera ofrecía la posibilidad de que con ayuda de un telescopio y a considerable distancia se podría observar con seguridad a las crías, y dada la fecha posible del parto, sobre primeros días marzo, estas debían estar realizando sus primeras excursiones en los alrededores de la cueva. De esta forma y tras una paciente y tensa observación, el día 27 se pudo observar a cuatro despreocupados cachorros jugueteando entre las piedras.
El hallazgo de los cachorros, es un “gran aliciente” para todo el equipo que participa en el proyecto y en las próximas semanas se continuarán realizando los trabajos de seguimiento de la especie, con especial dedicación a todas las hembras que este año pueden haber completado con éxito el periodo de cría en las dos zonas de reintroducción en Castilla-La Mancha, Montes de Toledo y Sierra Morena oriental en Ciudad Real.