“Una vez que ha caído la ética religiosa, no alcanzamos a construir una ética laica, cívica. Hay una falta de códigos para tratarnos los unos a los otros y creo que es grave”
Un alegato contra el feminicio, una denuncia social que apunta a males sociales que se silencian como el machismo o a otros como el racismo o el clasismo que se practican sin rubor. Todo eso y quizá muchas otras interpretaciones son las que deja el libro 'Los Divinos' (Alfaguara, 2018) de la escritora colombiana Laura Restrepo (Bogotá, 1950).
Acaba de pasar por Literaktum, el “festival de literatura y pensamiento de San Sebastián” que se celebra hasta el 24 de noviembre en la ciudad, centrado en la temática del dolor como rasgo de la condición humana.
La periodista de eldiarioclm.es, Carmen Bachiller, fue la encargada de conducir ‘La vida duele II: La impunidad del monstruo’, uno de los cerca de 30 actos del festival, en este caso en el Museo San Telmo de la ciudad, a través de una entrevista y un posterior coloquio.
'Los Divinos' es una historia de ficción basada en un hecho real: el secuestro, violación y asesinato de Yuliana Samboní, una niña indígena bogotana de siete años, torturada salvajemente por el arquitecto Rafael Uribe, hoy en prisión, y que sacudió a toda la sociedad colombiana en 2016.
Laura Restrepo es periodista, maestra y activista política vinculada al movimiento trotskista en España y Argentina y llegó a ejercer de mediadora en el proceso de paz de Colombia en los años 80 del pasado siglo. Su llegada a la literatura tuvo mucho que ver con la falta de libertad para publicar en su país y que le llegó a costar el exilio.
‘Los Divinos’ es una auténtica bofetada a las conveniencias sociales, al machismo, a los silencios cobardes de la sociedad con la violencia, del tipo que sea. Ella dice que no tuvo más remedio que escribir la novela. Lo hizo en apenas tres meses con el convencimiento de que “la literatura es un puente” que, en este caso, permitiría “escarbar en la raíces y destapar lo que durante tanto tiempo ha sido un secreto: la idea de que para las mujeres es una deshora haber sido agredidas. Ha sido uno de los factores de silencio. Que hoy en día se pueda hablar de ello es realmente un cambio fundamental”.
“Cuento mentiras para decir verdades”, comentaba durante la entrevista en Literaktum. ‘Los Divinos’ no es la crónica periodística de un hecho real sino un relato de ficción con personajes y situaciones tejidas por la autora para provocar una determinada reacción en el lector.
¿Qué tipo de sociedad crea monstruos capaces de violar y asesinar a una niña de siete años? Laura Restrepo obliga a hacer examen de conciencia con su novela, incluso en un país como Colombia con décadas de violencia a sus espaldas. “Habíamos sido un país de crímenes de guerra, de narcotráfico, por desalojo de tierras... Este lo fue por placer y lo realizó un tipo encantador, guapo, vestido de Armani y profesional impecable”.
“No me interesaba tanto un seguimiento de los hechos porque ya lo había hecho la prensa profusamente, sino que fuera una novela intimista para entender en qué clase de sociedad vivimos para que algo así pueda suceder”. La novela no carece de sentido del humor: “Ese humor bogotano, muy cínico, de buscar el doble sentido. Pero no quería hacer caricaturas ni pintar monstruos, que lo son, sino dejar ver esa apariencia de seducción”.
El libro es una denuncia social en toda regla. Quizás también una especie de terapia porque hablar cura. Laura Restrepo aborda sin eufemismos la lacra de la violencia sexual. Consigue indignar pero también atemoriza la naturalidad con la que los personajes hacen uso de ella.
Hablar del mal en el más amplio sentido de la palabra no es algo nuevo en su trayectoria literaria, podemos verlo en ‘Pecado’ (Alfaguara 2016), como ella misma recordaba.
“Como militante política siempre he pensado que faltaba una visión ética de las cosas. Hemos llegado a un punto en la humanidad en que solo la política no nos da respuestas, a menos que la pongamos dentro de un marco ético determinado. Una vez que ha caído la ética religiosa, no alcanzamos a construir una ética laica, cívica. Hay una falta de códigos para tratarnos los unos a los otros y creo que es grave. Es una especie de analfabetismo en términos éticos. De ahí mi obsesión por escribir del mal pero también del bien”, comentaba en Literaktum.
Los “preconceptos” sobre racismo o machismo en el mundo editorial
Con ‘Los Divinos’ vuelve a mostrar su sublime dominio del lenguaje que va mucho más allá de las meras palabras porque si algo caracteriza sus novelas es la idea de luchar contra lo políticamente correcto a través de la literatura. No es una tarea nada fácil dentro del mundo editorial: le ocurrió con los prejuicios raciales cuando escribió ‘La novia oscura’ y su agente literario negociaba su publicación en distintos países del mundo y ha vuelto a suceder con ‘Los Divinos’. “Tienes que estar rompiendo siempre la falsa interpretación sobre el racismo o el machismo, sobre una serie de preconceptos por parte de los editores”.
La dureza de la novela radica en que la víctima es una niña. “Los editores norteamericanos me pidieron que cambiase su edad, que fuese una teenager”, confiesa Restrepo, quien explicaba que también quiso mostrar distintas situaciones de “desprecio hacia la mujer”, curiosamente, desde la perspectiva de un narrador masculino.
“Si lo hubiera escrito desde el punto de vista de una mujer, era tal el odio por quien había cometido el crimen...Hubiera sido una novela en blanco y negro. No tenía interés. La violencia sexual es una abominación, eso ya se sabe”.
La autora plantea en su novela “hasta qué punto el desprecio por la mujer se sitúa en una secuencia de situaciones que sí son tolerables para la sociedad. La cosificación, el desprecio, la utilización…” y, sin embargo, el libro no está exento de una crítica implícita a aquellas mujeres tan machistas o más que los hombres al prestarse voluntariamente al papel de mujeres objeto.
“Creo en la fortaleza femenina, en la revolución de las mujeres porque tenemos un papel fundamental en la transformación de la sociedad”, dice, pero no es una mujer de blancos y negros sino más bien de intentar distinguir entre todos los colores, en cualquier aspecto de la vida. Por eso apunta a la necesidad de la autocrítica: “Está muy bien señalarnos como víctimas cuando lo somos pero también somos responsables en buena medida de un machismo que sigue rampante”, para confesar que “no me llama la atención el ‘abc’ del feminismo”.
Habla de la mujer colombiana con orgullo. “Es muy libre porque le ha tocado enfrentarse a toda clase de plagas. Los hombres se han ido a la guerra, al narcotráfico, con los paramilitares…y los pueblos salen adelante porque las mujeres se imponen a criminales, bandidos o políticos ladrones y logran mantener a la comunidad en pie”.
En Colombia apenas el 10% de las agresiones sexuales llegan a juicio, lo reconocía en una entrevista en El Espectador Liliana Bernal, encargada de juzgar al asesino de la pequeña en un país que, dijo, “invisibiliza a sus víctimas”. ¿Por qué entonces este caso llegó a conocerse tanto, a llenar páginas de periódicos y tuvo a una abultada sentencia de 60 años? Laura Restrepo cree que “tuvo que ver con el hecho de que la niña fuese indígena, de una familia desplazada por la violencia y obligada a acercarse a la ciudad, habitando uno de los cinturones de miseria de Bogotá. Los indígenas en Colombia tienen una organización poderosa, una identidad muy fuerte”.
¿Y qué hay de la educación en igualdad en Colombia? “Allí el problema es más bien de clase”, respondía, para alejar la idea de que la mujer colombiana esté “relegada”. En su opinión “no es así porque si hay alguien que está jugando un papel en Colombia son las mujeres. Son tremendas”.
Falta una “brigada conjunta” de hombres y mujeres contra el machismo
Restrepo dedica el libro “al día en que todos los hombres, a la par que las mujeres, se manifiesten en las calles contra el feminicio”. ¿Cómo estamos de cerca para lograrlo?, le preguntaban. “Nos vamos acercando, sin la complicidad de los hombres no vamos a avanzar mucho. Sé de tanto hombre bueno que se horroriza a la par con las mujeres de tanto machismo y tanta violencia contra las mujeres… Han de ser una brigada conjunta”.
Este 2018 se ha caracterizado por la fuerza de movimientos feministas como el ‘Me too’, el 8M en España o ‘Ni una menos’ en Argentina, entre otros. “Todo este tema de la violencia sexual estaba tan tapado, tan reprimido…que ha tenido un momento de estallido muy interesante. En Lima, cuando llegas al aeropuerto, lo primero que ves son fotos de niñas a las que se busca. ¿Por qué tantas?, pregunté. Me dijeron que se las roban para los burdeles de la selva. Al menos ahora hay voluntad de denuncia, de protesta”.
Cree que hay interés en “ponerle fin a todo esto, desde cosas mínimas que nos hemos acostumbrado a tolerar” y se muestra esperanzada en que “ojalá se logre una transformación en la Justicia, tan de carácter patriarcal”.