Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.
Esta semana toca viajar a tierras malacitanas para escribir sobre un thriller policial de mucha raza y crudeza. Se estrenó en La 1 de RTVE y con solo ocho episodios se ha erigido en una de las mejores series españolas de este 2019: se trata de ‘Malaka’.
La serie está creada por Daniel Corpas y Samuel Pinazo y dirigida por Marc Vigil ('El Ministerio del Tiempo'). Un proyecto que RTVE seleccionó en el foro de coproducción Conecta FICTION en su edición de 2018. Javier Olivares (‘El Ministerio del Tiempo’) -coproductor ejecutivo de la serie- y Jordi Calafí -coordinador de guiones-, tutelaron el desarrollo de ‘Malaka’.
Maggie Civantos, Salva Reina y Vicente Romero protagonizan ‘Malaka’ junto a Laura Baena, Cuca Escribano, Susana Córdoba, Manuel Morón, Antonio Gil, Alejandro Casaseca, Víctor Castilla, Emilio Palacios, Ignacio Mateos, Héctor Medina, Pilar Gómez, Helena Kaittani, y Noemí Ruiz.
El punto de partida de ‘Malaka’ es la desaparición de la hija de un importante empresario de Málaga, que se convierte en el detonante de este 'thriller' policíaco. Dos agentes, perseguidos por su pasado, son los encargados de la investigación: Darío (Salva Reina), un policía corrupto que conoce la calle a fondo; y Blanca (Maggie Civantos), una agente de élite que vuelve a su ciudad después de pasar unos años en Madrid. Ambos se ven obligados a trabajar juntos cuando desaparece la joven Noelia.
En la investigación también se implica Quino (Vicente Romero), un detective privado, ex policía. Los tres intentarán resolver un caso que acaba mezclándose con sus conflictos familiares y personales.
Lejos de compararla con ‘The Wire’ y la influencia que haya podido causar en ‘Malaka’, como lo ha hecho en otras tantas series, es cierto que la ficción española plasma en su primera temporada esa alegoría de ciudad como base del conflicto, como crónica socioeconómica e indicativo de país. Un pequeño ejercicio de realismo crítico, a pesar de ser un thriller policial, sobre una España aún anclada en la crisis económica y un sistema tan corrupto como hijo de puta.
Suena a tópico, lo sé, pero la ciudad de Málaga y sus paisajes urbanos son un personaje más. Se convierten en el lienzo perfecto de un realismo sucio y sin cortapisas de una historia dura, cruda y truculenta. La metrópoli andaluza actúa como elemento modificador de todo lo que ocurre a los protagonistas en sus calles, plazas, rincones, bares o playas. Toda su idiosincrasia se plasma en cada una de sus secuencias, escenas y planos. Una Málaga inolvidable, sucia y bella a la vez.
La clave de ‘Malaka’, en mi más modesta opinión, es su evolución como historia y, con ella, la de sus protagonistas. El ir más allá del detonante inicial y de conseguir mutar el leitmotiv de un relato criminalístico puro y duro -el caso de la joven asesinada-, a una pequeña radiografía de la sociedad malacitana y, de ahí, una pequeña representación en clave urbana de la España más humilde en contraste con la más acomodada.
Un relato realista que, con el paso de los episodios, consigue transpirar una sucia dureza y crudeza. Donde cada uno de los personajes intenta adaptarse lo mejor posible a donde el destino les ha hecho caer sin remedio. Para ello, ‘Malaka’ busca huir del maniqueísmo todo lo posible. E intenta dibujar protagonistas que tengan vericuetos morales y éticos, para lograr que no haya buenos y malos, en el más sentido estricto de su definición. Así, todos tienen ese halo de supervivencia para enfrentarse en un entorno hostil y difícil.
Por ello, ‘Malaka’, con esos referentes tan claros, juega a lo inevitable, a la sensación de que su historia o lo que ocurre durante el desarrollo del caso se volverá a repetir una y otra vez, como si de una rueca se tratara: corrupción, precariedad, crimen, capitalismo voraz, drogas, pobreza y supervivencia. En ese microcosmos, tan bien desarrollado, los protagonistas luchan contra viento y marea, se redimen o condenan de manera inapelable y se caen y levantan. No hay vencedores y vencidos en su totalidad: solo supervivientes que se adaptan a lo que han perdido y obtenido durante ese camino.
En ese lienzo tan magnífico en el que se convierte Málaga y toda su idiosincrasia se ha movido a la perfección el trío protagonista compuesto por Maggie Civantos, Salva Reina y Vicente Romero. Todo ello gracias a unos personajes que crecen -y lo hacen muy, muy bien-, con el desarrollo de ‘Malaka’, y, por eso, la serie evoluciona hacia una propuesta de personajes, sin descuidar la parte procedimental. Sin embargo, es cierto, que ellos y su historia particular gana mucha más importancia y sustancia según avanza el relato, cosa que me parece capital para enmarcar a la serie en algo más que un simple thriller policial.
Sin menospreciar el gran trabajo que hace Maggie Civantos en ‘Malaka’, me gustaría reseñar a Salva Reina y Vicente Romero. Ellos, son para mí, la auténtica revelación seriéfila de este 2019. Han sido una gran y grata sorpresa. Salva, al que yo tenía encasillado en comedia, hace un papelazo dramático metiéndose en la piel de Darío. Bueno, de Vicente decir que se merece algún premio o nominación en los Premios Feroz este año.
‘Malaka’ es un gran ejercicio de estilismo técnico, musical y textual. Un gran producto de los que se merece una cadena pública como RTVE, como otros más recientes como ‘El Ministerio del Tiempo’ o ‘La Caza. Monteperdido’. Una recomendación total, para una serie que ya se puede ver entera en ‘A la Carta’.
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