Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.
El culebrón, si es que se puede denominar así, se acabó este jueves pasado con la emisión del primer capítulo de la tercera temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’. Fueron muchos meses de altibajos, sufrimientos e historias sobre su renovación o no. pero por fin está aquí, después de un año y tras un final de temporada que dejó a los espectadores con ganas de seguir disfrutando del juego de Pablo Olivares, Javier Olivares y todo su equipo.
La lucha ha sido titánica y los tiempos han estado justos, como se ha dejado entrever en algunas de las entrevistas de Javier Olivares, para regresar con una nueva temporada que no traicionase la propia calidad de su creación. Sin embargo, la batalla ha dado sus frutos, porque llega con más medios y con la integración de ‘Netflix’ como nuevo socio en esta aventura, dando una proyección aún más internacional a ‘El Ministerio del Tiempo’: de hecho, la serie ya tiene su adaptación en Portugal, su “copia” en EEUU -ya se cerró el pleito con un acuerdo- y próximamente se extenderá a otros países. Un verdadero orgullo.
Esta semana me resulta difícil saber desde qué punto de vista escribo: si desde el lado fan o desde el lado crítico y objetivo -si esto se pudiera lograr alguna vez-. Tal vez sea una mezcla de los dos. Sin embargo, no me queda duda de que ‘El Ministerio del Tiempo’ en estas dos temporadas -más la que se ha puesto en emisión- se ha convertido en algo muy especial, pedagógico y esencial. Un recorrido histórico que se ha realizado a través de distintos géneros y subgéneros cinematográficos: aventuras, comedia, acción o thriller, entre otros. Siempre desde el cariño y la valentía que supone hacer un producto tan difícil -y de nicho- en una televisión pública malherida.
La tercera temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’ abre con el creador del ‘macguffin’, el señor Alfred Hitchcock, uno de los mejores directores de la historia. Este término viene a definir una excusa que hace mover a la historia y personajes pero que carece de importancia. Esto es muy revelador si se piensa que las puertas temporales solo son un mero pretexto para desarrollar una ardua tarea: un recorrido no sólo en clave histórica, sino sobre todo en clave antropológica (quizás lo más importante). Así, el éxito ha residido en tratar al espectador de tú a tú, a través de un guión inteligente que realiza una simbiosis perfecta entre los aspectos anteriores y los más ficcionales.
Los nuevos capítulos abren con una espectacular secuencia contextualizada en la batalla de Teruel, en 1937, una de las más sangrientas y feroces de la Guerra Civil, donde se produce una trágica muerte ministérica; a partir de ahí, el capítulo se emplaza en 1958 y todo girará en torno la figura de Alfred Hitchcock. Mientras, la patrulla se desplazará a esa época en ayuda de Pacino (Hugo Silva) para esclarecer las causas del misterioso asesinato de su compañera. Lo que ellos no saben es que algo más oscuro y turbio rodea esta muerte.
Esta primera historia se aleja de la parte más humorística, solo en pequeñas píldoras, para centrarse en el suspense, al más puro estilo 'hitchcockiano'. Un verdadero homenaje a su cine que tiñe de misterio estos primeros 60 minutos. Los guiños, muy reconocibles, son a varias de sus películas más memorables: ‘La ventana indiscreta’, ‘Vértigo’, ‘Con la muerte en los talones’, ‘Los pájaros’, ‘La soga’, ‘Psicosis’ o ‘Crimen Perfecto’, entre otras. Es un auténtico baño cinematográfico que animará a mucho de los espectadores a volver a ver alguna de ellas.
‘El Ministerio del Tiempo’ ha vuelto más cinematográfico que nunca y no es que antes no lo fuera; sin embargo, ahora, no sé si será por el mayor presupuesto -o no- pero se nota el trabajo y empeño por crear algo mejor a nivel técnico y artístico. En este capítulo es clave (aparte del texto) la ambientación y la fotografía. Todo sirve para crear una gran atmósfera que hace olvidar por completo que se está ante un producto televisivo. Una factura visual apabullante. Javier Olivares vuelve a confiar es Marc Vigil para abrir la temporada y no se equivoca.
Solo el equipo de Javier Olivares sabe lo que deparará esta temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’, que se partirá en dos mitades, es decir, habrá un pequeño interludio. Por lo tanto, habrá un pequeño final a modo de la 'midseason' estadounidense, y otro después. Lo que tengo claro es que hay doce capítulos emocionantes por delante y que, seguramente, se disfrutarán mucho.
Larga vida a ‘El Ministerio del Tiempo’.
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