María Pacheco, Juana I de España, Juan de Padilla, Juan Bravo... Muchos son los nombres de los protagonistas de las revueltas comuneras que volverán al recuerdo en este año, con la celebración del V Centenario de las revueltas comuneras. Las Cortes regionales acogieron uno de los primeros actos de la efeméride, que seguirá hasta febrero de 2022 con un despliegue didáctico para conocer las figuras más emblemáticas de los hechos.
El presidente de las Cortes, Pablo Bellido, ha recalcado que Toledo es el “inicio y epílogo” del levantamiento comunero, por lo que es “razonable” que en la ciudad comenzasen y concluyan los actos en recuerdo a estos hechos. De este modo, señaló que se realizará una exposición didáctica, un ciclo de conferencias y se recuperarán textos de las principales novelas y biografías, junto a un despliegue en medios para dar a conocer las figuras más relevantes del movimiento comunero. El secretario de Estado de Cultura, Javier García Fernández, ha recalcado que estos hechos no pueden pasar desapercibidos, al ser un elemento “fundamental” de la democracia española.
El historiador Miguel Fernando Gómez Vozmediano, recordó que “pocos acontecimientos han sido tan cruciales para España” como las comunidades de Castilla, “cuyo desenlace marcaría el rumbo político durante generaciones”. En este sentido, el especialista recordó que era una época en la que el viejo orden medieval se “resquebrajaba”, pero en el que todavía no había “explosionado el nuevo mundo”. “Ciudades, villas y aldeas se levantan contra magnates tiranos, cortesanos, presión fiscal o el desgobierno de los poderosos”, recordaba Gómez.
El historiador recalcó que el “destino de la revuelta se selló en Valladolid”, y fueron hechos “medulares” en Castilla-La Mancha. Además, quiso recordar también a Juana I de Castilla, la “reina ausente”, que nació en Toledo y quiso convocar Cortes en 1506 en la ciudad imperial. Tampoco olvidó a María Pacheco, la “leona de Castilla”, que “mantuvo viva la rebelión” hasta el tumulto del Día de San Blas en 1522. Otras ciudades de la región, como Orgaz o Puertollano, se unieron a la cruzada comunera, quedándose fuera muy pocas como Molina de Aragón, Sigüenza, Alcaraz, Huete, Uclés, Almagro o Talavera de la Reina.
“Pasó algo similar a lo ocurrido en la Guerra Civil. La ideología quedó postergada por la lógica de la geografía, luchando cada cual en el bando donde le sorprendió el conflicto”, recalcó. También mencionó a mujeres que lucharon “con uñas y dientes” por su tierra y el “honor de su linaje”. “Nuestra memoria está impregnada de su pensamiento indomable, crítico y de sus ideales y valores”, recordó en relación a la revuelta. “El mayor atrevimiento de muchos comuneros fue soñar en ser dueños de su propio destino”.
El hispanista John Eliott intervino vía telemática para recordar que “no es correcto” decir que la batalla de Villalar puso fin a la rebelión comunera. “Castilla estaba al borde de una nueva guerra civil, de la cual se salvó con dificultad”, afirmó, y explicó que ya a principios de 1520 se veían señales de fracaso a causa de las divisiones internas y las rivalidades con un creciente movimiento antiseñorial.
En el acto también se recordó el papel “fundamental” de las mujeres, que trasciende el papel de la “viuda despechada”. En este sentido no sólo se recordó a Juana de Castilla, sino también a María Pacheco, que fue una de las personas “más cultas de su tiempo” y ha servido de ejemplo a una generación de mujeres que protagonizaron los hechos de la revuelta. También recordaron a María de Mendoza, nacida en Jadraque (Guadalajara), o a Luisa de Medrano y Luisa de Igea.