Mil jornaleros fueron detenidos, encarcelados o fusilados durante la posguerra en Ciudad Real

¿Qué sabemos de cómo vivieron los años de la posguerra las personas que vivían en el campo? 'Entre la espada y la pared. Los jornaleros del campo de Ciudad Real en la posguerra' muestra la investigación de Ángel Hernández a través de miles de expedientes carcelarios que muestran cómo los campesinos de entonces sufrieron acoso y violencia por ambos bandos. “Por un lado, estaban acosados por la Guardia Civil, que les pedían información de los llamados 'huidos de la sierra'”, explica Hernández.

Sin embargo, los huidos de la sierra, conocidos como maquis en otras partes de España, también llegaron a detener o incluso a fusilar a jornaleros, por sospechas, o certeza, de que ayudaban a la Guardia Civil. “Los huidos pedían ayuda a los jornaleros del campo por las buenas y por las malas”. Es por eso que el título de la obra es 'Entre la espada y la pared', al tratarse de un sector de la sociedad abocado al miedo durante los años que siguieron a la Guerra Civil.

“Eran épocas difíciles para todos los que vivían en un pueblo, lo pasaban muy mal, es cierto. Pero en el campo siempre hubo un animal doméstico con el que podían pasar el hambre. Pero es cierto que fueron años muy dificiles para todos”, recalca el autor. En Almadén, localidad donde reside, recuerda que se pasaba “realmente hambre”. “Los niños pasaban hambre y mucho frío y por eso existían las cantinas y los roperos escolares, para que no muriesen de frío o de hambre”, explica el investigador. Sus estudios abarcan toda la provincia ciudadrealeña, con expedientes carcelarios de todos los pueblos.

Como cabe esperar, debido a la situación geográfica, fue en las localidades que pertenecen a las zonas de serranía o los Montes de Toledo, aquellas en las que hubo más jornaleros detenidos, pero también en localidades como Socuéllamos, en las que se utilizaban los distintos caseríos para ocultar a los huidos. “No tenían la defensa del monte pero se arriesgaban incluso en las casas de los pueblos. Mucha gente colaboraba con ellos, porque eran familiares o amigos de gente de izquierdas. Las mujeres tuvieron un papel muy importante”.

Fue una investigación anterior, acerca de los reclusos mineros de la localidad de Almadén, la que lo llevó a encontrar miles de expedientes justamente cuando se hicieron accesibles al público. “Había miles. Revueltos, de masones, comunistas, homosexuales, de todo tipo de ladrones, pero llamaba la atención que se repetía la figura de los jornaleros de campo”, afirma.

Además de estos archivos, el autor tuvo acceso a entrevistas con los que entonces eran niños en las localidades más campesinas, hijos de los jornaleros detenidos. “No sufrieron la represión directamente pero sí las consecuencias. Vieron cómo se detenía a sus padres, son historias muy tristes, porque se quedaban solos con su madre y pasando mucha hambre”, recalca Ángel Hernández. El padre, explica, desaparecía y no volvía incluso tras una década, si volvía.

“Cuando el padre volvía era muy mal mirado en el pueblo y tenía que irse a otro sitio a trabajar. Son historias muy tristes que se reflejan en el libro, de niñas que no sabemos cuánto han podido sufrir”, recalca el investigador. El libro, ilustrado por Javier Vinagre, fue editado por la Biblioteca de Autores Manchegos, impulsada por la Diputación de Ciudad Real.

En la presentación del tomo en la localidad minera de Almadén, el presidente de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero, destacó la importancia de rescatar “parte de nuestra historia” y calificaba el libro como “riguroso y sin ánimo de reabrir heridas, con el objetivo de cerrarlas y de recuperar la memoria y el recuerdo de aquellos a los que la historia olvidó”.