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Mitos y realidades de las Casas Colgadas de Cuenca

Es uno de los iconos de la ciudad pero poco o nada se ha escrito acerca de las Casas Colgadas de Cuenca, hoy sede del Museo Español de Arte Abstracto que este año cumple 50 años. Acaba de salir a la luz la primera monografía científica sobre la historia de un conjunto arquitectónico con 600 años de antigüedad, gracias a la iniciativa de un profesor de Historia del Arte de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) titulada 'Las Casas Colgadas y el Museo de Arte Abstracto Español'.

Pedro Miguel Ibáñez “lo tenía en la cabeza desde hace años” y aunque no ha sido una coincidencia buscada, “es un buen momento” dada la onomástica del que algunos consideran el museo más importante de Castilla-La Mancha. “Mi intención es que se mire a las Casas Colgadas desde otra perspectiva. Yo he hecho un estudio interdisciplinar que abarca desde el siglo XV hasta 1966, cuando se inaugura el museo”.

Todo comienza cuando el bachiller Cañamares, canónigo de la catedral de Cuenca, compra las casas en 1481 y las convierte en su morada. En aquel entonces no tenían ni la misma función ni eran un referente excepcional en el diseño urbano de la ciudad.

El autor resalta algunos errores de interpretación histórica que terminaron convirtiéndose en leyendas gracias a una peculiar arquitectura y a una estratégica posición sobre la profunda Hoz del Huécar que moldea parte de Cuenca. “Se ha llegado a decir que las habitaron reyes de la Baja Edad Media o que Alfonso VIII las utilizaba como palacio de verano” pero en realidad Ibáñez habla de “edificios modestos y no precisamente palacios”.

Esas leyendas animan el recorrido turístico pero, a juicio del autor, ocultan interesantes episodios históricos. Como el hecho de que las Casas estuviesen cercadas en el siglo XVI por cárceles de la Inquisición en cuyos procesos llegaron a participar sus moradores.

El Palacio Episcopal y un torreón medieval, hoy desaparecido, lindaban con las Casas Colgadas que “fueron siempre edificios que llamaron la atención” pero no fueron las únicas que existieron en la ciudad. Las que hoy podemos ver fueron las únicas que lograron resistir al paso del tiempo. “Las Casas Colgadas forman parte de una arquitectura popular típica de la ciudad que se asoman al abismo proyectando voladizos” aunque su consideración como icono urbano no se produciría hasta finales del siglo XIX o principios del XX.

El siglo del arte abstracto

El siglo del arte abstractoGracias a que la propiedad de las casas permaneció durante siglos en manos de personajes vinculados a la catedral de la ciudad se ha podido seguir la pista histórica de los edificios. Cuando en el siglo XX el Ayuntamiento de Cuenca los compra comienza una nueva etapa.

Se inicia un proceso de rehabilitación, que incluye en 1928 la demolición de parte de las casas, hasta llegar a lo que hoy conocemos -con unos balcones de madera que no existían- y con la idea de instalar allí un mesón restaurante, el museo de arte abstracto y un museo etnológico que nunca llegaría a ponerse en marcha.

La apertura del gran museo abstracto convierte a la ciudad en “emblema mundial” y la “potente” imagen de las Casas Colgadas serviría de inspiración a innumerables artistas como Sorolla o Santiago Rusiñol y “a muchos americanos”, resalta el profesor en el libro, cuyas obras “aparecen de vez en cuando en las subastas”.

Uno de los referentes culturales de Cuenca, Federico Muelas (1910-1974) lamentó en su momento que la ciudad “no hubiese sido capaz de crear un museo y quedarse con algunas de estas obras” y Pedro M. Ibañez cree que “sería muy atractivo organizar una exposición con algunas de ellas”. Hoy se desconoce su paradero, aunque sí se sabe que la extinta CCM era propietaria de un apunte de Sorolla que, “con todos los cambios que ha habido, me da la impresión de que ya no estará en Cuenca”. Pero esa ya, es otra historia.