- Su autor, el conquense Roberto Osa, publica su primera novela que también ganó el Premio literario 'Felipe Trigo'
- Es uno de los tres españoles que participa en el Programa CELA de la Unión Europea para dar a conocer a los escritores emergentes
“Mataré a mi padre este mismo fin de semana”. Es la primera línea de la novela ‘Morderás el polvo’ (Fundación José Manuel Lara, 2017, una editorial del Grupo Planeta) en boca de su protagonista, Águeda, una joven embarazada de ocho meses que vive una monótona vida en Madrid, en un piso amueblado con cajas de cartón hasta que recibe una llamada telefónica que sirve de arranque a una frenética historia que se desarrolla en poco más de un día.
Es la primera y exitosa novela de Roberto Osa (Cuenca, 1981) con la que no solo fue finalista del Premio Nadal 2017 sino que le hizo ganar el XXXVI Premio de Novela ‘Felipe Trigo’ con un jurado presidido por Lorenzo Silva. A este conquense natural de El Pedernoso -que hoy vive en Madrid donde trabaja como guionista y realizador de televisión- el triunfo de su novela le pilló por sorpresa y ahora parte de su vida se centra en la promoción de una novela cuya historia transcurre en un pueblo ficticio (Pedregal de Salitre) que, dice, apenas se parece al suyo pero con el que ha querido homenajear a La Mancha. “Es donde me crié y viví hasta los 20 años y me pareció un territorio interesante, que no se estaba aprovechando mucho en literatura. La Mancha es una tierra baldía y seca pero muy inspiradora”.
Sus amigos le dijeron que parecía un ‘western’ al leer el texto antes de ser publicado y aunque a Roberto Osa no le desagrada, “no creo que lo sea”, nos explica, prefiere hablar de “novela contemporánea” en la que la tierra manchega resulta ser una metáfora de la dureza de la propia historia. “Me convenía el paisaje, ese terreno duro, seco y despiadado que sirve en la evolución de los personajes y en cómo se relacionan”.
Para quienes lo interpretan como un ‘western’ la historia gira en torno al duelo entre un padre y su hija (Águeda), una tensión no resuelta entre ambos vinculada a un pasado complicado y secreto. Es una historia de violencia. Para quienes la perciben como un argumento de plena actualidad, el terreno hostil en el que se desarrolla les llevará a adentrarse en difíciles relaciones familiares. “Hay cierto desamparo en la relación padre-hija”, comenta el autor. “En esa forma tan particular que tienen de quererse. Afortunadamente no es muy habitual”, comenta.
A este escrito novel le interesaba especialmente “huir del cliché” vinculado al maltrato en el ámbito familiar “en el que uno es la víctima y el otro es el malo malísimo. Quería reflejar los grises. Algo mucho más complejo”. Y eso despista al lector durante más de la mitad de la novela que, poco a poco, desvela aristas difíciles de imaginar.
El contraste entre el fondo de la historia y la forma en que Roberto Osa la cuenta fue algo premeditado. Es casi un lenguaje audiovisual, muy rápido y descarnadamente directo, sin complicaciones en las palabras utilizadas. En ocasiones, el ritmo es tan intenso que apabulla. “El tema abordado es tan turbio, tan oscuro, que quería crear un contrapunto a la hora de escribirlo, para que fuese más llevadero para el lector, más fácil. Que la claridad estuviera en la forma en que está escrito”.
El lector -y no tanto el novio perfecto que comparte escenarios junto a Águeda- camina a través de la novela junto a la protagonista. La historia está contada en primera persona y, dice el autor, “es una versión sesgada y distorsionada de la realidad porque solo te pones en sus zapatos” pero dice confiar en que el lector “sepa completar el resto de puntos de vista y la historia a su manera”.
El libro se escribió durante buena parte de los peores años de la crisis española reciente. Eso se refleja también en una novela que describe, en su escenario urbano, protestas laborales o pasillos de hospital atestados o el avance de la despoblación en el medio rural.
Uno de los tres españoles seleccionados para un programa europeo de escritores emergentes
Roberto Osa tiene ahora entre manos un proyecto teatral y es uno de los tres escritores españoles (18 de toda Europa) que participa en el Programa CELA (Connecting Emerging Literary Artists) de la Unión Europea para dar a conocer a los escritores emergentes y que pone en contacto sensibilidades y literaturas de muchos países. Todos ellos escriben textos que serán traducidos a varios idiomas y participará en varios festivales literarios europeos. “Es una propuesta muy gratificante. Salir a Europa para escuchar lo que otros tienen que decir y que te escuchen. Y está siendo buenísima para la cultura, para abrir fronteras en una época donde todo el mundo quiere levantar muros”.