Muere Ascensión Mendieta, la impulsora de la querella argentina que consiguió recuperar los restos de su padre fusilado por el franquismo

La travesía que Ascensión inició en 2013 para recuperar los restos de su padre, Timoteo Mendieta, la llevó a convertirse en un rostro y una voz habitual de los medios de comunicación. Fue una de las impulsoras de la querella argentina que volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de juzgar los crímenes del franquismo. Con 88 años viajó a Buenos Aires para pedir a la justicia internacional lo que la española llevaba años negándole. Y finalmente, con más de 90, consiguió la exhumación de su padre fusilado en 1939 por el régimen de Franco.

Este lunes ha muerto, a los 94 años, con la tranquilidad de haber conseguido ese objetivo al que dedicó tantas energías. En julio de 2017 ella y sus hijos enterraron los restos de Timoteo Mendieta, un sindicalista asesinado en la alcarreña localidad de Sacedón, en el cementerio de la Almudena, en Madrid. Su familia envió este lunes un mensaje a los periodistas que han seguido las informaciones sobre la identificación y recuperación de este desaparecido un mensaje en el que agradecen el apoyo a la causa de su madre. 

Lograr encontrar el cuerpo de Timoteo Mendieta fue un duro proceso que requirió varias exhumaciones en cementerios de Guadalajara. Fue el primer cuerpo exhumado, gracias a la intervención de la llamada querella argentina, el 19 de enero de 2016. La jueza María Romilda Servini de Cubría exhortó al juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Guadalajara a autorizar el proceso, en el que finalmente se concluyó que Mendieta no estaba enterrado en la fosa, donde se encontraba una veintena de cuerpos.

Cuando en junio de 2017 finalmente se conseguía identificar los huesos del miembro de UGT, asesinado el 16 de noviembre de 1939, durante el régimen franquista, la incansable Ascensión explicaba en una entrevista a eldiario.es su alegría: “Me acuerdo de mi hermana. Hemos ido juntas muchas veces al cementerio; se murió hace cinco años con las ganas de ver a mi padre”. Y finalizaba aquella conversación resumiendo su idea del futuro que se abría para ella a partir de entonces: “Ahora a vivir con alegría, si vivo. Y después, que me entierren con él”.