Menores y mujeres apenas se benefician de la reducción de la pobreza en Castilla-La Mancha

En el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, la Red Europea EAPN ha presentado en Toledo los datos desagregados para Castilla-La Mancha de su octavo informe sobre el seguimiento del indicador de pobreza desde 2008 hasta 2017. Está elaborado en base al indicador AROPE  (At Risk of Poverty and / or Exclusion, por sus siglas en inglés) que a su vez se elabora con datos estadísticos de la Encuesta de Condiciones de Vida. Uno de las conclusiones más significativas a nivel nacional es la “desigualdad territorial” entre comunidades autónomas: las regiones con la tasa más alta (con mayor riesgo de pobreza y exclusión) son las situadas del centro del país hacia abajo, mientras que las más bajas están en el norte.

En lo referente a Castilla-La Mancha, en 2017, pese a una reducción del porcentaje en cuatro puntos, el 33,9% de las personas residentes en la región se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Está unos siete puntos por encima de la media nacional. En términos absolutos, esto significa que más de 688.000 personas se encuentran en esta situación, y son 100.000 más que en el año 2008, al inicio de la crisis económica.

Durante la presentación del informe, el vicepresidente de EAPN en Castilla-La Mancha, Jesús Rodríguez, ha explicado que en esta comunidad autónoma la bajada de la tasa de riesgo comenzó dos años después que en otras comunidades autónomas y que este es uno de los motivos por lo que se mantiene un alto porcentaje, junto con las comunidades autónomas de Extremadura, Canarias, Andalucía y Murcia.  

Muy reveladores son también los términos cuantitativos que mide la tasa de pobreza severa (medida con un umbral del 30% de la mediana) y que en Castilla-La Mancha es del 7,6%, ocho décimas más elevada que la media nacional. Esto se traduce en unas 155.000 personas que ingresan en sus hogares menos de 355 euros mensuales por unidad de consumo.

¿Cómo se explica este contexto? El vicepresidente de EAPN en Castilla-La Mancha precisa que el descenso de la tasa AROPE es “una buena noticia”, pero también ha destacado que esta mejora “no afecta a las personas más desfavorecidas, manteniéndose estancados los datos de pobreza severa”. Lo que las cifras muestran es que “la recuperación se está produciendo en la parte superior de los grupos pobres, sin llegar a las personas más vulnerables”.

Repasando los datos a nivel nacional, que indican que el 14,1% de las personas ocupadas se encuentra en riesgo de pobreza, este colectivo también ha querido dejar claro que “tener un empleo no garantiza salir de la pobreza”, lo cual confirma que es necesaria una profunda transformación en la configuración de las políticas sociales, contra esa nueva concepción de “trabajadores pobres”.

Juan Carlos Llano, autor del informe, ha detallado por su parte que se está produciendo una recuperación asimétrica. Por un lado, los datos confirman que hay una “gran desigualdad territorial en España” y por otro que no todos los grupos sociales crecen en la misma proporción. También se ha referido a las cifras negativas en cuanto a la situación de las mujeres, afirmando que en su situación influye el tener más dificultades de acceso al empleo y salarios más bajos. “Al estar la recuperación basada solo en el empleo, hace que sus indicadores ofrezcan peores resultados”.

Según el informe, por sexos, la reducción de la tasa de riesgo de pobreza masculina en 2017 fue de 5,5 puntos porcentuales, lo que contrasta con los 1,7 puntos de reducción entre la población femenina castellano-manchega. Esta diferente evolución ha propiciado que las tasas de pobreza femenina sean 2,4 puntos superiores a las masculinas.

¿Qué pasa con la pobreza infantil?

En el caso de la pobreza infantil, aunque los datos no aparecen desagregados por comunidades autónomas en este informe, Llano sí ha precisado que hay mayor riesgo de pobreza en aquellas familias con hijos. La consejera de Bienestar Social, Aurelia Sánchez, ha precisado en un acto posterior que ha bajado del 6,2 al 6% del total de la población de menores. Son solo dos décimas, pero afirma que se trata de una tendencia positiva que indica que “debemos seguir trabajando como lo estamos haciendo”.  

Por otra parte, después de alcanzar su punto más bajo en 2013, las renta media por unidad de consumo en Castilla-La Mancha se mantuvo estancada durante dos años para comenzar en el año 2016 un proceso de recuperación. Así, en estos dos últimos años la renta media se incrementó en 879 euros. Pero pese a ello, en 2017 se sitúa en 13.604 euros, un 17% inferior a la media nacional y se mantiene como la cuarta más baja de todas las regiones, después de Extremadura, Canarias y Murcia. No obstante, se ha reducido la población con ingresos más bajos, lo que muestra una leve mejoría de los grupos de población más pobre.

Finalmente, el autor del informe ha querido hacer hincapié en las características especiales de la población mayor, cuyas rentas están casi totalmente determinadas por el importe de la pensión que reciben. En Castilla-La Mancha, algo más de 90.000 personas reciben una pensión cuyo importe es inferior al mínimo considerado para no ser pobre. Es decir, el 24,6% de todas las pensiones y, si se consideran solo las de viudedad, casi todas de mujeres, el 33%, tienen un importe inferior al umbral de pobreza.

Desde EAPN-CLM han finalizado destacando que la relación existente que vincula más trabajo con menos pobreza “se ha perdido”, y que ahora deben generarse puestos de trabajo “inclusivos” ya que “un empleo que se consigue a costa de cualquier cosa, no sirve”, en referencia a los bajos salarios, la temporalidad y la precariedad. Sin unas condiciones dignas, un trabajador puede estar en riesgo de pobreza y formando parte de esos grupos, todavía importantes, de personas en vulnerabilidad social.