En Seseña, apenas a medio kilómetro de la urbanización El Quiñón, residencial construido por el famos Paco ‘El Pocero’, se extiende una mancha negra de miles de metros cuadrados. 90.000 toneladas de neumáticos que desde 2002, cuando comenzó a acumularse, se ha ido convirtiendo a cada año que pasaba en un problema mayor y una amenaza medioambiental que podría ser de medidas desproporcionadas en el caso de un supuesto incendio. Carlos Velázquez, alcalde de Seseña, ha asegurado que “Tracsa puede ser una de las posibilidades” para que el problema comience a resolverse y los neumáticos vayan desapareciendo progresivamente.
Seseña tiene el dudoso honor de poseer el mayor vertedero de caucho de Europa. Todo comienza cuando en 2002 se aprueba ese espacio para acumular neumáticos con una licencia municipal, por la que se debería proceder al reciclaje del material. En 2009, tras incumplir la orden, el juez condenó al propietario de la empresa a la que se le concedió la licencia, a tres meses de prisión y una multa por un delito contra el medio ambiente.
Una de las promesas que Carlos Velázquez realizó al proclamarse alcalde de Seseña en 2011 fue que se libraría de esa mancha negra de caucho. Y aunque él ha asegurado que “el Ayuntamiento no es competente”, en 2011 ya inició una serie de actividades para comenzar con la retirada de varias miles de toneladas. Hoy en día, asegura que “existen 11.000 toneladas menos que hace cuatro años”. Velázquez ha informado que “las competentes en materia de gestión de residuso, en este caso, son la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha”, por lo que serían ellos los que solucionen “un problema de toda España”.
En 2011, el cementerio de ruedas dejó de sumar kilos, pero la retirada de los mismos se sigue produciendo a cuentagotas. La empresa valenciana Desechos y Gestión de Ruedas Iberia (Dgriberia) se iba a encargar de cumplir esta labor en algo más de dos años. El propio Carlos Velázquez ha asegurado que la empresa “no podrá cumplir el plazo de sacar todos los neumáticos”, como se comprometió a hacerlo, por lo que Tracsa se antoja como una nueva solución. Se podría usar esta empresa para que sea ella la que “realice un concurso para que nuevas empresas e iniciativas, públicas o privadas, colaboren con el gestor autorizado para retirar los neumáticos en el menor espacio de tiempo posible”. El papel de Tracsa sería el de nexo de unión entre las distintas administraciones.
El objetivo es llevar a cabo la trituración de los neumáticos. En este aspecto viene el temor de ciertas organizaciones medioambientales por el peligro de provocar un incendio en el proceso de trituración. Esos pequeños trozos de caucho podrían tener diversos usos como por ejemplo hacer de combustible en los altos hornos o cementeras, para mezclar con asfalto e insonorizar carretereas, para aislar edificios, crear calzado de goma o usar en los parques para niños y campos de fútbol de césped artificial.