Una “primera fase de incredulidad” tuvo que superar Olga Lucas al saber que había sido elegida en el Día de la Región como una de las hijas adoptivas de Castilla-La Mancha. “Por supuesto, ha significado una satisfacción y un honor”, explica a eldiarioclm.es apenas un par de días antes de recibir el premio en Talavera de la Reina. Entre las razones que le han dado para el reconocimiento, se encuentra su labor en la difusión y el legado de quien fuese su compañero de vida, José Luis Sampedro.
“Fue por haber retomado su testigo en Guadalajara. También he visto que se debe a la colaboración que he realizado con la cultura en la provincia, y también por la lucha por un mundo mejor”, explica la ingeniero, ya jubilada, por teléfono. Explica que “todas las razones son buenas”: “el hecho de que sea por reconocimiento a José Luis Sampedro es para mí una doble satisfacción, un doble premio por la difusión de su trabajo. Pero también es el mérito a mi obra, porque sino, no premiarían. Es una manera de renovar los votos de Sampedro con Guadalajara”, explica.
Lucas sigue trabajando en la difusión del trabajo de su eterno compañero, actualmente en la ruta literaria de 'La Sonrisa Etrusca'. Para ello, ha viajado a Roma a visitar los “puntos de inicio” de la historia, tal como hizo con Aranjuez con 'El río que nos lleva', en Guadalajara con la ruta ganchera y en Madrid con 'Octubre, Octubre. Sigue acudiendo a dar charlas donde la llaman y preparando exhibiciones para mantener vivo el legado del humanista. Entre ellas, se encuentra la permanente de Alhama de Aragón, a las que se unen otras itinerantes que han pasado por Guadalajara y Madrid, entre otras localidades.
Olga es hija de exiliados republicanos en Francia y lamenta que que la Ley de Memoria Histórica siga incumpliéndose, sin dotarse de presupuesto. “El mayor error es la reticencia, decir que no hay que reabrir las heridas. El problema no es reabrirlas, ése es un mal enfoque. Yo digo que no, que se trata de cerrarlas. No es venganza, ni dar vuelta a la tortilla, se trata de que todos sean reconocidos. De restituir lo que no se ha hecho con unos, que no es vengarse de los otros”, explica.
En este sentido, recalca que “no es normal” que sigan existiendo personas que siguen buscando a sus parientes en las cunetas y “que el país se quede tan pancho”. “El presidente de Gobierno dice públicamente que no se ha dotado con un céntimo la Ley de Memoria Histórica y cuando se alardea de que no va a poner un duro para que las personas encuentren a sus familiares es bastante ofensivo e indignante”, asevera.
“Los señores marcados”
Como ciudadana, “porque no soy economista”, Lucas habla de que es “bastante evidente” que los poderes públicos se han ido traspasando a los mercados, a los “señores mercados”. “A partir de ahí, difícilmente podemos estar bien. Está bien una parte de la sociedad, los globalizadores y estamos mal los globalizados”, recalca Lucas. Dentro de su misión de difundir el legado de Sampedro, recalca que “siempre que la llamen” irá a defender el Tajo. “Es una misión que he heredado, pero en muy inferiores condiciones”, explica.
“Sampedro estaba muy preocupado por los problemas ambientales y creo que toda persona mínimamente sensible y sensata debería estarlo. Es nuestro deber vital. Y es que, como decía él, la Tierra no nos necesita, sino que es al revés. Si hacemos muchas tonterías, pues nos elimina igual que a los dinosaurios y la vida continuó. Entonces deberíamos cuidarlo”, relata Lucas.
En cuanto al agua, considera que es “evidente” que se trata de un tema “mal resuelto” porque ha provocado que distintas regiones han acabado enemistándose por este recurso. “A estas alturas con tantos avances tecnológicos y con tantos conocimientos si hubiese voluntad política, yo no me puedo creer que no haya manera de reordenar el agua de una manera mejor”, afirma. Por eso, asegura que hace falta más cultura, conocimientos, conciencia y pedagogía. “Estoy convencida que estas alturas si se quiere se puede encontrar una solución, pero sobre todo sin negocio”, puntualiza.
Finalmente, en cuanto al movimiento feminista, señala que se alegra “muchísimo” de dejar atrás las manifestaciones del 8 de marzo en las que eran “tres y la de la cítara”. “Ahora, de pronto vemos que las cosas van dando su fruto y que por fin hay una contestación a muchas cosas. Por ejemplo, el acoso en el trabajo, no recuerdo ni un sólo trabajo de joven en el que yo no lo haya sufrido. Era casi norma. Por eso, está muy bien que deje de tolerarse”, afirma. En este sentido, recalca que espera que el movimiento feminsta “no tenga vuelta atrás” y que el sistema “no la absorba”. “Espero que sepamos distinguir quién es quién en esta guerra”, concluye.