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En víspera de visitar los cementerios llamamos la atención del cuidado necesario en la gestión del arte funerario. Urbanismo, elementos arquitectónicos y escultóricos, artes menores y patrimonio inmaterial que se crean únicamente para servir de acomodo a esta última morada postrera de los que nos antecedieron.
Hace unos meses, la sala Velatorio Municipal de Casas de Lázaro (Albacete), se llevó el premio, en la categoría de 'Obra Nueva Otros Usos’, en los II Premios de Arquitectura y Urbanismo otorgados en Cuenca. El jurado valoró cómo Fernando Valenciano con pocos medios, concibió un edificio para que, además de cumplir su uso fúnebre, fuese la puerta del cementerio.
Somos partidarios de que sean los ayuntamientos los que promuevan los lugares de velatorio y dependencias anejas a los servicios funerarios. No se puede dejar que sean solamente las empresas privadas las que determinen la localización, la edificación y la ornamentación de lugares tan señalados para los ritos sociales y religiosos que en ellos se han de desarrollar. Un ayuntamiento puede buscar lugares más idóneos, cercanos a un templo o al cementerio, habilitar un lugar polivalente de culto dentro de los recintos de los tanatorios y dotar al conjunto de la dignidad que los deudos y la colectividad se merece. El ejemplo del tanatorio toledano es modélico.
Dentro de los cementerios, como mostró también la entrada a la página web del Archivo Municipal de Toledo, y hace un año la exposición montada en la sede de la Demarcación de Albacete del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM) titulada 'Panteones: arquitectura para el recuerdo', los arquitectos más brillantes diseñaron y ejecutaron panteones para los mismos dueños que habían levantado sus inmuebles en las ciudades de la región.
Ya indicamos [29.10.2021] que algún ayuntamiento había promovido la declaración de Bienes de Interés Patrimonial sus cementerios, consiguiéndolo los patios de Nuestra Señora de la Antigua, de Nuestra Señora de la Soledad y de Santa Ana, del Campo Santo de Guadalajara, único conjunto declarado junto con el cementerio de canónigos de Toledo. Desde entonces hasta el momento, ningún otro se ha animado a hacerlo.
En la capital conquense, el cementerio de San Isidro, del siglo XVIII, solamente cuenta con la figura de protección del 'Catálogo de Bienes Protegidos del Ayuntamiento de Cuenca'. Claro está, que pese a estar protegidas las tapias del cementerio de Sonseca no impidió hacer una remodelación abusiva del conjunto desfigurando uno de los conjuntos más interesantes de arte funerario cerámico de la región.
Deberían los ayuntamientos, al menos, proteger los mausoleos más interesantes arquitectónicamente o los grupos escultóricos de cierto interés dándoles exenciones en las tasas municipales para que los dueños faciliten su conservación. De la misma forma es necesario, con permiso de las familias, recoger las placas cerámicas, de barro o elementos de interés antropológico y cultural.
Por último, hay que añadir el caso de las tumbas de personajes ilustres que, por su relevancia para la historia local, regional o nacional, deben ser conservados aun cuando ya no queden familiares o amigos que se hagan cargo de su cuidado y conservación. También, en este apartado, no podemos olvidar que hay mausoleos históricos, como el de Las Vegas en La Pueblanueva (Toledo) que merece poner en valor, musealizándolo y haciéndolo visitable.
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