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La “austeridad democrática” no viene de Alemania

Cuando oímos la palabra austeridad inmediatamente pensamos en recortes, de igual manera que nos ponemos a temblar si nos informan de que nos van a aplicar una moderación salarial. También pensamos en Alemania, porque nos dicen que la receta de la austeridad viene impuesta, principalmente, por Alemania. Austeridad es, por tanto, una palabra que, a estas alturas de la crisis (estafa), difícilmente puede adquirir más connotaciones negativas; por eso he querido referirme irónicamente a la situación de retroceso democrático que se ha producido en nuestra región con el término de “austeridad democrática”.

Es tanta la asociación entre la palabra austeridad y Alemania en nuestro imaginario colectivo que uno podría pensar que en Alemania también gustan de la austeridad democrática. Nada más lejos de la realidad, como veremos a continuación.

Hay cinco estados en Alemania con una población similar a la de Castilla-La Mancha. En la tabla 1 se puede apreciar que es en Mecklenburg-Vorpommern donde menos diputados regionales hay actualmente, 71. Es decir, a pesar de contar con 500.000 habitantes menos, hay más del doble de los 33 que elegiremos en CLM en 2015. También llaman la atención los 105 de las cortes de Sachasen-Anhalt, más del triple de los que elegiremos en la región con prácticamente la misma población. La orquilla de parlamentarios regionales en territorios similares a Castilla-La Mancha oscila actualmente entre los 69 de Schleswig-Holstein y los 105 de Schansen – Anhalt. Eso implica que los 49 que hay en esta legislatura ya eran un número muy reducido en comparación con los parlamentos regionales alemanes; en 2015, con 33, sencillamente las cortes castellanomanchegos se convertirán en un miniparlamento.

Para medir la eficiencia de un parlamento regional y su ley electoral a la hora de plasmar las distintas sensibilidades de una sociedad en escaños, es importante fijarse (además de en el número de escaños a elegir) en cómo se eligen los diputados. También en este aspecto somos muy diferentes a Alemania.

En Castilla-La Mancha el sistema de reparto es la ley d’Hondt, mientras que en los parlamentos alemanes aquí tratados es Hare-Niemeyer, salvo en Schleswig – Holstein, donde es Sainte – Laguë (ambos, y especialmente este último, son más favorables para los partidos pequeños que d’Hondt).

Pero sin duda la diferencia más decisiva es el número de circunscripciones electorales. En CLM hay cinco circunscripciones electorales. Eso favorece a los partidos mayoritarios, y hace que por ejemplo el PP tenga mayoría absoluta en las cortes sin tener el 50% de los votos, o que IU teniendo un 3,84% de los votos en 2011 no tenga ningún escaño en las actuales cortes.

En Alemania el ciudadano tiene dos votos, uno llamado “segundo voto” y que se aplica a nivel de Land, con circunscripción única, y otro llamado “primer voto” en el que sí hay muchas circunscripciones electorales, o distritos. A pesar del nombre, en la práctica es el llamado “segundo voto” (con circunscripción única) el que determina (casi totalmente) el número de parlamentarios que va a tener cada partido, y el “primer voto” tiene pocos efectos prácticos, salvo que a veces aumenta ligeramente el número de parlamentarios totales. Es un sistema complejo, y con pequeñas variaciones entre estados para favorecer por ejemplo a la minoría sorbia en Brandenburg o a la minoría danesa residente en Schleswig – Holstein. Para una explicación detallada del sistema se puede consultar este artículo sobre el sistema electoral estatal, que es muy parecido a los regionales; y pinchando en este hipervínculo y luego sobre el Land que desee, verá un resumen de su legislación electoral, en alemán.

A modo de resumen podemos consultar el siguiente cuadro en el que se compara nuestro parlamento con los alemanes teniendo en cuenta todos los parámetros que afectan a la representatividad:

Como se puede ver, Castilla-La Mancha sale perdiendo con respecto a los parlamentos de los Länder alemanes en los tres aspectos que afectan a la representatividad de un parlamento: su número de diputados, de circunscripciones y el sistema de reparto.

Desgraciadamente nuestros políticos nos tienen acostumbrados a que Alemania sea modelo de imitación para los mini-jobs o para la austeridad económica, pero no por su gasto en investigación, sus prestaciones sociales o su sistema electoral, mucho más representativo que el nuestro.

Cuando oímos la palabra austeridad inmediatamente pensamos en recortes, de igual manera que nos ponemos a temblar si nos informan de que nos van a aplicar una moderación salarial. También pensamos en Alemania, porque nos dicen que la receta de la austeridad viene impuesta, principalmente, por Alemania. Austeridad es, por tanto, una palabra que, a estas alturas de la crisis (estafa), difícilmente puede adquirir más connotaciones negativas; por eso he querido referirme irónicamente a la situación de retroceso democrático que se ha producido en nuestra región con el término de “austeridad democrática”.

Es tanta la asociación entre la palabra austeridad y Alemania en nuestro imaginario colectivo que uno podría pensar que en Alemania también gustan de la austeridad democrática. Nada más lejos de la realidad, como veremos a continuación.