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Acabándose el mes de agosto, se recuperan las rutinas, y con ellas, vuelve la actividad política que, de año en año, descansa menos en verano, a pesar de la indiferencia, cada vez más acusada, del conjunto de la población.
Sin duda, uno de los primeros deberes para este curso, debe ser acercarse a los ciudadanos, y hablarles más de las cuestiones que les preocupan -y menos de entelequias que nada tienen que ver con la vida de la gente-: la educación, la sanidad, los servicios sociales, el desempleo, las pensiones, la jornada laboral, la lucha contra el cambio climático…tantas cuestiones sobre las que, una vez identificadas, merece la pena debatir y posicionarse ideológicamente.
No será fácil que el otoño al que nos acercamos sea, en este sentido, fructífero. Pero no hay que perder la esperanza. Un motivo para ello es el reciente nombramiento de Salvador Illa como president de la Generalitat de Cataluña. La normalización de la vida política en esta comunidad autónoma, tras años de inestabilidad y enfrentamiento, no estará exenta de dificultades, pero los primeros gestos y las prioridades expresadas por el president, indican que las cosas van a cambiar en Cataluña, incluido el papel institucional de la primera autoridad del Estado en la comunidad autónoma.
Salvado el escollo de la formación del gobierno en Cataluña -y antes el de la renovación del Consejo General del Poder Judicial-, toca pasar a la acción en asuntos concretos como los ya anunciados de aumentar la transparencia de los gobiernos y las cámaras legislativas, la lucha contra la desinformación, la reducción de la jornada laboral, la reforma de la ley de extranjería para una mejor acogida de los menores migrantes no acompañados o, en el ámbito agrario, la elaboración de una Ley para proteger e impulsar el modelo de agricultura familiar en España.
Un debate pausado, responsable y en el que cada uno juegue el papel que le corresponde, también la oposición, es absolutamente imprescindible. De alguna forma, podríamos decir que los ciudadanos están observando si desde la política se está a la altura de las circunstancias.
Soy optimista. La política, en el buen sentido de la palabra, ha conseguido la renovación del órgano de gobierno de los jueces y la formación de un nuevo gobierno en Cataluña capitaneado por Illa. Estoy seguro de que también la política, la buena, sabrá hacer que España siga progresando como sociedad en los próximos meses.
Acabándose el mes de agosto, se recuperan las rutinas, y con ellas, vuelve la actividad política que, de año en año, descansa menos en verano, a pesar de la indiferencia, cada vez más acusada, del conjunto de la población.
Sin duda, uno de los primeros deberes para este curso, debe ser acercarse a los ciudadanos, y hablarles más de las cuestiones que les preocupan -y menos de entelequias que nada tienen que ver con la vida de la gente-: la educación, la sanidad, los servicios sociales, el desempleo, las pensiones, la jornada laboral, la lucha contra el cambio climático…tantas cuestiones sobre las que, una vez identificadas, merece la pena debatir y posicionarse ideológicamente.