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Seguimos con la resaca del congreso federal del PSOE que se ha celebrado este fin de semana pasado en Sevilla. Por allí estuve y allí pude comprobar la fortaleza de un partido que, aun en los momentos más difíciles, -y desde hace ya más de 145 años- siempre es imprescindible para vertebrar y cohesionar España. El congreso fue sin duda una demostración de músculo y de apoyo a las políticas emprendidas por el presidente del gobierno, desde 2018.
Más allá de las cuestiones concretas de la ponencia, y de los debates entre las diferentes delegaciones y colectivos, y con los retos pendientes, entre los que, desde mi punto de vista, el más acuciante es el acceso de los jóvenes a la vivienda, me quedo con tres conclusiones.
En primer lugar, sólo hay en España un partido político que pueda hacer en estos momentos un congreso federal de estas dimensiones, con presencia de afiliados de todos los rincones de España. Nadie representa hoy más a este país plural -y muy real- que el PSOE.
Por otro lado, el apoyo del partido, de la inmensa mayoría de los militantes, a Pedro Sánchez, es abrumador. De los mas grandes que ha tenido nunca un secretario general socialista. Es cierto que las adhesiones al líder suelen ser la norma habitual en los partidos políticos y en los congresos, sobre todo si se está en el gobierno. Pero en este caso, los que no están con el secretario general, son muy, muy pocos, me atrevería a decir que menos que nunca. No tienen relevancia real. Siempre hay quien cambia de bando, claro, y quien olvida la coherencia -incluida la ideológica, que es la más importante- en función de sus intereses personales, pero en el congreso de Sevilla se vio claramente que los afiliados de a pie -los que no dependen de ningún cargo ni aspiran a tenerlo- siguen siendo muy fieles al secretario general. Y eso, en un partido político, es algo muy importante.
Y, finalmente, asumiendo errores y dificultades, el respaldo entre la militancia a la política impulsada por el gobierno de Pedro Sánchez, es enorme, incluida la relativa a la siempre compleja cuestión del encaje de Cataluña en España. Lo que para unos es una amenaza o un riesgo para la unidad del país, para otros, entre los que me incluyo, es un ejemplo exitoso de la importancia de la política, que ha hecho posible que la convivencia en Cataluña, y su participación y compromiso con los intereses globales de España, sea ya una realidad con el gobierno de Illa. Algo habrá tenido que ver la iniciativa política del presidente del gobierno, luchando contra viento y marea en un contexto en el que la apuesta por la convivencia es más difícil -y urgente- que nunca.
La ovación en pie de todos los presentes el sábado al president Illa representa el compromiso -y apoyo- de los militantes con la política del gobierno. Así lo veo.
Seguimos con la resaca del congreso federal del PSOE que se ha celebrado este fin de semana pasado en Sevilla. Por allí estuve y allí pude comprobar la fortaleza de un partido que, aun en los momentos más difíciles, -y desde hace ya más de 145 años- siempre es imprescindible para vertebrar y cohesionar España. El congreso fue sin duda una demostración de músculo y de apoyo a las políticas emprendidas por el presidente del gobierno, desde 2018.
Más allá de las cuestiones concretas de la ponencia, y de los debates entre las diferentes delegaciones y colectivos, y con los retos pendientes, entre los que, desde mi punto de vista, el más acuciante es el acceso de los jóvenes a la vivienda, me quedo con tres conclusiones.