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Hoy vuelve a latir uno de los corazones del Casco Histórico: el espacio del Corral de Don Diego y Salón Rico, hasta hace poco un espacio muerto, cerrado y olvidado en el centro mismo de la ciudad. Un patrimonio de un inmenso valor histórico y artístico y, a la vez, una herida en el tejido urbano y en nuestra propia autoestima como ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad.
El conjunto y el entorno del viejo Palacio de los Trastámara no solo atesora valores artísticos y patrimoniales, también conserva las huellas y el aliento lejano de nuestra historia, de la Guerra de Castilla, la derrota de Aljubarrota o los “Fuegos de la Magdalena” con motivo de las revueltas entre cristianos nuevos y viejos en el siglo XV.
Sin embargo, como ya en 1845 Amador de los Ríos denunciaba abandonado y olvidado, una joya de la arquitectura mudéjar y la cultura andalusí en Castilla, no solo se hurtaba al disfrute de los toledanos, sino que se ponía en riesgo de conservación. De hecho, a punto estuvo de desaparecer abrumado por usos incompatibles, y todo el espacio quedó convertido en un recinto olvidado, tapiado, un verdadero agujero en el tejido urbano que, en cierta manera, desmantela la cohesión en el sector este del Casco.
Recuperar el Corral de Don Diego-Salón Rico se convirtió en un reto para los gobiernos municipales. En 2004 el Ayuntamiento recibe la propiedad, en 2005 la Escuela Taller comienza los trabajos de recuperación y conservación del artesonado mudéjar, cubierta y paramentos del Salón Rico, se comienzan por parte de la Empresa Municipal de la Vivienda la construcción de viviendas y en 2014 se cede por veinte años al Consorcio de la Ciudad de Toledo. Pero en realidad todos esos esfuerzos acabaron resultando intentos fallidos que generaron solo frustración y desánimo. Todo el proyecto aparecía bloqueado e impedido por problemas económicos, técnicos o de propiedad que parecían hacerlo imposible.
Fue la alcaldesa Milagros Tolón quien retoma el reto de recuperar y poner en valor el conjunto y convertirlo en una palanca de transformación y revitalización del Casco Histórico. Moviliza todos los recursos con los que contaba el Ayuntamiento: el Consorcio, los fondos europeos, incluidos los del Plan de Transformación, que muy pronto lograría el presidente Sánchez, y por supuesto con la propia aportación municipal.
Los profesionales del Consorcio llevaron adelante un extraordinario trabajo, una verdadera labor de cirujano, para restaurar el Salón Rico y devolvernos sus maravillosas yeserías. Pero eso no era suficiente. Afortunadamente, la situación económica y financiera del Ayuntamiento, entonces muy saneada, permitió disponer de recursos propios para expropiar una construcción en estado ruinoso que cerraba el acceso norte a la plaza interior del Corral de Don Diego. No fue fácil, costó meses de negociaciones, pero finalmente convencimos al Ministerio de Hacienda para que pudiéramos dedicar 400.000 euros de fondos FEDER de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible (EDUSI) a la construcción del edificio de usos múltiples que da paso al espacio interior del Corral. Además, en 2022 se sacó a licitación y se adjudicó por fin la construcción de las viviendas que había iniciado la Empresa Municipal de la Vivienda. Y también la compra y rehabilitación del edificio de la calle Trastámara.
Nada fue sencillo, pero teníamos sobre la mesa todos los recursos, todos los esfuerzos y la coordinación de todas las administraciones necesarios para que el proyecto tomara velocidad de crucero. En 2023 se pudo por fin inaugurar el Salón Rico restaurado y abrir al público la plaza interior, convertida en una verdadera Plaza del Talento.
Ahora es fundamental que las nuevas autoridades municipales comprendan y estén a la altura del proyecto en su integridad, poniendo a la cultura en el centro, como motor de regeneración y desarrollo de la ciudad.
La recuperación del Corral de Don Diego es el primer paso para generar un verdadero distrito de la cultura, el arte y la artesanía. Es, a la vez, un proyecto urbanístico que enlaza el Alcázar y la plaza de la Magdalena, a través del Corral y de la Cuesta de la Mona, con la plaza Mayor, el Teatro de Rojas y el Mercado de Abastos, con la calle Tornerías, donde la Junta acomete un interminable proyecto de restauración de la Mezquita de Tornerías para instalar el Centro Regional de Artesanía. Es la filosofía de la Nueva Bauhaus que propone la Comisión Europea: hacer de la cultura, el talento y la creación el motor de cambio de la ciudad.
Para hacerlo, el actual Gobierno municipal cuenta con los recursos, con los fondos europeos que se lograron en la anterior legislatura para actuar en el mercado de Abastos, para crear en el marco del Plan de Sostenibilidad Turística un centro de Alta Artesanía y para incorporar Toledo al club de ciudades creativas de la UNESCO. Es importante que comprenda que lo que tenemos entre manos no es un mero programa de obras y de inversiones, es un proyecto de transformación y revitalización del Casco Histórico.
En cualquier caso, hoy es un día para celebrar y sentirnos orgullosos como ciudad de la recuperación del espacio del Corral de Don Diego y del Salón Rico.
Hoy vuelve a latir uno de los corazones del Casco Histórico: el espacio del Corral de Don Diego y Salón Rico, hasta hace poco un espacio muerto, cerrado y olvidado en el centro mismo de la ciudad. Un patrimonio de un inmenso valor histórico y artístico y, a la vez, una herida en el tejido urbano y en nuestra propia autoestima como ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad.
El conjunto y el entorno del viejo Palacio de los Trastámara no solo atesora valores artísticos y patrimoniales, también conserva las huellas y el aliento lejano de nuestra historia, de la Guerra de Castilla, la derrota de Aljubarrota o los “Fuegos de la Magdalena” con motivo de las revueltas entre cristianos nuevos y viejos en el siglo XV.