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“Cuídate, cuidador”: la relevancia del ‘mindfulness’ en tiempos del coronavirus

Leonor Moreno García

Trabajadora Social —

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En la actualidad, estamos atravesando momentos muy duros dada la situación de emergencia provocada por la COVID-19. Es una situación social difícil, que tienen que afrontar los profesionales de los servicios sociales de atención primaria, de servicios sociales especializados, del área de salud y los profesionales de entidades sociales del Tercer Sector. Estos se encuentran en primera línea ante ciudadanos desesperados, que se han visto golpeados por la pandemia, perdiendo a muchos de sus familiares, viendo agravada la situación en la que ya se encontraban y en otros casos, viendo como sus trabajos se esfuman y enfrentándose a la realidad de que, como habían hecho hasta ahora, hoy no podrán hacer frente a cosas tan básicas y necesarias como la compra de alimentos o el pago del alquiler de sus casas.

Los profesionales luchan contra esta dura situación sin contar con recursos ni medios para hacerle frente. Estos están siendo testigos directos de la creciente demanda de ayudas y de la agravación de la situación en la que se encontraban otras muchas familias. Es por ello, por lo que hoy en día, más que nunca, se pone de manifiesto la importancia de la premisa “Cuídate, cuidador”.

Los profesionales no deben olvidar el autocuidado y deben, si no lo han hecho ya, aprender a gestionar la ansiedad y el estrés que la situación a la que se enfrentan les puede estar generando. Es en este momento, donde cobra especial relevancia la aplicación del ‘mindfulness’.

Se trata de una práctica que se remonta a la tradición budista. Es una forma de meditación, en sí misma, que nos enseña a poner atención y consciencia plena en la realidad que estamos viviendo en el momento presente, dejando de lado el pasado y lo que está por venir. El Dalai Lama decía así: “Sólo existen dos días al año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana”. Esta práctica, nos enseña a no juzgar y a aceptar lo que vivimos, nos ayuda a desarrollar la empatía, la autoconsciencia y a disminuir el estrés y la ansiedad. En definitiva, nos prepara para dar respuestas de mayor calidad como profesionales, respuestas más controladas y conscientes, y además, a mejorar nuestra salud, a través de la aceptación de nuestros pensamientos y emociones.

Nada podemos hacer ya por los recortes sufridos en los últimos años en lo que a los servicios sociales se refiere, y que han hecho que la situación de respuesta que hoy en día podemos dar sea más limitada. Si no que debemos dar una respuesta rápida y urgente con los medios que contamos hoy, aprendiendo del pasado y sin dejarnos abrumar por el futuro. Siendo conscientes de que se nos necesita aquí y ahora más fuertes que nunca.

En la actualidad, estamos atravesando momentos muy duros dada la situación de emergencia provocada por la COVID-19. Es una situación social difícil, que tienen que afrontar los profesionales de los servicios sociales de atención primaria, de servicios sociales especializados, del área de salud y los profesionales de entidades sociales del Tercer Sector. Estos se encuentran en primera línea ante ciudadanos desesperados, que se han visto golpeados por la pandemia, perdiendo a muchos de sus familiares, viendo agravada la situación en la que ya se encontraban y en otros casos, viendo como sus trabajos se esfuman y enfrentándose a la realidad de que, como habían hecho hasta ahora, hoy no podrán hacer frente a cosas tan básicas y necesarias como la compra de alimentos o el pago del alquiler de sus casas.

Los profesionales luchan contra esta dura situación sin contar con recursos ni medios para hacerle frente. Estos están siendo testigos directos de la creciente demanda de ayudas y de la agravación de la situación en la que se encontraban otras muchas familias. Es por ello, por lo que hoy en día, más que nunca, se pone de manifiesto la importancia de la premisa “Cuídate, cuidador”.