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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Yo cuido, pero ¿quién me cuida a mí?

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María, Vanessa, Carmen, Elena… las cuidadoras de personas dependientes tienen casi siempre nombre de mujer. Mujeres entregadas que dedican prácticamente las 24 horas del día a cuidar de una persona que no puede valerse por sí misma.

Una cosa es decirlo, otra muy distinta vivirlo. Por mi profesión he tenido a lo largo de la vida muchísimas conversaciones con esas mujeres. Y todas tienen algo en común, poco a poco se van olvidando de sí mismas hasta el punto de desaparecer y llegar a perder su identidad.

¿Tú que haces?. Yo cuido de mi madre. Ya, pero algo más harás con tu vida… Pues, no sé… hace tanto tiempo que no hago las cosas que me gustaban…

Esta es la realidad de millones de personas, y dado que recientemente hemos conmemorado el Día Internacional de los Cuidados, me quiero acordar de todas esas mujeres que cuidan, pero no se cuidan, que atienden, pero a las que no atienden. Ser cuidadora es una guardia constante, por la que no se cobra y que prácticamente no tiene recompensa alguna, salvo la moral.

Creo, sinceramente, que el sistema debería acordarse de todas estas personas y comenzar a cuidarlas. Es necesario facilitar a estas mujeres, atención psicológica, ayudas, medios, facilidades y tiempo para ellas. Tiempo de calidad, para que no se olviden de ellas mismas, para que vuelvan a recordar quienes son y qué les gusta

Esto en el caso de las personas cuidadoras no profesionales, pero si hablamos de empleo, la situación es francamente penosa.

El sector de los cuidados es el más precarizado con diferencia, y esto es algo que a mí, además de enfadarme, me sorprende. ¿Cómo es posible que una de las profesiones con más futuro sea de las peor pagadas? Y digo con más futuro, porque tal y como está la pirámide de población en nuestro país, en unos años, vamos a tener más gente que necesita que la cuiden que cuidadores o cuidadoras. Y algo que no se nos puede olvidar nunca. Todos y todas vamos a necesitar que nos cuiden en algún momento. No podemos permitir que se den casos como que en Ciudad Real, las mujeres que trabajan en la ayuda a domicilio cobren por debajo del SMI. Es inaceptable.

Como decía, el sector de los cuidados tiene en la mayoría de los casos, nombre de mujer. El otro día, en unas jornadas de corresponsabilidad que organizamos en UGT CLM; daba este dato. El 85 por ciento de las personas que piden permisos no retribuidos para cuidar de algún familiar, son mujeres. Y curiosamente, cuando se trata de permisos retribuidos, el dato cambia considerablemente y se iguala. Tenemos que ser corresponsables en el cuidado. Es algo FUNDAMENTAL. Y tristemente todavía hay mucha gente que no se lo ha metido en la cabeza. Hoy me acuerdo de María, Vanessa, Carmen, Elena… pero también tendría que acordarme de Javier, Gonzalo, Esteban, Marcos...

María, Vanessa, Carmen, Elena… las cuidadoras de personas dependientes tienen casi siempre nombre de mujer. Mujeres entregadas que dedican prácticamente las 24 horas del día a cuidar de una persona que no puede valerse por sí misma.

Una cosa es decirlo, otra muy distinta vivirlo. Por mi profesión he tenido a lo largo de la vida muchísimas conversaciones con esas mujeres. Y todas tienen algo en común, poco a poco se van olvidando de sí mismas hasta el punto de desaparecer y llegar a perder su identidad.