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La despoblación no es una moda

Paco Núñez

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Escuchaba hace un par de días al presidente de nuestra región hablar de despoblación y decir que no es una moda, añadiendo que “frente a los discursos y mítines” tiene que prevalecer “la realidad del presupuesto”.

No puedo estar más de acuerdo. Quién lo diría ¿verdad?

Pero solo hay un problema: y es que, quien hace esas aseveraciones, es el mismo que lleva cinco años de discursos y mítines y cinco años renegando del presupuesto.

La penúltima vez fue hace casi un año, cuando el PSOE y el propio Emiliano García-Page votaron en contra de que se habilitara una partida presupuestaria de 20 millones de euros con carácter urgente para ayudar a los autónomos a instalarse en el medio rural despoblado. Lo propusimos nosotros y dijeron que no.

Y la última fue hace poco más de seis meses, cuando debatíamos los presupuestos regionales, en el mes de diciembre, y el PP propuso aumentar el dinero para la despoblación.

Pedimos que se creara un Plan contra la despoblación en el ámbito de la mujer, con un millón de euros que incluyera bonificaciones para autónomas y nuevas emprendedoras que mantengan e inicien su actividad en municipios inferiores a 5.000 habitantes.

Solicitamos también un incremento de 400.000 euros en el Programa para combatir la despoblación, con fomento del comercio entre jóvenes en las zonas rurales. Pedimos 150.000 euros para ayudas a ayuntamientos y núcleos de población para mejorar el acceso a banda ancha en los municipios especialmente olvidados.

Exigimos la gratuidad de la educación de 0 a 3 años, para mejorar la conciliación laboral de las mujeres y de los padres y favorecer la emancipación de los jóvenes. Y pedimos medidas como deducciones en el IRPF por nacimiento o adopción de hijos y gastos de escolarización de 0 a 3 años; por familia numerosa; rebaja de impuestos como IRPF, Sucesiones y Donaciones, Trasmisiones Patrimoniales, Actos Jurídicos Documentado; y demandamos una rebaja del impuesto de hidrocarburos, sobre todo del gasóleo de uso profesional.

Además de todas ellas y de mantener y mejorar el servicio público en toda la región solicitamos también un Plan Integral de ayuda para los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Castilla-La Mancha, un plan que les permitiera quedarse en nuestra tierra y ayudar a consolidar la población en nuestros municipios.

Y solicitamos que todo ello quedara garantizado -blindado como gusta decir ahora-, por Ley. Con una Ley que debería haberse aprobado ya.

Todo eso era presupuesto, señor presidente de la Junta. Y a todo ello Emiliano García-Page y los suyos votaron que no. Se opusieron y siguieron con sus discursos y sus mítines. Tuvo Page la oportunidad y no lo hizo. Como siempre, porque es un experto en predicar y no dar trigo.

Y no contento con eso va ahora y en otro acto de reivindicación para luchar contra la despoblación con los presidentes de Aragón y de Castilla y León, Page olvida a nuestra tierra. Page olvidó a Guadalajara, a las comarcas de la Sierra Norte de Guadalajara o la de Molina, esta última la comarca con más baja densidad de toda España porque lidera los valores negativos de la despoblación, con una densidad de población de 2,3 habitantes por kilómetro cuadrado.

Quizá ese olvido tenga que ver con su mala conciencia, porque Page prometió hace cinco años poner en marcha siete planes especiales para comarcas deprimidas no ha puesto en marcha ninguno: Sierra Norte de Guadalajara y Señorío De Molina; Serranía de Cuenca; Sierras del Segura y Alcaraz; Campo de Montiel; Comarca de Almadén y el de Talavera de la Reina y comarca. No ha puesto en marcha ninguno. Ninguno.

Y yo le digo al presidente regional que la despoblación ni es una moda ni es un recurso para que él pueda mentir y engañar impunemente a los castellano manchegos cada vez que habla.

En Castilla-La Mancha tenemos 919 municipios, pero más de 600 pueblos de nuestra región están en riesgo serio de despoblamiento. Y esto ocurre porque las oportunidades no son las mismas para los que aquí viven.

En el mundo rural, en la España despoblada, en los pueblos de Castilla-La Mancha, no existen las mimas oportunidades de trabajo, de ocio, de sanidad, de educación y de bienestar para todos los españoles.

Es un problema que ha agravado, sin duda, la crisis que estamos sufriendo. Pero es un problema que viene de lejos y que los gobiernos socialistas no han querido afrontar.

El PSOE ha estado en el gobierno de esta región durante 34 años. El PP lo hizo en cuatro. Emiliano García-Page ha formado parte del gobierno regional durante 18 años, cinco de los cuales como presidente. Yo, ninguno. La diferencia es sustancial y el grado de responsabilidad de cada uno es fácilmente deducible.

Únicamente me gustaría recordar que una de mis primeras iniciativas en cuanto fui elegido presidente regional de mi partido fue poner en marcha un foro para estudiar medidas para la despoblación. El 16 de noviembre de 2018, en Cuenca, en aquel foro, elaboramos un documento de propuestas que sirvieron para llevar iniciativas a las Cortes de Castilla-La Mancha y que se incluyeron en el programa electoral de las elecciones del año siguiente, mayo del 2019.

El PP es el único que lleva demandando medidas contra la despoblación desde hace mucho tiempo. De hecho, si el PP gobernara hoy,  se extendería la tarifa plana hasta los 24 meses para los autónomos en el medio rural, personas que tienen alguna discapacidad, los jóvenes, parados de larga duración o víctimas de la violencia de género. Y también hubiéramos combatido la despoblación con ayudas a la natalidad y con el apoyo a la conciliación.

Si Pablo Casado fuera el presidente de España hubiéramos puesto en marcha ya un ambicioso plan de digitalización de 300 megas en todo el territorio español. Además, se hubiera aprobado un complemento de las pensiones a madres con un hijo (un incremento del 2% para las pensiones de las mujeres que se jubilen y que hayan tenido un hijo). Esto hubiera ampliado una medida que tomó el Gobierno de Rajoy para las mujeres que se jubilaban con dos hijos (5%), tres (10%) o más (15%).

Pero, lamentablemente para los intereses de los castellano manchegos, el PP no gobierna ni en España ni en nuestra región.

Aunque eso no evitará que sigamos empeñados en apostar por nuestro mundo rural. Por eso hemos puesto en marcha la campaña de #MeGustaMiPueblo. Una campaña que va a demostrar que vivir en nuestros pequeños municipios es sinónimo de calidad de vida. Una campaña que trata de fomentar nuestro orgullo por nuestra riqueza monumental y natural, por nuestras costumbres, por nuestras tradiciones, por nuestro modo de vivir y ver la vida.

Y para ello hay que aumentar servicios esenciales, como la digitalización o la mejora de las comunicaciones, aparte de mantener los servicios ya existentes de transporte público, e implementar bonificaciones u otra manera de tributar. Y hay que fomentar el turismo.

Pero necesitamos dinero para hacer inversiones. Y ese dinero, como tanto le gusta decir a Page aunque después le dé alergia ejecutar, proviene de los presupuestos. Porque necesitamos que el Estado nos pague lo que nos debe. Y necesitamos que se cambie el modelo de financiación. Que la financiación autonómica tenga en cuenta fenómenos como la dispersión o la despoblación. Que no sigamos perdiendo 1.000 millones cada año con el modelo aprobado por el PSOE en la etapa de Zapatero.

Un modelo que ahora dice el presidente Page que hay que cambiar. Después de cinco años de Gobierno se acuerda de que perdemos dinero.

Pero claro, al igual que hace siempre, como en la gestión de la crisis del coronavirus o en los acuerdos con los pro etarras de Bildu, dice una cosa y hace otra. Pregona una soflama y vota lo contrario. Miente sobre lo que hace y echa la culpa a los demás.

Ahora no es tiempo ya de imponer limitaciones, ni es tiempo de poner puertas al campo. Hay que apostar decididamente por las personas. Y la gente que más lo necesita está en nuestros pueblos. Pongámonos de verdad, todos juntos, a ello.

Escuchaba hace un par de días al presidente de nuestra región hablar de despoblación y decir que no es una moda, añadiendo que “frente a los discursos y mítines” tiene que prevalecer “la realidad del presupuesto”.

No puedo estar más de acuerdo. Quién lo diría ¿verdad?