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A veces importan tanto las cuestiones globales como las concretas. Pongamos hoy varios ejemplos que afectan a nuestro patrimonio cultural y natural y, créanme, tanto uno como otro son necesarios y se imbrican de tal forma que hay que prestar simultáneamente atención a los dos focos o enfoques.
Recientemente presentó la Viceconsejería de Cultura dos candidaturas para incorporarlas a la lista de Patrimonio Mundial: el Paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza y la Colección de Música del Monasterio de Uclés. Las dos intentan actualizar el concepto de valoración y protección de nuestro patrimonio.
Si el primer caso contempla la gestión integral de un espacio territorial, donde el paisaje incluye tanto el patrimonio cultural como el natural, en el segundo se trata de una red conjunta que, como en el caso de los sitios mineros de Almadén y de Idrija, incorporadas a la lista de Patrimonio de la Humanidad en 2012, forman un conjunto técnico, cultural y social, asociado a la extracción del mercurio, o la de las técnicas cerámicas de Talavera de la Reina y Puente, que junto con la de las ciudades mexicanas de Puebla y Tlaxcala, lo lograron en 2019.
En el caso de Guadalajara se intenta al identificar a una comarca añadiendo valor a los elementos que ya tenía como patrimonio declarado, el del paisaje -material e inmaterial- y la cohesión en la gestión de los recursos económicos, humanos y culturales que genera la comarca, y que con otros modelos más laxos -léase los proyectos que generaban los Grupos de Acción Local (LEADER) con programas de desarrollo rural, o de comarcas a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER)-, no se había logrado.
La publicación, el pasado mes de mayo de la Ley de Medidas contra la Despoblación de Castilla-La Mancha facilitará, sin duda, el empeño. Esperemos que, ojalá, se aplique a otras muchas comarcas necesitadas de esos planes integrales de protección patrimonial, en el que, por cierto, el patrimonio inmaterial juega también un papel importante. Pero, para no buscar necesariamente el paraguas de la UNESCO con estas medidas de oportunidad es necesario desarrollar normativas específicas de protección.
Por eso nos preguntamos el por qué el retraso en la elaboración, aprobación y publicación de la Ley del Paisaje de Castilla la Mancha que debería incorporar a la legislación regional el concepto que desarrolle las recomendaciones de la UNESCO y del Convenio Europeo del Paisaje, y que para la concreción en la protección de los famosos “ejes visuales de Toledo” o de sus vegas es imprescindible. La propia Ley de Parques Arqueológicos de 14 de mayo de 2001 iba más allá de la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha y contemplaba “el impulso de una adecuada distribución de los recursos y usos del territorio, que haga a éstos compatibles con la conservación del patrimonio arqueológico y medioambiental” (art. 3, apartado c.).
Y, ahora, vamos a poner la lente en un caso concreto: está en marcha el proyecto de mejora del pavimento del eje San Cristóbal-Puerta del Cambrón, que únicamente intenta que la circulación, sobre todo rodada, tenga un firme más sólido y uniforme que el que, muy deteriorado, se ofrece ahora. Además, y con la fuerte crítica de algunas asociaciones y foros, se pavimenta parte del parque de El Tránsito. Pero, ¡ay!, se consolida la circulación a través de la centenaria puerta del Cambrón, situación por la que ya recibió el ayuntamiento capitalino la llamada de atención de organismos dedicados a la protección del Patrimonio Cultural. Si en su día el cierre del puente de Alcántara o San Martín al tráfico rodado se vio necesario para la conservación de ambos Bienes de Interés Cultural, no entendemos que para este otro no se tome una drástica solución que evite su paulatino deterioro que vibraciones, roces y emisión de gases provoca.
A veces importan tanto las cuestiones globales como las concretas. Pongamos hoy varios ejemplos que afectan a nuestro patrimonio cultural y natural y, créanme, tanto uno como otro son necesarios y se imbrican de tal forma que hay que prestar simultáneamente atención a los dos focos o enfoques.
Recientemente presentó la Viceconsejería de Cultura dos candidaturas para incorporarlas a la lista de Patrimonio Mundial: el Paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza y la Colección de Música del Monasterio de Uclés. Las dos intentan actualizar el concepto de valoración y protección de nuestro patrimonio.