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El Gobierno regional como grupo de presión

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El Gobierno regional está dispuesto a que las empresas privadas sean viables, aunque tengan serias dificultades. Para lo cual declaran sus proyectos de interés regional, les dan facilidades financieras y si es preciso se convierte en grupo de presión, para que el Estado actúe en defensa de los intereses del sector correspondiente. Es lo que hizo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, cuando en el congreso nacional de empresarios del transporte celebrado en Ciudad Real, pidió al ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Oscar Puente, “un plan potente” que revierta el problema de la falta de conductores de transporte de mercancías por carretera.

La petición de García-Page fue extravagante, porque va en contra de las orientaciones políticas y el Pacto Verde europeo. El cometido del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible de España es revitalizar el ferrocarril. El transporte por ferrocarril es más eficiente, sostenible y provoca muchísimas menos víctimas que el de carretera. Así que el ministerio debe dirigir sus esfuerzos a aumentar la cuota de transporte de mercancías por ferrocarril en España que es la más baja de la Unión Europea (menos del 5%).  

La petición de Page fue además inconsistente, por no plantear correctamente el problema de la falta de conductores. La escasez de trabajadores en el sector del transporte por carretera no es un tema de empleabilidad, como apuntaba el presidente regional. La retórica de la empleabilidad sirve para culpar a las personas, cuando el problema está en las políticas de empleo. Cuando las condiciones de trabajo son indecentes, la gente no tiene incentivos para trabajar en el sector económico que trata a las personas de forma indigna, como si fueran mercancías. 

Como ejemplo de condiciones de trabajo abusivas, sirva el relato de la conductora Marta Herrera Molero: “Me paso nueve horas seguidas sin poder levantarme del asiento. Sin poder ir al baño, sin estirar las piernas, sin tener ni un solo momento para descansar. Las que somos conductoras mujeres tenemos que orinar en bolsas y de la higiene menstrual ni hablamos”. El escrito concluía reclamando: “condiciones laborales más justas y humanas para las conductoras y los conductores..., es decir, ”tener jornadas de ocho horas y acceso a baños, donde poder hacer nuestras necesidades y garantizar un mínimo de higiene.“ 

A la vista de lo expuesto, considero que García-Page debería hacer una  doble petición al Gobierno estatal. Por razones de coherencia con las políticas europeas, debería pedir a Óscar Puente que el ministerio proceda a la reactivación de la línea de ferrocarril Aranjuez-Cuenca-Valencia, ya que en el ferrocarril está el futuro y constituye la respuesta segura, inteligente y sostenible para las necesidades básicas de movilidad. Y por razones de dignidad y justicia, Page debería pedir a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y economía social, Yolanda Díaz, que adopte las medidas oportunas, para que mejoren las condiciones laborales de las personas que trabajan en el transporte por carretera.

El Gobierno regional está dispuesto a que las empresas privadas sean viables, aunque tengan serias dificultades. Para lo cual declaran sus proyectos de interés regional, les dan facilidades financieras y si es preciso se convierte en grupo de presión, para que el Estado actúe en defensa de los intereses del sector correspondiente. Es lo que hizo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, cuando en el congreso nacional de empresarios del transporte celebrado en Ciudad Real, pidió al ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Oscar Puente, “un plan potente” que revierta el problema de la falta de conductores de transporte de mercancías por carretera.

La petición de García-Page fue extravagante, porque va en contra de las orientaciones políticas y el Pacto Verde europeo. El cometido del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible de España es revitalizar el ferrocarril. El transporte por ferrocarril es más eficiente, sostenible y provoca muchísimas menos víctimas que el de carretera. Así que el ministerio debe dirigir sus esfuerzos a aumentar la cuota de transporte de mercancías por ferrocarril en España que es la más baja de la Unión Europea (menos del 5%).