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Imagínate viviendo entre cartones. Con toneladas de basura a tu alrededor. Con ratas y cucarachas como compañeras de piso. Con suerte tienes un colchón pequeño, sucio y mohoso para ti solito/a, pero ya tienes que tener suerte, porque lo normal es que lo compartas con dos o tres personas más o duermas directamente en el suelo con un confortable cartón como cama. Del invierno ya ni hablamos, porque aún conociendo los riesgos, es preferible jugártela y encender una hoguera de la que respirarás humo tóxico porque la enciendes con la basura que encuentras, antes de que el frío te cale los huesos.
Y en este agradable hogar te encuentras cuando estalla una pandemia mundial. Lejos de tu gente, familia y amigos. Con mucha confusión te hacinan con un montón de personas más, sin asegurarte lo mínimo para poder sobrevivir.
Aún así, sigues aguantando. Día a día en lo único que piensas es en qué pasará mañana y aquello que hace que no pierdas la cordura es tu trabajo. No estás aquí para mendigar ni robar. Sabes que el trabajo dignifica y solo exiges lo que mereces por labrar la tierra o cualquier cosa que te mande el que se comporta más como tu dueño que como tu jefe. Y aún con esas, te conformas con unas condiciones y salario que rozan la esclavitud.
¿Qué harías tú?
Es muy fácil criminalizar lo que ocurre en los asentamientos cuando juzgamos tranquilamente desde el cómodo sofá de casa, con el ventilador puesto y la tele a todo trapo. Pero a lo mejor va siendo hora de que dejemos de mirar para otro lado y dejemos de invisibilizar aquello que “afea” nuestra ciudad. Las verdades suelen incomodar y hablar de que en pleno siglo XXI tenemos a seres humanos a los que tratamos (o dejamos que traten) como miserables cucarachas, es asumir nuestra parte de culpa en este sistema que hace que creamos que hay seres inferiores a los que podemos tratar como algo menos que basura sin consecuencia alguna. Así que... ¿qué harías tú si estuvieras en ésta situación? Y sobre todo, ¿qué puedes hacer tú para cambiar las cosas?
Imagínate viviendo entre cartones. Con toneladas de basura a tu alrededor. Con ratas y cucarachas como compañeras de piso. Con suerte tienes un colchón pequeño, sucio y mohoso para ti solito/a, pero ya tienes que tener suerte, porque lo normal es que lo compartas con dos o tres personas más o duermas directamente en el suelo con un confortable cartón como cama. Del invierno ya ni hablamos, porque aún conociendo los riesgos, es preferible jugártela y encender una hoguera de la que respirarás humo tóxico porque la enciendes con la basura que encuentras, antes de que el frío te cale los huesos.
Y en este agradable hogar te encuentras cuando estalla una pandemia mundial. Lejos de tu gente, familia y amigos. Con mucha confusión te hacinan con un montón de personas más, sin asegurarte lo mínimo para poder sobrevivir.