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¿Investidura?

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Y por fin llegó el día. Más de dos meses después de las elecciones generales del 23J, se lleva a cabo el debate de la primera sesión de investidura. Tiempo suficiente debe haber tenido el señor Feijóo desde el encargo de Felipe VI para preparar su intervención. Por lo que parece, no para sumar los apoyos suficientes que le hagan ser investido presidente del Gobierno.

La democracia tiene muchos resortes de seguridad para garantizar que se respeta la voluntad popular manifestada en las urnas. Y para ser presidente del Gobierno, en nuestro país, con la Constitución Española y la Ley Electoral en la mano, es necesaria una mayoría absoluta en primera votación en la investidura. O mayoría simple, más síes que noes, en segunda votación. La previsión tozuda para esta investidura es que Feijóo cuenta con unos insuficientes 172 votos supuestamente a favor. Y 178 en contra, lo que hace imposible su investidura. Ni en primera ni en segunda votación.

Muy a pesar de los que pensaban que España es un país uniforme y que el Gobierno de coalición, liderado por Pedro Sánchez, sufría un desgaste inmenso que supondría una segura derrota electoral, lo cierto es que el resultado del 23J demuestra que España es muy diversa y que el Gobierno tiene mucho más fuelle del que el PP, Vox y los medios de comunicación afines, encuestas mediante, nos quisieron hacer ver.

Así, el PSOE resistió muy bien en uno de sus históricos graneros de voto, Andalucía, donde mas escaños se eligen, y ganó por abrumadora mayoría en Cataluña, obteniendo 19 de 48 escaños, más del doble que Esquerra, Junts o el PP, lo que demuestra que uno de los mayores desafíos territoriales de nuestro país, sino el que más, se está afrontando de manera acertada por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Del salario mínimo a las pensiones, la protección del empleo y el campo

Y es momento de que aquellos que quieran ser presidentes del Gobierno se posicionen sobre cuestiones clave para nuestro presente y futuro más inmediato, como son la subida o no del salario mínimo interprofesional, la revalorización de las pensiones, la protección del empleo y frente al desempleo. En fin, cuestiones capitales que a todos nos afectan y marcan, en gran medida, las diferencias ideológicas.

Y no puedo acabar sin referirme a las políticas agrarias y de desarrollo rural. Aquí pasa como con la idea que algunos tienen de España, que piensan que sólo existe una realidad y que son ellos los únicos que defienden a los hombres y mujeres de nuestro campo y nuestros pueblos. Y, sinceramente, habría que ver desde qué opciones políticas se han impulsado el reto demográfico, la nueva PAC más social, o el modelo de agricultura y ganadería familiares. En este ultimo caso, la Ley aprobada en Castilla-La Mancha la pasada legislatura constituye un paradigma. Y el programa electoral del PSOE para las elecciones del 23J comprometió una ley de agricultura familiar para todo el Estado. Ya tenemos algo claro.

Espero las propuestas de Feijóo con gran interés. Me temo que asistiremos a un discurso vacío sobre su concepto, irreal, del país en el que vivimos. Y pocas propuestas de interés.

Veremos.

Y por fin llegó el día. Más de dos meses después de las elecciones generales del 23J, se lleva a cabo el debate de la primera sesión de investidura. Tiempo suficiente debe haber tenido el señor Feijóo desde el encargo de Felipe VI para preparar su intervención. Por lo que parece, no para sumar los apoyos suficientes que le hagan ser investido presidente del Gobierno.

La democracia tiene muchos resortes de seguridad para garantizar que se respeta la voluntad popular manifestada en las urnas. Y para ser presidente del Gobierno, en nuestro país, con la Constitución Española y la Ley Electoral en la mano, es necesaria una mayoría absoluta en primera votación en la investidura. O mayoría simple, más síes que noes, en segunda votación. La previsión tozuda para esta investidura es que Feijóo cuenta con unos insuficientes 172 votos supuestamente a favor. Y 178 en contra, lo que hace imposible su investidura. Ni en primera ni en segunda votación.